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Álex Márquez: «Me puse más nervioso al probar la MotoGP que cuando gané el título»

Ález Márquez acompañado de Julián Redondo y José Manuel Martínez
Ález Márquez acompañado de Julián Redondo y José Manuel Martínezlarazon

El campeón del Mundo de Moto3 visita LA RAZÓN para celebrar la corona que consiguió a comienzos de noviembre en Cheste.

«¡Cuánta gente!», dice Álex Márquez al comenzar su visita a la redacción de LA RAZÓN. El campeón de Moto3 está de gira para celebrar la corona que consiguió a comienzos de noviembre en Cheste y hasta el 20 de diciembre no le llegarán las merecidas vacaciones. Hay tanto o más trabajo fuera de la pista que en los circuitos, pero el piloto del «Team Estrella Galicia» le pone a todo una sonrisa, incluso a los recuerdos de su tensa lucha con Miller en la última carrera del curso.

–¿Le va a mandar un regalo por navidad al australiano?

–Esta historia comenzó en Japón y llegó un punto en que no era bonita. KTM decidió dar órdenes de equipo a todos sus pilotos y llegó un momento en Valencia en que tuvimos que buscar que algún compañero de marca nos echara una mano. Era algo que no queríamos, pero se llegó a un punto extraño en que se tuvo que hacer así.

–¿Se sintió presionado en algún momento?

–Él intentó hacerlo desde los medios, pero yo me tomaba todo con humor. Como dice mi hermano, sólo cogía lo que me interesaba y lo demás, me entraba por una oreja y me salía por la otra.

–¿La antepenúltima cita en Phillip Island fue peor por jugar en campo contrario?

–Me sorprendió que muchos australianos me desearan suerte y me dijeran que ojalá ganara el campeonato. Me extrañó que lo hicieran, es algo gracioso que siempre recordaré.

–¿Cómo fue subirse a la MotoGP?

–Me puse más nervioso al probar la MotoGP que cuando gané el título el día anterior. Mi hermano me lo notó y me dijo: «Estás cagado, ¿eh?». Fue una experiencia muy emocionante. En la MotoGP pasa todo muy rápido, no te da tiempo a pensar ni a descansar en las rectas. Fue bonito compartir pista con Marc y Valentino. Esa foto ya la tengo para el recuerdo.

–¿Ha reflexionado ya sobre lo que ha conseguido?

–Al día siguiente, el lunes en Valencia, me levanté y me di cuenta. El domingo estaba como en una burbuja, porque no tuve mucho tiempo para mí. Donde bajé realmente de la nube fue en Cervera, al celebrarlo con todos los míos.

–¿Cómo lleva su madre tener dos campeones en casa?

–Ella está igual que siempre, en casa no ha cambiado absolutamente nada. Fuera, para mí, un poquito sí, porque la gente te conoce más después de ganar. Si voy solo me doy cuenta de que le sueno a la gente, pero si voy con mi hermano, es automático y no hay posibilidad de que no nos reconozcan. Con Marc no se puede ir mucho.

–Ya no es el hermano de...

–Me conocen más como Álex, lo noto desde que he ganado. Pero con un hermano cuatro veces campeón del mundo y con el «boom» que tiene él, pues es normal. Tampoco me molesta.

–¿Ha vuelto a ver la carrera de Valencia?

–Unas cuantas veces. Me pongo más nervioso al verlas repetidas y no sé la razón, porque ya he ganado. Cuando llegas a la meta no sabes qué ha pasado en cada vuelta. Los toques o algún lío sí los recuerdas, pero lo demás se te olvida. Es muy distinto mirarlo desde fuera.

–¿El año que viene llega a Moto2 sólo para aprender?

–Lo que digo es que hay que aprender y preparar bien el 2016, pero no descarto nada. Pueden pasar muchas cosas, hay que ir carrera a carrera y aprovechar que es el primer año y no tienes presión. Es cuando disfrutas, corres más suelto y puedes arriesgar más. Ya les he dicho a mis mecánicos que si alguna vez vuelvo al «box» sin la moto, no pasa nada.

–¿Qué tienen Marc y usted con Nakamoto (máximo responsable de HRC), que sólo se ríe cuando están con él?

–Es el mandamás de Honda, pero cuando estamos allí es una persona normal con la que hay bromas y cachondeo.

–¿Hay algo que no le guste del motociclismo?

–Las lesiones, pero es un riesgo y cuando llegan toca recuperarse.