Real Madrid
Metrónomo Llorente
Sólo falló un pase en la primera parte y volvió a dirigir al equipo como en Roma
Sólo falló un pase en la primera parte y volvió a dirigir al equipo como en Roma.
Once minutos había jugado Llorente, más allá del partido de Copa en Melilla, hasta su gran noche en Roma. Había estado esperando un día como el del Olímpico casi un año y medio, desde que volvió de Vitoria tras haber completado un curso magnífico. Pero fue llegar al Bernabéu y asaltarle una timidez inesperada. No encontró su hueco con Zidane, pagó el desastre de la eliminación copera ante el Leganés y se fue derritiendo hasta ser un habitual de la grada. El centrocampista organizador capaz de ordenar a todo un equipo que había sido con la camiseta del Alavés había desaparecido, para convertirse en un mediocentro tímido al que los partidos y el juego le pasaban por encima.
La afición había perdido la esperanza y puede que él un poco también hasta que Solari lo puso en la lista de titulares para el choque ante la Roma. «Buscaremos recambio para sustituir a Casemiro, la opción más natural es la de Llorente», avisó el técnico en la previa y después de haber preferido a Dani Ceballos ante el Eibar. Lo dijo el argentino y lo hizo. Dio vuelo al hijo de Paco y al sobrino de Julio Llorente y el chico volvió a parecerse al canterano que se había ganado el derecho a volver al Real Madrid.
Hizo olvidar a Casemiro y por fin fue influyente en lo que pasaba en el partido. Guardaespaldas del resto, recuperador de balones y metrónomo para ponerle el compás a las distintas fases del juego. Era su primer partido completo más allá del de Melilla y once minutos en Liga, así que tenía más mérito lo que hizo. Los rumores de su marcha en enero le rodeaban y puede que los haya apartado en un único día, aunque ayer tuvo continuidad con otro gran partido.
En los primeros 45 minutos ante el Valencia completó 48 de los 49 pases que intentó. Un 98 por ciento de acierto que se traduce en seguridad y equilibrio para el equipo, precisamente las prestaciones que hicieron que fuera reclamado desde Vitoria. Además, se notó que ha llenado los tanques de confianza y ya no suelta la pelota y retrocede esperando que llegue el momento de volver a robarla. El Madrid estuvo cerca del segundo tanto después de una carrera suya por la banda derecha. Y en varios momentos se dirigió al defensa que tenía el balón para indicarle si había que tener prisa o ponerle hielo a la jugada.
Este Llorente es otro futbolista. Solari se ha atrevido a ponerlo hasta que vuelva Casemiro. Y quizá cuando regrese el brasileño, Marcos pueda alternarse con él, la función para la que se le repescó.
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