Atletismo
En el reinado de Bolt, Bruno Hortelano
El velocista español gana su serie de 200 al jamaicano Blake y rebaja su récord de España a 20.12. El paseo de Bolt a semifinales, 20.28
El velocista español gana su serie de 200 al jamaicano Blake y rebaja su récord de España a 20.12. El paseo de Bolt a semifinales, 20.28
Descienden los dioses del Olimpo y al pisar la pista azul –en Río las aguas son verdes y el tartán dejó de ser «colorao»–, que si no se entretienen les devolverá al lugar sagrado, no hacen sino adquirir impulso para elevarse con el oro más perseguido. Unos subrayan la gloria que ya poseen y otros, noveles, Brunos Hortelanos que desafían a Jamaica entera, la buscan a velocidad prohibida para la inmensa mayoría de los mortales. Usain Bolt, el líder, después de renovar los votos en los 100 pretende inmortalizarse, más si fuera posible, bajando de los 19 segundos en los 200 metros. Hortelano, que no juega, que compite, se propone bajar de 20 segundos, e impone en el tartán mientras tanto el nuevo récord de España en su serie, 20.12. Y todo va tan rápido que el oro de David Rudisha en los 800, la noche anterior, parece de hace un siglo. El keniano satisfizo su ambición con una nueva victoria en la distancia, recordando las gestas de Petr Shell de hace 52 años.
El oro de Rudisha no apartaba a Bolt del camino que se ha trazado en esos 200 metros que pretende convertir en leyenda antes de la retirada. Cumplirá 30 años el domingo, ya ha dicho que está disputando sus últimos Juegos, y lo hace con precaución para no desviarse del objetivo esencial: el triple oro. En 200 metros ostenta el mejor registro de todos los tiempos, 19.19. Intentará rebajarlo en dos décimas. Bruno Hortelano, la gran esperanza de la velocidad española, es más comedido en su aspiración si se compara con la de Bolt, pero tremendamente ambicioso, pues su deseo es bajar de los 20 segundos. Así, lo que para el dios jamaicano es un trámite, para el nuevo ídolo español es un desafío.
Dentro de la misma competición, dos objetivos diferentes, y el de Bolt es pura utopía para Hortelano, reciente campeón de Europa de los 200, una distancia que en cada comparecencia recorre más rápido, con pasos agigantados. Por eso no deja de asombrar, dentro y fuera de España. Avanza, descarado. Con 30 grados, la matinal de Río en el «Engenhao» prometía emociones fuertes con las series de 200. En la de Bruno, que partía por la calle 8, como el surafricano Van Niekerk en su 400, Yohan Blake y Ameer Webb centraban los focos. Ellos sí saludaron a las cámaras; el resto, inadvertido. Sonó el disparo, Bruno trazó divinamente la curva y en la recta, zancada larga y poderosa, adelantó hasta situarse a la altura de Blake, el hombre que ganó a Bolt en 2008. Miró hacia la izquierda y se permitió el lujo de rebasarle. Hizo la segunda mejor marca de todas las series: 20.12, récord de España, una centésima menos que Blake (20.13). El que más rápido corrió para entrar en la semifinal de esta madrugada española fue el canadiense De Grasse (20.09), el bronce de los 100. Bolt, aclamado como de costumbre, jaleado como corresponde al rey de los Juegos, el ídolo de masas, fue primero con el freno de mano echado y acabó en 20.28. El detestado Justin Gatlin, 20.42. Las batallas de verdad llegarán más adelante.
Al término de su serie, Bruno Hortelano, nacido en Asutralia, de padres españoles y con domicilio en Estados Unidos, no ocultaba su alegría ni disimulaba su ambición para lo que se avecina. Sus palabras son un tratado de optimismo, que no parece desmesurado vista su progresión en las últimas semanas: «Me he dado el gustazo de ganar a Yohan Blake y he hecho la carrera que quería. Me encuentro para bajar de 20 segundos. No veo otra manera de afrontar la final». Sería un hito en el atletismo español, una hazaña comparable a una medalla. Pero va muy en serio. El día anterior suspendió la conferencia de prensa porque a la misma hora tenía que ir al «Engenhao» para visualizar cómo iba a ser su carrera en los 200 metros. Cambió a los medios por una primera toma de contacto. La vio como salió. Ahora imagina que puede meterse en la final, entre los ocho más rápidos del mundo en el doble hectómetro. Y está convencido, él de que puede bajar de los 20 segundos, y Bolt, de los 19.
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