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Nadal cambia el rumbo

La Razón
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Dos años sin ganar un «Grand Slam», sólo un Masters 1.000 en ese tiempo, el peor ranking desde 2004 y las lesiones no le dejaban otra opción. Había que mover el árbol, dar un impulso a una carrera deportiva que por momentos parecía entrar en la recta final. Pero la retirada no entra en los planes de Nadal, así que había que elegir entre cambiar de entrenador por primera vez en su vida, no tocar nada (continuar con Toni) o ser el Rafa Nadal cabal, sosegado, familiar y ambicioso que conocemos. Y Rafa ha elegido la tercera vía, la de sumar en lugar de restar, la de incorporar a otro entrenador a su grupo de trabajo sin señalar a nadie. Y el elegido es Carlos Moyá, ídolo de la infancia y amigo. El hombre que ha llevado a Raonic al número tres del mundo. Casi nada.

- Transición amable

«Le estoy diciendo que consiga un maldito nuevo entrenador», espetó John McEnroe en la BBC hace año y medio. Mucha gente ha deslizado que la única solución para Rafa era decir adiós a Toni. No era sencillo a pesar de que Toni ya puso la alfombra: «Si no fuera su tío, Rafa ya me habría sustituido». La incorporación de Moyá supondrá una transición amable. Rafa ya ha vuelto a las pistas y lo ha hecho proclamándose campeón de España de dobles. De alguna forma tenía que comenzar la reconquista.