España
La machada que les faltó
Estados Unidos derrota a España por cuartos Juegos consecutivos
En los últimos años son los que más cerca han estado, los que más se han atrevido contra los mejores del mundo y su físico descomunal, pero Estados Unidos se volvió a meter en el camino de la generación de oro del baloncesto español. Contra el equipo yanqui empezó todo, en el Mundial júnior de 1999 en Lisboa, que supuso el punto de partida de los Navarro, Reyes o Pau Gasol, que se despedirán del equipo nacional. Aquella vez vencieron y comenzó una leyenda que les ha llevado a dominar Europa como no lo había hecho ni Yugoslavia ni la Unión Soviética, y proclamarse también por primera vez campeones del mundo. Vencer a las estrellas de la NBA era su reto pendiente.
A los americanos les dolió en el orgullo ser eliminados en los Juegos de Atenas 2004 (donde antes habían podido con España) y superados por Grecia en el Mundial de Japón dos años después (el del triunfo final de Pau y los suyos), y desde ahí se apuntaron las figuras a defender al equipo de las barras y las estrellas. No han vuelto a perder en un torneo internacional. Han conquistado los dos Mundiales y las dos Olimpiadas disputadas desde ese momento. Si alguien ha tratado de impedírselo ha sido España, en el último partido de Pekín y Londres. Sufrieron dos derrotas, pero se ganaron un enorme respeto. Son considerados posiblemente dos de los mejores partidos en la historia de los Juegos. A la tercera tampoco pudo ser. En semifinales, el destino fue el mismo y la manera, en parte, similar. Mandaba Estados Unidos y se acercaba España, sin llegar a culminar la machada.
El público brasileño, que otras veces se ha puesto contra los de Scariolo, ayer se mostró de su parte, aunque también gritaban cuando los norteamericanos hacían una canasta o un mate espectaculares, o cuando Anthony le puso un tapón a Ricky Rubio. Y protestaron las continuas técnicas de los árbitros, que no estuvieron nada finos, en el primer acto. El Carioca 1 tuvo por fin un aspecto fantástico, con las gradas prácticamente llenas.
Apareció España en la pista cuando quedaba media hora para empezar. Un abrazo común en el centro de la cancha con las butacas todavía medio vacías, y a calentar. Rápidamente se vio que Pau Gasol iba a jugar. Como para perdérselo, aunque lo hiciera con el gemelo protegido. Se lo llevaron al vestuario un momento y volvió corriendo para unirse al grupo. Estados Unidos compareció a las 20:09 y ahí sí recibió un fuerte aplauso. Pidieron ruido por los altavoces, y hubo ruido. La música de Metallica fue la que dio paso al duelo, que se mantuvo en vilo hasta el último cuarto, donde volvió a suceder lo mismo que en Atenas, Pekín y Londres. Gasol no se rindió y después de cada canasta daba sonoras palmas y pedía a sus compañeros que siguieran. «Vamos, vamos», se le oía gritar. Aguantaron los cuatro primeros amagos de romper el partido. Al quinto, no pudieron.
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