Argentina
Volvió el Leo de Anoeta
Llevaba seis jornadas marcando. Messi no se quedaba sin ver puerta en Liga desde la 17ª. La de la catarsis de Anoeta. La que registraba la última derrota en partido oficial del Barça y tras la que los azulgranas ganaron once encuentros oficiales consecutivos. La semana en la que Luis Enrique sentó en el banquillo a Neymar y Messi para caer 1-0 ante la Real. La que hizo estallar una crisis que derivó en el pacto Bartomeu-Messi y el pulso perdido por el técnico: el líder del vestuario era Leo y suya la responsabilidad de tirar del equipo.
Pues Messi se quedó sin marcar en La Rosaleda. De hecho, ni siquiera disparó entre los tres palos. Su único intento fue un libre directo que se fue desviado. El argentino se mostró incapaz en los primeros 45 minutos de combinar con Neymar y Suárez, también desaparecidos. Y en la segunda mitad, más retrasado para ayudar en la elaboración, su rendimiento incluso decayó. Además, con una media de doce pérdidas de balón por encuentro, ante el cuadro de Javi Gracia, Leo perdió 19 balones, una cifra desorbitada para él. Su mal partido y la derrota de un Barça que podía acostarse líder fueron el colofón a una difícil semana en lo personal, tras el asalto y robo por parte de siete encapuchados al domicilio de sus suegros, que fueron maniatados, en el barrio bonaerense de Santa Fe, en Argentina.
w «Cristiano no bebe agua»
Ante el Málaga también quedó señalado Luis Enrique, incapaz de desarticular el entramado defensivo del Málaga, que regaló las bandas al Barcelona para cerrar el área por el centro. Los azulgranas, que ya fueron anulados en La Rosaleda (donde ni marcaron ni chutaron a portería en un partido que acabó 0-0) sólo probaron a Kameni en tres ocasiones en el Camp Nou. Tampoco quedó en mal lugar Alves, desastroso en el gol que le dio los tres puntos al Málaga. Mejor estuvo el público, que cambió el cántico de «Cristiano es un borracho» por el de «Cristiano no bebe agua». No fuera a enfadarse Tebas.