Tenis
Roland Garros homenajea a Nadal: "Rafa notó que una raqueta no era la suya de siempre por un milímetro"
Lucien Noguès, encordador de Babolat, ayuda a profundizar en la figura de Rafa, que hoy será homenajeado en Roland Garros
En 2025 se disputa el primer Roland Garros desde que Nadal dejó el tenis, pero el balear volverá a pisar la pista Philippe Chatrier, esa que conoce al milímetro y en la que solo perdió cuatro veces en sus 19 participaciones en el torneo (y una retirada antes de jugar la tercera ronda) más otra en los Juegos. Únicamente tres tenistas consiguieron superarlo, jamás en una final. Soderling en 2009, en octavos; Zverev en 2024, en primera ronda; y Djokovic en tres ocasiones, 2015, en cuartos; 2021, en semifinales; y 2024 en la cita olímpica, al mejor de tres sets. Si hubiera que escribir el nombre de todos los tenistas a los que derrotó el zurdo, se acabaría el espacio de este artículo. Ellos tres merecen ser citados porque explican muy bien lo que significan las 14 Copas de los Mosqueteros que levantó Nadal, una de las hazañas más alucinantes de la historia del deporte.
Roland Garros homenajea a Nadal
Rafa no quiso un homenaje el pasado curso porque en su mente todavía estaba la posibilidad de volver a Roland Garros vestido de tenista esta temporada. No ha podido ser, por lo que ha llegado el momento de los reconocimientos en una jornada en la que Amelie Mauresmo, la directora del Grand Slam parisino, solo adelantó que habrá «sorpresas». La fiesta en honor a Nadal será hoy, en el arranque del torneo, cuando acaben los tres partidos del turno de día. El español ya ha participado este año poniendo la voz a los anuncios de presentación y siempre permanecerá inmortalizado en la escultura que hay a las puertas de la pista central, en la que normalmente hay cola para sacarse una foto.
Nadal también está ligado a Francia por la marca de raquetas que le acompañó durante toda su carrera: Babolat. «Para un jugador, la raqueta es la extensión de su cuerpo, es el brazo con 68 centímetros y medio más», afirma Lucien Noguès, encordador de la firma gala desde los años 80, que ayuda a profundizar un poco en la figura de Nadal e incluso del tenis de las últimas décadas. «La raqueta de Nadal y las del resto de jugadores de Babolat son las que vienen del stock, se les saca todo, se pesan, se balancean y las que están más cerca de lo que quiere el jugador, se guardan para él y se le hacen a medida. Juega con raquetas que hacemos al detalle, cuando pones el tapón, verificas que todo es como ha pedido el tenista, pero Nadal descubrió una vez una diferencia de un milímetro en la longitud de la raqueta. Probando dijo: “Esta no es la misma”. Las raquetas se hacen al gramo, al milímetro para los atletas, pero somos humanos y podemos cometer un pequeño error. Al devolvérnosla, vimos que tenía razón. Su mano está tocada por Dios o, no sé, por el diablo, y las sensaciones que tiene son tan altas que pueden llegar a ese extremo», cuenta Noguès, un hombre que ha formado parte del mundo del tenis los últimos 44 años, y que va entremezclando historias de Rafa con las de otros tenistas con los que coincidió.
Después de hacer la mili, empezó a trabajar en temas deportivos, y llegó al tenis. Fue a una entrevista con el abuelo de Eric Babolat (el actual CEO de un negocio familiar que va por la quinta generación) a través de un amigo. «Me hizo encordar dos raquetas y como hablé en inglés, alemán y después le dije que hablaba español e italiano, les convencí. Empecé a trabajar el 15 de septiembre de 1981», rememora. En su larga carrera incluso llegó a ser encordador personal de Boris Becker en un Wimbledon, en unos años en los que la marca era famosa por sus cordajes (el salto a las raquetas lo dio en 1994). Incluso puede decirse que dieron el pistoletazo de salida al tenis en 1875. Dos años después de esas primeras raquetas con cuerdas, se disputó Wimbledon por primera vez. «Boris me pregunta a mí y a Babolat si podía tener un encordador solo para él. Me dieron permiso y lo hice», afirma. «Estaba con Ion Tiriac, que trabajaba con él, en una casa en Londres. Hacían vida familiar, comían juntos, y yo haciendo las raquetas. Estaba focalizado de la mañana a la noche en el torneo», recuerda.
Nadal: 1.250 raquetas, 300 kilómetros de cordaje
A Nadal le hicieron 1.250 raquetas a lo largo de su carrera. «Y nunca rompió una», continúa Lucien, que recurre a Jimmy Connors para explicar lo maniáticos que pueden ser los jugadores con su herramienta de trabajo. «La raqueta Connors de metal de Wilson para mí era imposible, era un desastre encordarla, la cuerda se rompía, pero como decía antes, para él es como una extensión de su mano. “No me rompas esta raqueta, es mi favorita”, decía. “Pero está ‘muerta’”, le respondía. “No, no, esta no, por favor no me la rompas”, insistía. Si Nadal se dio cuenta por un milímetro de que una raqueta no era la habitual, Becker lo descubrió por una diferencia de tres gramos, sin una balanza, jugando», prosigue.
Babolat acabó haciendo un modelo de raqueta exclusivo para Nadal. El jugador balear era también particular con el cordaje, del que llegó a utilizar 300 kilómetros, pues tiene 1,35 milímetros de grosor, cuando lo habitual es 1,30. «Él jugaba con un topspin enorme y el que da ese efecto es el movimiento de las cuerdas verticales. Para evitar que la raqueta se rompiera cada cinco minutos, utilizaba 1,35. No usaba cuerdas de tripa porque eran muy rápidas para él. Son de poliéster y la duración de la tensión de poliéster es catastrófica de ahí que cambiara de raqueta cada vez que había bolas nuevas», explica Lucien Noguès. Babolat acabó haciendo un tipo de cuerda a petición de Nadal en busca de ese mayor efecto, y encontraron la solución cortándolas en lugar de redondas, de forma octogonal, lo que puede apreciarse con un microscopio.