Tenis
Así actúan las mafias
El «ATPGate» revela el entramado de amaños de partidos y apuestas. Hay tres grupos en los que están implicados tenistas. Las visitas en los hoteles oficiales eran de lo más habitual
El «ATPGate» revela el entramado de amaños de partidos y apuestas. Hay tres grupos en los que están implicados tenistas. Las visitas en los hoteles oficiales eran de lo más habitual
La FIFA, la IAAF y ahora ha llegado el turno a la ATP. El «ATPGate» se ha convertido en el penúltimo escándalo del deporte mundial. Los amaños de los partidos por parte de las mafias de las apuestas han convertido el arranque del Abierto de Australia en una anécdota.
Tres grupos mafiosos
En el informe de la BBC y de «BuzzFeed News» se habla de tres grupos mafiosos con unos beneficios máximos que rozan el millón de euros. El más potente es el bloque ruso, en el que están involucrados tenistas del país, como sucedió con Nikolay Davidenko, el presunto sospechoso que mejor ranking ha tenido. Su partido con Martín Vassallo en Sopot en 2007 fue el que despertó las primeras sospechas en la ATP y el principal motivo para la creación de la Unidad de Integridad del Tenis. La banda rusa obtuvo unos beneficios de 320.000 euros anuales. Hay otro grupo en el sur de Italia que se ve implicado en partidos de Wimbledon y Roland Garros y que tiene unos beneficios de 850.000 euros. Y un tercero, en el norte de Italia, en el que se verían implicados ocho jugadores argentinos y españoles y que se embolsó una cantidad cercana al millón de euros.
Mediación de jugadores
Llama la atención del informe la presencia de un importante número de tenistas habituales en las rondas finales de los grandes torneos. No es lo habitual. Se habla de 16 «top 50», pero los casos más numerosos afectan a jugadores que están perdidos en el ranking y que raramente se cuelan en los cuadros de los torneos ATP. Son los habituales de los «challengers» y de las previas de los torneos que puntúan en el circuito. Un ejemplo es el bilbaíno Guillermo Olaso, que fue tanteado por un tenista serbio anónimo y que luego recibió la «llamada» de sus superiores. Al balcánico no le hizo caso, pero cuando entraron en juego los mafiosos claudicó y por eso fue sancionado. Otro caso destacado es el del austriaco Daniel Koellerer. Conocido en el circuito como «Crazy Dani» –«El loco Dani»– se hizo famoso por sus broncas con un gran número de compañeros en el circuito. Además, fue acusado de intentar arreglar y manipular partidos por lo que fue condenado de por vida. Otros castigados han sido el ruso Andrey Kumantsov, el serbio David Davic, el griego Alexandros Jakupoviclos o los italianos Potito Starace, que llegó a ser el número 27 del mundo en 2007, y Daniele Bracciali.
«Visitas» en los hoteles
Los grupos mafiosos han actuado durante años sin disimulo. En las últimas diez temporadas han formado parte del universo de la ATP como un elemento más en los hoteles oficiales. Jugadores, técnicos, árbitros, chóferes, viejas glorias... y apostadores eran la fauna habitual de la mayoría de los torneos. El informe de la BBC asegura que miembros de las redes mafiosas se presentaban donde estaban alojados los jugadores y, a través de sus técnicos o, en algunos casos, directamente les proponían alterar los resultados de los partidos. Las cifras que se manejan van desde los 25.000 dólares para los casos más modestos hasta los 200.000 que llegaron a ofrecer al actual número uno del mundo.
Redes en España
El tenis español no es ajeno a las redes de apuestas. Según publicó el diario «Marca», en los torneos más modestos del tenis femenino español las tramas de apostadores actúan sin control. «En Oviedo hubo un club que se vio obligado a contratar vigilantes privados», aseguró hace meses Fernando Fernández-Ladreda, presidente de la Real Federación Española de Tenis. «En ese club hubo amenazas personales a las jugadoras emitidas desde la grada por parte de los interesados», comenta. No es el único caso. «Oye, te doy 5.000 euros si pierdes este juego con tu servicio», dijo un espectador a una jugadora en el torneo Internacional Femenino WTA de Valdebernardo en Madrid, según informó el citado diario. El espectador formaba parte de un grupo de unos veinte «aficionados» muy conocidos en el mundillo del tenis que proceden de Zaragoza y de Murcia. Móvil en mano, estaban realizando apuestas «on line» en un partido que se puede calificar de «marginal». La imagen es bastante más habitual de lo que pudiera parecer en torneos 10.000, «future» o «challenger».
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