Atlético de Madrid
Un título para Torres
Petón y Abraham García empezaron a trabajar con él cuando era un niño al que siguen reconociendo hoy en el futbolista que quiere despedirse del Atlético con un trofeo.
Petón y Abraham García empezaron a trabajar con él cuando era un niño al que siguen reconociendo hoy en el futbolista que quiere despedirse del Atlético con un trofeo.
La primera vez que lo vi tenía 14 años. Nosotros no representábamos a chicos menores de 15. Era una decisión tomada porque nos parecía mal trabajar con chavalines tan jóvenes. Fernando rompió esa pauta. Le veías como cualquier niño que juega especialmente bien, que destaca. Pero luego los que son especiales tienen algún gesto, alguna cosa que los distingue. Éste era rapidísimo, pero además todos los controles a esa velocidad los hacía en dirección a gol. Y eso es complicadísimo de encontrar, un niño que ya tiene ese instinto, que todo lo que hace es vertical», cuenta José Antonio Martín Otín, Petón, el hombre que descubrió a Torres para su agencia de representación, Bahía, con la que sigue trabajando desde entonces. «Fernando tenía eso, que todos los controles eran en dirección a la zona de la verdad, al gol y me llamó mucho la atención», insiste Petón.
Abraham García, su entrenador en los juveniles del Atlético, llegó un poco más tarde a la vida de Fernando Torres, pero la impresión fue la misma. «Yo lo conozco con 16 años, era un crío. Como futbolista ya tenía brillo. Hay futbolistas que están predestinados a ser grandes jugadores. Lo que pasa es que pueden ser un gran jugador, un buen jugador, un jugador especial o una leyenda, como ha sido Fernando», admite el técnico. «Para eso hay que tener muchísimas más cosas. Lo acompañaba una madurez importante. Su familia ha sido clave, su entorno, la que ahora es su mujer, sus amigos. Son los que han hecho de Fernando, con su forma de ser, una persona respetada, admirada y creo que reconocida por todos los estamentos del fútbol independientemente de los colores», añade Abraham.
A ninguno de los dos, ni a Petón ni a Abraham, les cuesta reconocer en el futbolista que apura sus últimos días en el Atlético al niño que conocieron hace casi 20 años. «La misma sencillez, las mismas ganas de luchar, la misma mirada de querer siempre más, de agradecimiento, de reconocimiento», es lo que ve Abraham en Fernando. «Con la evolución natural de alguien que se ha convertido en un hombre, pero los rasgos fundamentales de su carácter están, la evolución que se podía presumir como futbolista es la que ha tenido. Si nosotros hablamos hace un montón de años yo te hubiera dicho: “Fernando cuando tenga 34 años va a ser un jugador potente todavía, pero no tan rápido, pero que juega mejor que cuando tenía 25», asegura Petón.
Esa ambición de querer siempre más le ha acompañado desde pequeñito. «Por su forma de ser, en lugar de regocijarse con lo que ha conseguido, que es uno de los futbolistas más laureados, pelea por lo que no tiene. Cuando estábamos en División de Honor Juvenil, después de ganar el Campeonato de Europa, ser Bota de Oro y marcar en la final, vino a jugar la final de la Copa de Campeones juvenil que perdimos 1-0. Y a veces comentaba esa situación, se centra mucho en lo que no tiene. Es muy de sus compañeros, muy de su equipo y piensa antes en los demás», reconoce el técnico. Petón también recuerda aquel partido: «Un partido extrañísimo. Él llegó bastante cansado de ser campeón de Europa, llegó justo para jugar y el equipo perdió». «Eso forma parte de esos rasgos caracteriológicos, poner al equipo por delante del individuo, poner al grupo por delante del futbolista, del uno solo. Once son más que uno solo. Es algo educacional, por supuesto, pero que ya lo tenía dentro de natural, poner por delante al grupo de sí mismo», agrega.
Fernando se ha preocupado por seguir aprendiendo para ser cada vez mejor jugador. «No es un futbolista con una exquisita técnica, pero lo que ha hecho es pulirse, adaptarse a todas las situaciones, a la mejor Selección española de todos los tiempos. Ha sabido jugar en Inglaterra, en Italia, en España». reconoce el que fue su entrenador en juveniles. Y, aunque su juego no era en teoría el más apropiado para una Selección rendida al toque, consiguió hacerse imprescindible. «Recuerdo escucharle que jugar con todos estos futbolistas le exigía un nivel, una concentración y un conocimiento del juego que le hizo madurar», explica Abraham.
Torres se hizo grande. En el fútbol y en los años y llega el momento de la despedida con la esperanza de conseguir un título, el primero y el último, con la camiseta del Atlético. «No es un momento de especial languidez o melancolía. Yo entiendo la carrera y la vida de Fernando como un “continuum”, es como cualquier amigo que tienes al lado que va dando pasos. Y éste, que como atlético te cuesta, ya lo tenía asumido desde hace algún tiempo. Se quita la camiseta que nos ha tocado llevar este año, pero la auténtica, la de toda la vida, la llevará para siempre. Y hará todavía cosas en el Atlético», asume Petón. «Estoy pensando ir a su despedida en el Metropolitano. Tengo un hijo de 7 años, que nunca ha ido, que es del Atleti y es de Torres. Sería precioso para Fernando, después de haberlo ganado todo, intentar ganar un título con el Atlético», dice Abraham.
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