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La anécdota que demuestra que la capacidad de lucha de Nadal le viene de niño

El balear superó a Sinner en los octavos de Roland Garros. El italiano tuvo su servicio para ganar el primer set, pero Rafa logró una rotura en blanco. Se llevó el encuentro por 7-5, 6-3 y 6-0

Rafa Nadal superó a Sinner y ya está en los cuartos de final de Roland Garros
Rafa Nadal superó a Sinner y ya está en los cuartos de final de Roland GarrosMichel EulerAP

Jannik Sinner va a necesitar un psicólogo para la próxima vez que se enfrente a Rafa Nadal. Siempre le queda esa sensación de sí, puedo competir con él, le hago daño, me genero posibilidades... Pero después, en el momento de la verdad, fallo. En su tercer partido con el español de nuevo comenzó bien. Bueno, el comienzo, comienzo, no, porque fue un break en contra, pero lo recuperó rápido y se lanzó con sus poderosos tiros a por el balear, hasta verse con su saque y la posibilidad de llevarse el set, con 5-4. Y ahí tembló. Un par de derechas a la red, al suelo casi, de pura precipitación, un buen punto de Nadal y la cabeza del joven italiano ya no estaba en su sitio. Llegó la ruptura en blanco del zurdo y a partir de ahí, a volar: del 3-5 a favor de Sinner se pasó a 7-5 y 4-0 para Nadal y el triunfo ya estaba encaminado. El partido fue otro: los tiros tímidos y la derecha a media pista que había ofrecido el manacorense en el arranque se transformaron en un juego de esquina a esquina, con profundidad, y ahí el italiano ya no es tan preciso. En carrera no le pega tan duro. Sufre. Todavía quedaba alguna situación delicada para Rafa, pero es momento de hacer un paréntesis:

¿De dónde saca Nadal esa capacidad de sacrificio, que es uno de los rasgos que lo define?

«Cuando tú no luchas los partidos para ganarlos, cuando el luchar forma parte de tu ADN, cuando consigues que uno de los rasgos de tu personalidad sea el luchar por definición, no para ganar el partido, creo que se ha ganado la batalla de las batallas», explica Jofre Porta, que fue uno de los entrenadores del balear cuando era un niño, una persona importante en que el tenista de Manacor acabara jugando con la zurda, pues en un principio golpeaba la pelota a dos manos en ambos lados. Y cuenta una anécdota: «Esto Rafa lo tiene desde muy pequeño y es lo que cuesta muchísimo meter a los chavales. Rafa cuando tenía un partido que no podía ganar, seguía luchándolo. Una vez en Madrid en el campeonato de España infantil [era el año 2000] se rompió un dedo, el fisio le dijo que no estaba roto, lo manipuló y le hacía mucho daño, pero el revés no lo podía pegar a dos manos y lo tenía que cortar todo el rato. Iba ganando partidos, llegó a la final, le tocaba Tomeu Salvà que era también nuestro y tenía nivel y le dije: “Rafa, con este revés a Tomeu no le ganarás”. Y él me contestó: “Bueno, será muy difícil”. A veces nuestra obligación es enseñar a los chavales y otras veces ellos te enseñan a ti. Al final, se le compuso un poco el dedo por la noche, pudo agarrar bien la raqueta y terminó ganando [6-4, 5-7 y 6-4]», explica Jofre Porta. «Este concepto de lucha es lo que marca la diferencia entre los españoles o los argentinos y el resto, estamos criados en la pelea, en la tierra, en el polvo. En otros lados, si hace viento se van a indoor, si el sol aprieta mucho ponen sombrillas. Y nosotros, no», concluye.

Dicho esto, empieza a entenderse al menos un poco mejor la capacidad de sacrificio que tiene el ganador de 20 Grand Slams, entre ellos 13 Roland Garros.

Los apuros que vendrían después contra Sinner fueron cuando de ese 4-0 en el segundo set se pasó al 4-3. Dos roturas seguidas del italiano, un tenista de golpes violentos, que quema la bola. Estaba otra vez ahí, pero le tocaba certificarlo con su servicio. Y tembló de nuevo. Nadal logró la ruptura y Sinner no volvió a ganar un juego más en todo el encuentro. El partido terminó 7-5, 6-3 y 6-0, casi un calco de lo que sucedió el año pasado en el mismo escenario pero en cuartos, aunque con un juego menos por set para el italiano: 7-6, 6-4 y 6-1. También ahí tuvo su servicio para llevarse el primer set. Y tembló. E igualmente similar a lo que pasó hace un mes en Roma: 7-5 y 6-4, con el italiano por delante en el parcial inicial. Lo dicho, hay una barrera psicológica ahí, pero sólo tiene 19 años y el jugador que había delante es una leyenda.

Rafa ya está en los cuartos de final de París y mantiene las buenas sensaciones. La prueba de Sinner, el primer tenista de nivel al que se enfrentaba, la pasó con nota. Ahora se enfrentará al argentino Diego Schwartzman, un viejo conocido, otro de esos tenistas criados en el polvo, en el barro. Se prevé una batalla dura.