Tenis

Djokovic-Tsitsipas, la final que salpica a Nadal y Alcaraz

El serbio puede igualar los 22 Grandes de Rafa y el campeón arrebatará el número uno del mundo a Carlitos

Tsitsipas practica el servicio en su último entrenamiento en Melbourne
Tsitsipas practica el servicio en su último entrenamiento en MelbourneDita AlangkaraAgencia AP

El recuerdo del culebrón del año pasado, los presuntos problemas físicos en la pierna izquierda de la primera semana, la polémica por el vídeo de su padre con los aficionados prorrusos... nada ha frenado a Novak Djokovic en el Open de Australia, el torneo en el que el serbio se siente más a gusto. Afronta su décima final en busca de su décimo título en Melbourne. Pero hay que mirar más allá. La victoria es un empacho de gloria para el balcánico: igualaría los 22 Grand Slams de Rafa y el campeón se convertirá en número uno del mundo desbancando a Carlos Alcaraz después de 20 semanas como líder de la ATP.

Enfrente aparece Stefanos Tsitsipas (09:45, Eurosport). La obviedad apunta que es el único capaz de frenar a Nole. Su tenis lo confirma. El griego, para bien, está lejos del jugador que perdió la final de Roland Garros 2021 ante Djokovic, su único partido definitivo en un Grande hasta ahora. Allí el balcánico se convirtió en la primera raqueta que ganaba al menos en dos ocasiones uno de los cuatro Majors. Lo hizo tras levantar dos sets en contra. Al Tsitsipas actual cuesta imaginarle dejando escapar una ventaja similar, aunque con Djokovic y en la Rod Laver todo sea posible. El griego ha ofrecido una sensación de autoridad que costaba adivinar en etapas anteriores. Sinner le planteó el partido más exigente. Fue en cuarta ronda y lo resolvió en cinco sets después de cuatro horas de pelea. Su servicio ha crecido varios cuerpos y ha gobernado los partidos desde el fondo de la pista con autoridad. ¿La duda? Cómo responderá su revés ante las acometidas constantes del de Belgrado.

Djokovic no ha perdido un partido en lo que va de año y sus últimas rondas en el torneo asustan. Levantó el título en Adelaida sembrando de incógnitas el futuro sobre su estado físico. El aparatoso vendaje de la pierna izquierda y el «estar todos los días conectado a máquinas para poder competir en condiciones» le condicionaron la primera semana. Ante De Miñaur despegó. Con Rublev y Tommy Paul hubo muchos juegos en los que rozó la perfección. Entre las tres últimas rondas no ha cedido un set, ha dejado escapar sólo 20 juegos y no ha llegado a las seis horas y media en pista. La minicrisis que sufrió mediado el primer set ante Paul fue una anécdota. «Estoy exactamente donde imaginé y donde deseaba una vez llegué a Australia. La experiencia de haber estado en esta situación me ayuda y el hecho de que jamás he perdido aquí supone mucha confianza para el domingo, pero todavía tengo que hacer el trabajo en pista», afirma.

Tsitsipas acepta el desafío: «Fui número uno del mundo en mi etapa junior y espero serlo ahora». «Estoy preparado para todo e incluso si algo no funciona, soy optimista ante cualquier resultado y oponente al que me tenga que enfrentar. Es algo que le faltaba a mi juego antes. Puede que no salga como yo quiero, pero doy el ciento diez por ciento para competir». La final también se disputará en la grada. La hinchada griega y la serbia son, con diferencia, las más ruidosas del torneo.