Mir ya es campeón del mundo

Ya no tiene que esperar más y Australia nunca volverá a ser lo mismo para Joan Mir. La tierra de los canguros será a partir de hoy también la de su primer título de campeón del mundo, justo donde debutó en 2015.

Su padre tiene una tienda de patines, pero no eran las ruedas pequeñas las que apasionaban al pequeño Joan. Quería competir en motos, como su primo, así que el mundo del patinaje perdió un campeón a cambio de que el motociclismo tuviese una nueva estrella. Joan Mir es el nuevo nombre a seguir, el elegido, el «crack» al que ya esperan en MotoGP, como decía ayer Viñales.

Los capos de la categoría reina miran de reojo sus hazañas y, de momento, le cubren de elogios. Él se sonroja con los halagos de los que todavía son sus ídolos y dentro de no mucho, sus rivales. Es el camino lógico que recorren aquellos que han nacido para sustituir a los que fueron su modelo. Y Mir es uno de esos. Debutó en el Mundial precisamente en Australia, en 2015, cuando estando de vacaciones le llamaron para decirle que se subiera a un avión para disfrutar de una invitación. No se sentía capaz de estar a la altura. El año pasado hizo su primera temporada completa y sólo pudo ganar una carrera, en Austria. Este curso decidió seguir en el mismo equipo, el Leopard, pero pidió que su moto fuera una Honda. No era un capricho, era la decisión acertada, como demuestran sus nueve victorias en 16 grandes premios. Ha dominado como sólo hacen los más grandes, así que además de ser el nuevo campeón del mundo de Moto3 ya se le pide que el año que viene sea protagonista un escalón más arriba.

Subirá a Moto2 con el equipo Estrella Galicia Marc VDS como compañero de Álex Márquez, en lo que puede ser el primer duelo de muchos contra este apellido. En la pista es valiente, talentoso y muy inteligente en la gestión de las carreras. Lejos de la moto, es un chico educado, de sonrisa eterna y con el perfil típico de yerno ideal que nació hace 20 años en Palma.