Champions League

Simeone

¿Qué les pasa a los equipos españoles en la Champion?

Valverde en el banquillo en el partido del Barcelona
Valverde en el banquillo en el partido del Barcelonalarazon

El Bayern suma 13 goles en los tres partidos de la Champions; el Manchester City, 10; el PSG, 9. El Atlético es el décimo y primer español con 5 tantos. 4 suma el Barcelona; 3, uno por partido, tiene el Real Madrid. Esas cifras son demoledoras y explican lo que les pasa a los equipos españoles en la Champions. Han pasado de ser los dominadores a sufrirla como hace años que no sucedía.

Después del encuentro en el campo del Slavia, ningún jugador del Barcelona salió a hablar a la zona mixta. Sólo se escucharon las palabras de Ter Stegen diciendo, además, que tenían que hablar. Y esa frase nunca se pronuncia para discutir de cosas agradables. El equipo de Valverde ganó el partido y tiene los octavos muy a mano. Y sin embargo, la sensación general dentro del club era de absoluta decepción. Pocas veces una victoria había causado tanta tristeza en el vestuario.

Porque el choque contra el Slavia dejó ver al Barcelona que tantos problemas tiene en los partidos que juega como visitante en Europa, un equipo al que le cuesta un mundo dominar los partidos y que parece que ya ha abandonado completamente la idea del fútbol de posesión como la mejor manera de derrotar al rival. Es un equipo que depende del azar, más desordenado de lo que le gusta a Valverde: “No esperaba que el partido se no descontrolara tanto. En un momento estábamos 3 para 1 arriba pero 6 para 8 atrás. Debes saber defender seis centros lateral seguidos y luego saber montar un ataque en el que te dure el balón”, decía el entrenador azulgrana.

La Liga está más apretada que nunca cuando ya se han disputado nueve encuentros en parte por la irregularidad de todos. Si los clubes grandes viven en grandes zozobras, pero sin crisis alarmantes es porque la diferencia en la clasificación evita grandes dramas. El problema es que luego llega Europa y parece que los grandes equipos españoles se ponen frente al espejo de la realidad. Y no les gusta nada lo que ven.

Tras tres encuentros en la Champions, tanto Barcelona, Real Madrid como Atlético se preguntan qué son y a qué pueden aspirar (el Valencia está buscando respuestas a esas preguntas desde el comienzo del curso). Si desde el Camp Nou sospechan que ahora mismo no tienen nivel para jugar lejos de su campo y temen los dias importantes, agobiados por temporadas pasadas; en el Atlético no saben qué esperar de un equipo que se agarra al 1-0 como un náufrago. El Wanda se ha cansado de que el equipo de Simeone apenas tenga luces para el ataque y salve los partidos con algún remate aislado y muchos minutos, demasiados de aburrimiento. Al Cholo se le discuten los cambios cada vez con más frecuencia y algunas decisiones a la hora de configurar el equipo titular y jugadores que hasta hace poco representaban lo mejor del Atlético, como Koke, son señalados por la grada por la excesiva distancia que hay entre la suma de minutos que juegan y el rendimiento que dan en el campo.

El Real Madrid no escapa de las agonías de sus competidores. Llegó al tercer partido de la competición con más urgencias que nunca y convirtiendo su choque contra el Galatasaray en un ultimátum para Zidane. Y aunque ganó el encuentro y mejoró su imagen sigue sin disipar las dudas de un equipo que no convierte en gol casi ninguna de las ocasiones que hace y que, además, deja que el rival llegue con mucha facilidad a su área. En Champions en donde más se ha visto la irregularidad de los blancos, a los que les cuesta encontrar un tono constante en su juego.

Es verdad que la competición acaba de empezar y que, pese a las malas sensaciones, los tres tiene encarrilada la clasificación (más complicado está para el Valencia). Lo fundamental de la fase de grupos es pasarla y eso lo van a conseguir Real Madrid, Barcelona y Atlético. Lo que se cuestionan los aficionados tras llegar al intermedio de esta fase es si los grandes del fútbol español ahora mismo tienen potencial para competir con el resto.

Lo bueno es que hasta febrero no llegan las citas y hasta entonces todo puede pasar.