Real Madrid
Montilivi: Fútbol entre la incertidumbre
El Girona y el Real Madrid quieren jugar un partido de fútbol en el que no haya incidentes, a pesar de que el ambiente puede estar enrarecido.
El Girona y el Real Madrid quieren jugar un partido de fútbol en el que no haya incidentes, a pesar de que el ambiente puede estar enrarecido.
Y a todo esto, esta tarde el Madrid juega contra el Girona. El partido ha quedado ensombrecido por todo lo que sucede alrededor, pese a que públicamente los entrenadores y los dos clubes han defendido que no era más que un encuentro de Liga y que tenía que reinar la deportividad. El club blanco, para no alterar más la situación y para no alimentar rumores, no se ha saltado el guión en sus declaraciones públicas y no ha cambiado nada de sus rutinas. Había que dar la mayor normalidad posible a todo lo que sucede fuera del campo y por eso ayer se firmaron autógrafos y hoy se va a hacer lo que todas las mañanas: desayuno, descanso, charla de Zidane y autobús hacia el estadio. Otra cosa es lo que suceda en las calles, el ambiente con el que se reciba al Madrid mientras recorre el camino hacia el campo y lo que pase en las gradas mientras se está disputando el choque. Desde la entidad blanca, como desde el Girona, no se ha hablado en ningún momento de la suspensión del partido porque no beneficia a nadie y menos al Madrid, que ya tiene un calendario muy cargado, que va a tener que aplazar un encuentro de diciembre por el Mundialito y que no puede retrasar más partidos.
En realidad, la suspensión del choque o no es algo que supera a los clubes. Es una decisión de las Fuerzas de Seguridad que tendrán que valorar qué riesgos ven si se juega el partido o no y comunicárselo a LaLiga. Ayer, desde el Girona se decía que nadie les había dicho que el choque se podía suspender y que todo se mantenía como siempre. A principio de octubre, el club, en un comunicado, dejó muy claro que estaba en contra de la actuación de la Policía y a favor de las «instituciones del país», y en el partido contra el Barcelona se vieron muchas pancartas y se gritó a favor de la independencia. Pero en esta jornada, el Girona ha mantenido un perfil bajo ayudando a la concordia y no al desacuerdo. Saben lo que significa el Real Madrid para el imaginario independentista y no han querido que prenda la leña. Además de las Fuerzas de Seguridad, el club gerundés ha puesto 130 guardias privados para vigilar que no suceda nada extraño durante el choque. Es una seguridad parecida a la de otros encuentros importantes de esta temporada.
Sí que se ha invitado a Puigdemont al partido y aunque fue ovacionado ayer en un bar de Girona mientras tomaba un vino, no está claro que vaya a aparecer. Si lo hace y va al palco puede generar un problema de protocolo, porque ¿dónde se le sitúa? Si el protocolo de un palco de fútbol siempre crea dolores de cabeza a quienes lo organizan para que nadie se sienta ofendido, si Puigdemont acude, los directivos del Girona van a tener que hacer malabares para evitar que alguien les señale.
Durante estos días se ha estado hablando de invasiones de campo o de cosas que podían suceder, pero no está nada claro y todo parece más un alarmismo consecuencia de lo que se está viviendo por toda Cataluña. Es imposible mantenerse neutral o ajeno, pero ayer Zidane quiso convencer a los periodistas, a la afición y a los jugadores de que había que disputar y, sobre todo, había que ganar el partido, por encima de todas las demás consideraciones. Si el ambiente es extraño o tenso, los jugadores del Madrid tienen que sobreponerse para jugar contra un recién ascendido como llevan haciendo toda la temporada. El conjunto blanco sabe que sus posibilidades en esta Liga pasan por intentar remontar al Barcelona la desventaja que se produjo por esos puntos que se escaparon del Santiago Bernabéu. Fuera de casa, el Madrid lleva una racha histórica e imparable. Siempre gana. Montilivi sólo es un paso más. Un partido de fútbol. O eso quieren creer.
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