Francia
«Después de mayo»: Una mirada sin nostalgia
Dirección y guión: Olivier Assayas. Intérpretes: Clément Métayer, Lola Créton, Felix Armand, Carole Combes. Francia, 2012. Duración: 122 minutos. Drama.
En conversación con el crítico Ángel Quintana, Olivier Assayas confesaba que son las malas imágenes las que se han apoderado de la realidad, y que se había convertido en un cineasta político porque sentía que debía militar contra la dramaturgia clásica. En esa entrevista, de 2003, consideraba que había que matar al padre, o sea a Godard, porque su palabra se había transformado en dogma. Ha llovido mucho desde la época de «demonlover», verdadero manifiesto del post-cine, pero, en cierto modo, «Después de mayo» responde a las mismas preocupaciones del Assayas de hace diez años. Sin sucumbir a devaneos posmodernos, la película encuentra en la limpieza neutral de sus imágenes su forma de reventar el clasicismo desde un punto de vista equidistante entre el entusiasmo de la experiencia vivida y la objetividad de quien explica la Historia sabiendo cómo va a terminar. Y en el transcurso de la larga resaca del Mayo del 68, se pregunta, tal como lo hizo Godard desde «La chinoise» y durante sus años-vídeo, cómo deben ser las imágenes que dan significado a la revolución. Y sí, contradice tanto al Godard más críptico como a los panfletos que proclamaban la revolución obrera sin cuestionar su representación. La imagen revolucionaria es la del creador en potencia que descubre su vocación artística, y que decide encontrar su propia voz entre los escombros. No hay nostalgia en «Después de mayo»: hay esperanza por el futuro.
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