Londres
Nadal gana al ruso Khachanov (6-1, 6-4 y 7-6) y pasa a octavos de Wimbledon
Rafa admite que su tenis en el primer set y medio ante Khachanov fue «casi irreal». Llega lanzado a la segunda semana de Wimbledon.
Hacía mucho que no se veía a Nadal tan cómodo sobre el verde de Wimbledon. Sonríe, manda con la derecha y el revés, se atreve con las dejadas y se lo pasa bien voleando. Ya ha llegado a la segunda semana, con sobresaliente en esos primeros partidos que él reconocía necesitar para coger confianza. Ahora la tiene toda y no resulta fácil ponerle límites. Otra vez apabulló a su rival y, como sucedió ante Young, sólo en el tercer set permitió a Khachanov meterse en el partido, aunque fuera un poco. Antes, lo había arrollado con un tenis con el que hasta el propio Rafa alucinó. «El primer set y medio ha sido muy, muy bueno, fantástico, casi irreal. Estoy feliz por cómo he jugado. Si pudiera mantener el nivel de los cuatro primeros juegos sería candidato a grandes cosas», admitía Nadal, al que se le escapa una sonrisa cuando habla de su momento de forma. Hay pocos jugadores más precavidos que él, pero le resulta imposible reconocer que tiene todo donde le gusta.
El joven Khachanov era el rival más difícil hasta ahora, un jugador que si se ve con el marcador a favor y se anima puede complicar las cosas. El problema para el ruso es que esto no estuvo ni siquiera cerca de suceder (6-1, 6-4 y 7-6), precisamente, por ese primer set y medio del que tan orgulloso estaba el de Manacor. Un huracán fue Rafa en ese comienzo, algo que le permitió cerrar el parcial inaugural en 22 minutos. Algo poco habitual en sus partidos, pero consecuencia de la agresividad con la que está atacando la pista en el All England Club. Su falta de costumbre de jugar en hierba últimamente ya es historia. Se mueve con confianza y se siente seguro con todos los golpes. Nueve ganadores firmó en el primer set por ninguno de su enemigo. Domina con la derecha, un clásico, pero también hace daño con el revés para tomar la iniciativa y acabar los puntos en la red con mucha efectividad. Incluso se permitió cambiarle el ritmo a Khachanov varias veces y sorprender con dejadas que eran «winners».
Lo que quiso hizo Rafa al comienzo hasta que demostró que es humano bajando un poco el nivel en el último parcial. Khachanov llegó a tener alguna bola de set, momento en el que el ganador de Roland Garros aprovechó para testar su solidez bajo presión. Prueba superada con buena nota. Sobreponiéndose a una bajada del porcentaje de primeros saques llegó al desempate y lo ganó con solvencia.
Todo perfecto para encarar la segunda semana después del día de descanso de mañana y las típicas fresas con nata. Le espera Gilles Muller, aunque esto empieza a dar igual. Depende de Rafa, que ha tomado velocidad de crucero y se convierte en más y más peligroso a medida que se acercan las rondas finales. Con los tres de ayer, acumula 28 sets ganados de forma consecutiva, los 19 de Roland Garros (porque contra Carreño sólo sumó uno antes de la retirada de Pablo) y los nueve que se ha apuntado en Wimbledon.
Contra Muller, un especialista en hierba, asegura que tendrá que estar tan rápido de piernas como hasta ahora. Casi dos kilómetros recorrió ayer Rafa, pero jugando así de bien, tanto que él mismo alucina, se recorren con gusto.
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