Pádel

Lucía Sainz y Gemma Triay: fin a la travesía por el desierto

Lucía Sainz y Gemma Triay, con su entrenador Rodri Ovide
Lucía Sainz y Gemma Triay, con su entrenador Rodri Ovidelarazon

Han vuelto, ya están aquí y ojito con ellas. Si hace nada demostraban Mapi y Majo Sánchez Alayeto que la lesión estaba olvidada y que había que tenerlas en cuenta, ahora han hecho lo propio Gemma Triay y Lucía Sainz.

La menorquina y la catalana no paraban de sonreir tras anotarse el último punto, el que les daba la victoria en este WOpen de Santander ante, precisamente, una de sus rivales más clásicas.

Volviendo al partido propiamente dicho, palas en todo lo alto, un pabellón que esta vez sí acompañó la importancia del choque (aunque no al 100% en cuanto a aforo) y dos jugadoras que entraron muy concentradas, Gemma y Lucía, muy consistentes con su saque, enchufadas, incisivas, convencidas de que era su oportunidad.

Tiros muy precisos que lograban encontrarles las cosquillas a Mapi y Majo, quienes a pesar de apretar en cada bola no encontraban esa fuerza que suelen mostrar y sus bandejas, siempre dolorosas, no conseguían rascar ni hacer herida. Así, de una manera bastante clara, Lucía y Gemma se llevaron el primer set y dieron un paso muy importante (6-2).

En el segundo, todas las cartas sobre la mesa por parte de unas gemelas que veían cómo las alarmas se encendían, máxime teniendo en cuenta que sus rivales sacaban un break a su favor nada más comenzar y se ponían 3-1 arriba. Pero las zaragozanas tienen sangre gladiadora y no dieron ni mucho menos por entregado el choque, resurgiendo de sus cenizas y logrando empatar. Desde ahí, con el 3-3 y hasta el final, igualdad absoluta para forzar las cuatro el tie break en el, salvando hasta dos bolas de partido llevarían las chicas de Jorge Martínez la final a un tercer set.

Empezaban el definitivo y nada podía quedarse en la caseta, por lo que salieron a tumba abierta, golpe tras golpe, estocada tras estocada, hasta que Gemma y Lucía se cobrarían una renta esencial: un break, que llegó en el sexto juego. Ahí, las pupilas de Rodri Ovide parecía que daban la estocada definitiva pero desde el otro lado de la red no iba a tardar ni un solo juego en llegar la respuesta. Contrabreak y 4-4 en el luminoso. Sin embargo, el partido dio otra vuelta de tuerca más, broma macabra a la estadística y, con el saque de las Gemelas Sánchez Alayeto, Sainz y Triay tuvieron ante sí dos bolas de partido al resto. No desperdiciarían ni una sola y a la primera, el año de sequía que llevaban y la travesía por el desierto llegó a su fin.