Unión Europea
Europa fracasa en la negociación sobre el plan de reconstrucción tras el coronavirus
El Eurogrupo fracasa tras 16 horas de reunión maratoniana y se volverá a reunir mañana. Norte y Sur siguen enfrentados sobre las condiciones de las ayudas y los eurobonos
Los ministros de Economía y Finanzas de los Veintisiete han vuelto a fracasar a la hora de encontrar un acuerdo para hacer frente a los estragos ocasionados por la pandemia del coronavirus. En un guión repetido hasta la saciedad en la capital comunitaria, los titulares de economía se enfangaron en una reunión maratoniana de 16 horas de duración con escasos resultados y decidieron volver a reunirse mañana. Aunque pueda parecer paradójico o incluso ridículo, fuentes diplomáticas no descartan que el encuentro de la jornada de mañana deje también numerosos interrogantes y que los ministros vuelvan a pasar la patata caliente a sus jefes, los jefes de Estado y de Gobierno que son los únicos que pueden dar un paso al frente en ámbitos tan espinosos como la mutualización de la deuda pública, el término ya políticamente tóxico de coronabonos.
Norte y Sur siguen enfrentados en dos polos liderados respectivamente por La Haya y Roma. En medio, hay un grupo de países como Francia, Alemania y España que oscilan entre los dos bandos y que mantienen posturas más flexibles en ámbitos como las condiciones asociadas a los préstamos del ayuda a través del fondo de rescate, el MEDE o el mecanismo de reconstrucción de la economía europea cuando la batalla contra la enfermedad haya terminado. Pero el acuerdo no llega y prosigue la batalla, párrafo a párrafo, palabra a palabra. Hasta el hastío y la parálisis. “Tras 16 horas de negociación, no hay acuerdo para la respuesta económica. Seguiremos mañana. Junto a mi colega Olaf Sholz apelamos a todos los países europeos a estar a la altura de los desafíos excepcionales para lograr un acuerdo ambicioso”, ha asegurado el ministro francés Bruno Le Maire en un intento de demostrar que el eje franco alemán sigue engrasado en las peores circunstancias posibles.
Dentro de lo escasos puntos de acuerdo, los Estados están a favor de que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) pueda movilizar hasta 200.000 millones de euros para ayudas a las pequeñas y medianas empresas a través de préstamos blandos. También existe un cierto consenso para utilizar 100.000 millones de euros a través de las garantías del presupuesto europeo para financiar el mantenimiento de los puestos de trabajo a través de los ERTES, pero los países del norte quieren asegurarse que esta medida será sólo temporal y no derivará en un embrión de un mecanismo permanente de reaseguro de empleo, una de las iniciativas que siempre han defendido países como España y que está en el programa del ejecutivo comunitario presidido por Úrsula von de Leyen. A pesar de las disputas, fuentes diplomáticas consideran que es un asunto menor, más de lenguaje que de contenido, y que el acuerdo acabará llegando.
Pero la bronca llega, sobre todo, con los préstamos de hasta 240.000 millones de euros que pueden otorgarse a través del MEDE y las condiciones aparejadas. Aunque Berlín defiende que los países que recurran a este salvavidas no sufrirán las visitas de los hombres de negro ni se les exigirán recortes y reformas más allá de la vuelta a la estabilidad de las finanzas en el largo plazo dentro de las normas del semestre europeo, la Haya no transige. Tan sólo está abierta a que no haya ningún tipo de contrapartida a corto plazo en el dinero utilizado exclusivamente para el gasto sanitario. Después, el ejecutivo presidido por el liberal Mark Rutte cree que no se pueden aligerar las condiciones y que el MEDE sigue siendo el MEDE. Sus funciones no se pueden adulterar ni se pueden crear nuevas líneas de crédito diferentes en el menú habitual. “En el uso del MEDE no hay compromiso todavía y, por eso, los líderes deben decidir. El MEDE es un prestamista de último recurso cuando los países están en un profundo problema financiero. Nuestro punto de vista es que el uso de este presupuesto tiene que venir con ciertas condiciones”, ha tuiteado tras la noche en blanco el ministro de Finanzas holandés, Wopke Hoekstra, apuntando también la posibilidad de que este tema quede abierto hasta que vuelvan a reunirse los jefes de Estado y de Gobierno en una cumbre telemática extraordinaria.
Roma tampoco cede posiciones. Teme que acudir al fondo de rescate estigmatice a su país en los mercados y acabe convirtiéndose en una trampa mortal. España aunque tampoco tiene ningún deseo de acudir a este mecanismo, estaría dispuesta a dar luz verde si la Haya acaba adhiriéndose a las tesis de Berlín y las condiciones son casi nulas.
Como gran elefante en la habitación, la mutualización de deuda. La gran pieza de caza a la que Berlín y la Haya se resisten de manera numantina, se llame como se llame. Para rodear el término tabú de los eurobonos y hacer de puente entre halcones del norte y palomas del sur, Francia ha propuesto la creación de un fondo que pueda emitir deuda de manera conjunta con garantías de los Estados y circunscrito tan sólo a aliviar las emisiones derivadas de la pandemia, sin que esto tenga implicaciones para la deuda pasada o futura. España también se suma a estas tesis y mantiene que lo importante es el espíritu del mecanismo y no las etiquetas. Fuentes diplomáticas reconocen que hay mucho por hacer y que la propuesta de París es deliberadamente abierta. Pero nadie parece garantizar si habrá acuerdo y cuándo terminará la guerra de trincheras.
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