Europa League
Un golpe de suerte, sólo eso (3-1)
El Sevilla jugará su tercera final de la Liga Europa, heredera de la extinta Copa de la UEFA, que ya ganó en 2006 y 2007. En un partido pésimo de los visitantes y casi perfecto por parte de los locales, un cabezazo de M'Bia en el último suspiro del descuento, a la salida de un saque de banda prolongado por Fazio, le dio el pase a los sevillistas, que se habían dejado remontar la ventaja de dos goles que traían de la ida.
Los sevillistas se sentían seguros con su ventaja y la planta de sus cuatro torres defensivas, los dos centrales y los dos pivotes. Fazio, Pareja, M'Bia y Carriço son inabordables en el juego directo y por eso acertó Pizzi al no facilitarles nadie a quien marcar. En efecto, los tres mediapuntas valencianistas se movían como mosquitos entre elefantes. El primer balón franco que le llegó a Feghouli en el área, habilitado por Coke, que no tiró la línea, terminó en la red. El disparo del argelino rebotó en un defensor y despistó a Beto, que antes del minuto 25 ya había recogido por segunda vez el balón de su portería. «Sí se puede», bramaba el graderío. Y tanto, apenas superado un cuarto de partido, todo estaba como al principio. Al contrario que hace una semana, la mejor puesta en escena del Valencia sí encontró inmediato reflejo en el marcador.
Tanto miedo había inculcado Emery a sus chicos que los jugadores del Sevilla parecieron liberados al verse sin nada que defender. En el tramo final de la primera parte, mientras los locales respiraban porque su presión alta era exigentísima para los físicos, compareció por fin el equipo visitante. Bacca recibió en el área un centro de Vitolo, su taconazo rebotó a Reyes quien, solo, empujó a gol... pero surgió de la nada Alves para hacer la parada del año.
Cuando el miedo impera, y lo hacía porque ambos equipos se veían cerca de la final, es fundamental la posesión. Si no para hacer daño, sí al menos para espantar los nervios, que siempe pueden jugar una mala pasada en defensa. Durante muchos minutos todo se redujo a un duelo entre Parejo y Rakitic por ver cuál de los dos permitía respirar más a sus compañeros. Eran como dos escorpiones esperando la ocasión para soltar el picotazo mortal. Lo dio el Valencia porque, en el fondo, fue el único que lo quiso. Era merecido y nadie imaginaba el desenlace final porque enfrente había once cadáveres.
Si en algún sector se sienten inmunes los sevillistas es en la estrategia. Pero el gol de la remontaba llegó en un córner mal defendido por Fazio, que primero pifió el salto y luego perdió de vista a su par, Mathieu, quien fusiló a placer. Cuando el equipo local se pone con la eliminatoria en franquía, recurre legítimamente al llamado «otro fútbol». En los veinte minutos finales, el único afán del Valencia era que el reloj corriese. Una estrategia tan arriesgada como humana.
Por el contrario, al equipo que ha sufrido la remontada le cuesta un mundo cambiar su mentalidad defensiva. Las entradas de Gameiro y Marin (increíblemente cobarde Emery al quitar a Bacca para meter al francés cuando el partido aún iba 2-0) obedecían más a la desesperación que a un plan de juego y así se le fueron yendo los minutos al Sevilla sin ni siquiera generar una ocasión, desesperado por el magistral «savoir faire» de los levantinos. Pero el equipo de Emery está quebrado y arañó la clasificación en la última jugada del partido. Fue sacarse de centro tras el gol de M'Bia y pitar el árbitro el final. Está escrito en alguna parte que algo gordo va a ocurrir en Turín.
- Ficha Técnica:
3. Valencia: Alves, Joao, Costa, Mathieu, Bernat; Keita, Parejo (Javi Fuego, m.78), Piatti (Fede, m.62), Feghouli; Vargas y Jonas (Barragán, m.85).
1. Sevilla: Beto, Coke, Fazio, Pareja, Fernando Navarro (Alberto Moreno, m.72); Mbia, Carriço, Reyes (Marin, m.78), Rakitic, Vitolo y Bacca (Gameiro, m.66).
Goles: 1-0, m.14: Feghouli. 2-0, m.26: Jonas. 3-0, m.65: Mathieu. 3-1, m.94: Mbia.
Árbitro: Milorad Mazic (SRB). Amonestó por el Valencia a Bernat y Feghouli, Alves y Mathieu, y por el Sevilla a Carriço.
Incidencias: Partido de vuelta de las semifinales de la Liga Europa, disputado en el estadio de Mestalla ante 52.000 aficionados.
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