Tenis
Djokovic sobrevive a la batalla con Davidovich y se mete en octavos de Roland Garros
El español tuvo sus oportunidades en el primer parcial, que duró hora y media, y en el segundo, en el que dispuso hasta de una bola de set. Cedió por 7-6 (7/4), 7-6 (7/5) y 6-2
Alejandro Davidovich hizo pasar un mal rato a Novak Djokovic en la tercera ronda de Roland Garros, pero le faltó dar el último paso y terminó cediendo por 7-6 (7/4), 7-6 (7/5) y 6-2. Aunque fueron tres sets corridos para el serbio, las apariencias engañan, si se tiene en cuenta que sólo el primer parcial duró una hora y media intensísima y el segundo se fue a 83 minutos. Hizo pasar un rato malísimo a Nole.
Recurrió el malagueño a todo el catálogo de lo que hay que hacer para intentar ganar a una leyenda como el serbio. Por un lado, ser valiente, y Alejandro se atrevió a jugar de revés a revés con Djokovic y logró acorralarlo, algo que muy pocos pueden hacer, sin perder pista casi nunca. Después, tener un plan, y el español lo tuvo porque buscaba constantemente los cambios de altura, tirando pelotas altas que molestaran a su rival, siendo paciente hasta que se equivocaba en una Novak para entonces meterse dentro y ya ser más directo; o también cortando el ritmo con las dejadas que desesperaban al número tres del mundo. Durante prácticamente todo el primer set, el partido era más lo que quería Davidovich, que se divertía, que hizo golpes imposibles como uno por fuera de la red, o una contradejada en la que no cortó la pelota en lonchas de milagro, o un remate acrobático saltando hacia atrás...
Era un espectáculo, pero en la lista de cosas que hay que hacer para vencer a un jugador como Djokovic le faltó el último punto: aprovechar las oportunidades que te dé. Con esa locura de tenis no tardó en lograr el primer break el andaluz, que su rival recuperó al juego siguiente después de ocho minutos. Pero es que a continuación se vio 6-5 tras aprovechar un juego con tres dobles faltas del serbio. Estaba muy molesto por el viento el favorito y regaló ese juego, pero al siguiente se puso las pilas para forzar el tie break, donde subió el nivel. Por eso es tan difícil ganar a tenistas como él o Nadal: cuando están contras las cuerdas, en lugar de temblar, aceleran. Por mucho que estén irregulares, que no saquen bien como en este partido Novak, que cometan fallos de más o no se sientan cómodos, cuando llega el momento de la verdad normalmente sacan su lado extraterrestre y conceden muy poco.
La gran oportunidad
Respiró Djokovic con el triunfo en el primer set y parecía más decidido en el arranque del segundo, algo más fino con la derecha. Amenazó con irse en el marcador. Supo resistir Davidovich ese primer empujón, mantuvo el plan, seguía con las diabluras, y de nuevo logró ponerse con una rotura por delante... Para ceder su servicio al juego siguiente. Las tres veces que había logrado un break se lo recuperó al instante Nole, que tampoco las tenía todas consigo. Ni siquiera gritaba o se enfadaba cuando le salían las cosas mal, como suele hacer. Davidovich tuvo un pequeño bajón y de nuevo se vio por debajo, pero el partido entró en la locura, en el intercambio de roturas de saque. Cuando estaban en la zona de la pista con el viento a favor, dudaban. Se trabó el encuentro y Djokovic también empezó a buscar las cosquillas con pelotas altas. Era un día para jugar con la cabeza más que con la fuerza, que no siempre es el camino más rápido a la victoria, y en tierra batida, menos.
Estuvo perdido Davidovich, pero hizo una rotura en blanco cuando restaba para perder el segundo parcial con 4-5, y entonces llegó la gran oportunidad: con 6-5 a favor tuvo una pelota de set que no aprovechó pese a que la bola se puso en juego, hubo varios intercambios duros, con intención, hasta que el español tiró un revés largo. La última heroicidad de Alejandro fue pasar del 1-4 en el tie break a 5-4: un ganador de derecha, un dejadón, otro para atraer a Djokovic y después pasarlo... Pero de nuevo en el momento clave fue más sólido el serbio.
Con 2-0 de ventaja, Novak chilló de forma incluso exagerada, ya era más él. Hasta pidió la presencia del fisio para tratarse la pierna, pero ese partido ya estaba “acabado”. La cabeza de Davidovich no dio para seguir en la pelea.
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