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Boxeo
Jennifer Miranda se queda en la orilla
La boxeadora española pierde a los puntos contra la estadounidense Alycia Baumgardner la pelea por el Mundial del superpluma con los cuatro cinturones en juego

La inmensidad del Madison Square Garden no pesó a Jennifer Miranda, a la que sólo se la vio nerviosa cuando esperaba la decisión de los jueces después de diez asaltos cara a cara con la poseedora de los cuatro cinturones del peso superpluma. Con el lado derecho de la cara muy golpeado, Jennifer esperaba junto a su entrenador, Javi Pardo, y a su mánager, Sergio Pérez, el anuncio de las puntuaciones, muy lejos de lo que ella imaginaba. Dos de ellos vieron un combate de 98-92, el otro vio un 97-93. Todos a favor de Baumgardner, que retiene los títulos por decisión unánime. Jake Paul. el propietario de la promotora de las dos boxeadoras, el hombre que ha llevado Jennifer a pelear en el Garden esperaba detrás de ellas con el cinturón verde de la Organización Mundial de Boxeo para ponérselo a la campeona.
Miranda sufrió su primera derrota en el boxeo profesional después de trece peleas, pero se demostró que puede pelear con las mejores. «Va bien», le decía su entrenador, desde la esquina después del segundo asalto que la española se había llevado con claridad. Había salido sin miedo y, aunque en el primer asalto las dos boxeadoras hicieron poco más que conocerse, en el segundo comenzó a imponer su envergadura. Es algo más alta que la campeona, pero sus brazos son mucho más largos. Una ventaja a la hora de guardar la distancia que hizo valer en los primeros asaltos de la pelea.
Fue en ese segundo asalto, seguramente, cuando Baumgardner comenzó a ver que la pelea iba en serio. Jennifer Miranda homenajeaba a la bandera estadounidense con los colores de su calzón: blanco, rojo y azul adornado con estrellas. No era un signo de sumisión sino una declaración de intenciones, su manera de decir que pertenece tanto como la campeona a ese mundo de boxeadoras que pueden pelear en el Garden.
En el tercero comenzaron a llegar más las manos de Baumgardner. Y Jennifer resistía y peleaba sin atender al currículum de su rival. La pelea se le fue haciendo larga mientras la campeona la iba llevando a su terreno. Quizá no tanto como vieron los jueces, pero en caso de duda la campeona, y más si defiende título en casa, tiene ventaja.
A Jennifer le iba costando más mantener la distancia, aprovechar su envergadura para mantener alejada a Baumgardner con el jab de izquierda a la espera de que apareciera el hueco para meter los golpes.
Javi Pardo, su entrenador, veía que la pelea se le escapaba antes del último asalto. «Tienes que meter el último golpe», le decía antes de que volviera al cuadrilátero. Pero no llegó. Llegaron los abrazos para no pelear, para dejar el tiempo correr. Y los segundos caían a favor de Baumgardner, que cada vez estaba más cerca de renovar sus títulos. Lo anunció el speaker: 98-92, 98-92 y 97-93. Lo que no dijo es que Jennifer demostró que está en condiciones de pelear con las mejores.
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