Tour de Francia

Ciclismo

Primera prueba de fuego

Las tres etapas alpinas miden desde hoy las fuerzas de los favoritos tras el primer día de descanso. Landa, recuperado de la caída en el pavés, espera estar con los mejores de Movistar. Ganó

Los ciclistas del Sky contemplan las vistas desde su hotel en Annecy antes de salir a entrenar en el día de descanso
Los ciclistas del Sky contemplan las vistas desde su hotel en Annecy antes de salir a entrenar en el día de descansolarazon

Las tres etapas alpinas miden desde hoy las fuerzas de los favoritos tras el primer día de descanso. Landa, recuperado de la caída en el pavés, espera estar con los mejores de Movistar. Ganó.

Hay pocos sitios tan fotogénicos como Annecy. Su lago, el centro histórico muy «Babe, el cerdito valiente»... Es una de las ciudades más bellas de esta Francia campeona del mundo no sólo en fútbol, también en postales llenas de belleza. Para el ciclismo, para el Tour, Annecy es siempre sinónimo de la preparación para la batalla que está a punto de llegar. De aquí salió hace cinco años la etapa definitiva del primer Tour que ganó Froome, el mismo día que un colombianito pequeño y moreno se destapó ganando su primera etapa en la ronda gala y certificando el podio en su estreno en el Tour. Se llamaba, y se llama, Nairo Quintana.

Aquí, cinco años después descansa el Tour tras la gran guerra sobre las piedras, velando armas, cómo no, para lo que llega. No hay tiempo para el respiro. Después de un largo traslado que para los ciclistas se ha salvado por la vía aérea, pero para el resto, auxiliares de equipos, organización y periodistas, se ha hecho por carretera, el pelotón descansa a orillas del bello lago en la Alta Saboya. Algunos, como Mikel Landa, lamiéndose las heridas que le ha dejado el paso por el pavés. Alguna que otra venda en el costado y el brazo y poco más. Sonrisa. Así aparece de buena mañana cuando sale del hotel en busca de su bicicleta para rodar un rato y despertar las piernas. «He descansado bien», tranquiliza el alavés. Las horas de sueño son la mejor vara para medir el alcance y el daño de una caída. «No tuve mucho problema para dormir. Al despertarme me he resentido del golpe, pero he entrenado con normalidad, he sudado un poquito en un puerto», confiesa.

Por eso cree «que no habrá problema para mañana». Y mañana ya es hoy. El Tour no espera y la montaña ya está aquí. La primera prueba de fuego serán los Alpes. Tres etapas de altura y mucho desnivel para empezar a tachar nombres de la lista de candidatos. Landa confía en no ser uno de esos borrones, ahora llega su terreno, el suyo y el de todo un Movistar crecido después del excelente papel que hizo el equipo en el pavés. Con la moral alta afrontarán los hombres de Eusebio Unzue el primer menú de montaña. 158 kilómetros desde la bella Annecy hasta la cima de Le Grand Bornand, con tres puertos previos de primera, entre ellos la Colombiere y la Croix Fry, uno de cuarta casi de salida y el Monteé du plateau des Glieres. Esto será sólo para calentar las piernas. Mañana habrá más cuestas y, otra vez, contenidas en una etapa corta al estilo de las que empezó a probar la Vuelta y que el Tour ha copiado. 108 kilómetros con final en la Rosiere y los pasos por el Monteé de Bisanne, el Col du Pre y el Roselend. Y como postre, el jueves espera el coloso Alpe d’Huez, con la Madeleine y la Croix de Fer como ascensiones previas.

Froome que, como Landa, también se cayó sobre el pavés, espera con ansia la llegada de las montañas. «La etapa de hoy es dura y va a servir para que la general empiece a tomar forma. En tres días veremos cómo están los escaladores», afirma el keniano. Y cómo está él, tras correr y ganar el Giro y soportar la carga del positivo por Salbutamol del que fue absuelto días antes del inicio del Tour, que lo había vetado. Aquello queda y lejos. Borrado de su mente. «Soy optimista. Me siento bien», avisa.