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La última pelea

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Decidido el campeón, Cristiano y Messi pelean por ser máximos goleadores, con ventaja para el portugués.

Llueva, nieve, salga el sol, gane el equipo títulos o no lo haga, Cristiano sigue marcando goles. Ha vivido cinco de las seis temporadas que lleva de blanco por encima de los cincuenta y ahora se encuentra a dos de los sesenta, su mejor registro en un único curso. Las sensaciones pueden ser más o menos buenas y el saldo de la temporada del grupo, tener distinto color, pero lo único seguro es que su estrella va a acumular una cifra de goles imposible para cualquier otro delantero que no se llame Messi. Este año, el madridista tendrá muy difícil competir con el argentino por el Balón de Oro, pero los honores al futbolista más anotador de 2015 están muy cerca de quedarse en las manos del portugués.

A falta de una jornada para el final de la Liga, «CR7» lo tiene todo para ser el Pichichi en España y el mejor francotirador de todas las ligas del continente. Su triplete en Cornellà le permite tener cuatro tantos de ventaja sobre el argentino, algo que parece suficiente para que no pueda alcanzar a Ronaldo. Otro futbolista podría tener descanso a la espera de dos finales con el título ya conseguido, pero Leo juega siempre y lo juega todo, así que su nombre ya estará en la pizarra de Luis Enrique para el sábado frente al Deportivo.

Ronaldo también cerrará la temporada en el Bernabéu ante el Getafe, con nada en juego que no sea seguir marcando y empujando un poco más allá los récords para los que trabaja. «CR7» ha pasado, igual que el equipo, por distintas fases durante la temporada. Empezó algo tocado y se perdió el segundo partido de Liga en Anoeta, pero después inició una racha que le puso doce goles por encima de Messi en la lucha por el Pichichi. Ha ido a tirones, como el resto del grupo, aunque en su caso, los momentos menos acertados no van más allá de tres partidos sin anotar.

Esta temporada tampoco se ha escapado de los problemas físicos y las molestias en el tendón rotuliano. Va cumpliendo años y parece sentirse cada vez más cómodo viviendo más cerca del área que llegando desde un costado. Es un rematador implacable, pero no es sólo goles el luso, que ha repartido 18 asistencias: 14 en Liga, 3 en «Champions» y 1 en el Mundial de Clubes. Prefiere acabar las jugadas, aunque también sabe dejar a otros en ventaja para marcar. Este verano podrá descansar de verdad y volver fresco para seguir sumando.

Leo, un «10» para todos

¿En qué puede mejorar un jugador técnicamente insuperable? En la cabeza. Algo ha hecho «click» en la mente de Leo Messi, quizá ser padre, tal vez la edad o la experiencia, para dar lugar a otro futbolista, a una evolución del considerado mejor del mundo en la última década. «La madurez de los jugadores llega con 25 o 26 años. Leo tiene 27, pasó una temporada crítica, la pasada, como él reconoció, pero las diez anteriores han sido óptimas», explica Ángel Cappa, que ya había oído hablar de Messi a Guardiola antes de que el delantero se estrenara en el primer equipo y de que Pep lo dirigiera. «Ha crecido. A su habilidad le ha agregado el entendimiento del juego: sabe cuándo meter la pelota, cuándo retenerla...», continúa el técnico argentino. Messi lleva el «10» en la camiseta y este curso ha ejercido más que nunca como tal. Partiendo desde la derecha o desde una posición más retrasadas, ha organizado (es quien más pases ha dado del equipo en Liga, 2.236) y sigue liderando la mayoría de estadísticas del Barça en ataque: es quien más ha marcado (41) y el que más ha rematado (142 disparos). Pero quizá su progreso se vea en la estadística que engloba crear y marcar: las asistencias. Con 21 en Liga, es ya su temporada más generosa. Si se suman todas las competiciones acumula 30 centros definitivos. Su mejor registro fueron 37 en la campaña 2011/12, en la que disputó más competiciones (las dos Supercopas y el Mundial de Clubes). «No es que se haya alejado del gol. Está jugando donde cree que hace falta. Si es necesario se va a la derecha, si no, al centro», analiza Cappa. «Con Guardiola, Messi era el finalizador porque los creadores eran Xavi, Iniesta y Busquets. Ahora, al tener a Suárez y Neymar, Messi puede controlar más. No sólo es goleador, también centrocampista, asistente... Se ha convertido en un jugador total», opinó su compañero Mascherano en ESPN FC Radio. De Messi se dice de todo. «Hay que adaptarse a convivir con él en un vestuario», asegura alguien que lo ha hecho. Así lo entendió Guardiola y así ha acabado por comprenderlo Luis Enrique. Algunos de sus compañeros, en cambio, admiten el lógico peso que tiene, pero lo señalan como uno más. Sigue siendo un jugador especial, al que es casi imposible cambiar, pero es indudable que se le ve más maduro. Su obsesión por el gol y por la pelea con Cristiano por los récords ha disminuido, como demuestra que ante el Córdoba cediera a Neymar un penalti. Va a perder la pelea por el «pichichi» con «CR», aunque puede acabar el curso con más goles entre todas las competiciones. Lo haga o no, estos días se le ha visto muy sonriente.