Economía

«No es hora de subir impuestos, hay que sacar al país adelante»

La propuesta de Antonio Catalán, presidente de AC Hotels by Marriott, es que España debe endeudarse «sí o sí» y a las empresas hay que dejarlas «el dinero que tienen, ayudarlas»

Antonio Catalán, presidente de la cadena de hoteles AC
Antonio Catalán, presidente de la cadena de hoteles ACRolando GilLa Razón

El fundador de NH y AC Hoteles acumula éxitos consecutivos en el sector. Crear una empresa desde la nada es un éxito. Crear dos, en España, merecería quizás el título de milagro. Con 29 años levantó su primer hotel, su padre tenía un taxi. En una conversación fluida, coloquial, sabe escuchar, resuena una afirmación llena de sentido común. «El político de lo que más entiende es del voto. Y ésa es una visión muy parcial que no sirve ante esta catástrofe».

–¿España puede «levantarse» sin un año de ingresos por turismo?

–Si el año no está perdido, está semi perdido, pero también creo que es uno de los sectores que puede salir en V. El ejercicio del 21 no será como el del 19, pero el del 22 seguro que sí. Por ejemplo, Renault puede llevarse los coches fuera de España, pero nuestro sector turístico no tiene competencia en Europa. Somos capaces de gestionar entre 84-85 millones de turistas, hay buenos hoteles, tenemos buenas infraestructuras, nuestra alta velocidad es referencia internacional, tenemos seguridad jurídica y seguridad sanitaria. Ahora bien, para superar esta crisis España se tiene que endeudar sí o sí.

–Pero con una deuda que ya roza prácticamente el cien por cien, ¿qué margen hay de financiarse sin solicitar un «rescate» a Bruselas?

–Es evidente que lo primero que hay que hacer es recuperar al país y la única forma de hacerlo es con endeudamiento. En la crisis anterior teníamos el 8 por ciento de paro y el 45 por ciento de deuda. Ahora estamos en el 95 por ciento de deuda y tendrá que llegar no al 120 que dicen, si no al 150 o 160. Pero esto va a pasar también en Italia, que llegará al 180, o en Francia, donde también alcanzará niveles muy altos.

–¿Y usted cree que podemos financiar ese nivel de deuda sin una ayuda sometida a condiciones de la UE?

–La ayuda sólo puede venir de la UE, pero no sabemos todavía cómo va a llegar. Esto no es una crisis financiera al uso, es una pandemia que rompe con todos los esquemas en los que nos manejábamos y en la que nadie sabe por dónde vamos. Italia, Francia y España representan el 50 por ciento de la Unión. Alemania es el 30 por ciento, y el resto, el 20 por ciento. Como le decía, de esta crisis no se puede salir sin deuda. Y si los ERTES terminan en junio, el paro subirá hasta los 8 millones. Hay que mantener los ERTES y sujetar lo máximo posible la economía para superar esto cuanto antes.

–¿Cómo ve la «cuarentena» para los viajeros?

–A mí me parece que es una locura. Pueden decir que es sólo para el estado de alarma, pero pongamos que éste dura un mes más, entonces nos vamos al 15 de junio. Y la gente planifica con tiempo las vacaciones, por lo que con esta perspectiva se complica mucho que vengan a España.

–¿Cuál es la alternativa?

–Hay que buscar un esquema de seguridad razonable dentro de los parámetros que tiene Europa. Nosotros no somos China, donde te ponen un brazalete de geolocalización y van registrando hasta tu temperatura. Hay que ver si se puede plantear un carnet sanitario razonable o que se hagan test, por ejemplo. Y debe ser de manera ordenada en toda Europa, porque ahora mismo cada país hace lo que le da gana y eso nos perjudica ya que el peso del turismo en España no tiene nada que ver con la situación de Alemania. En Italia están dando una subvención de 500 euros para que la gente se quede en el país y no salga. Y aquí parece que lo fiamos todo a que los españoles se moverán, pero se moverán según cuándo, y según puedan.

–El objetivo es garantizar la seguridad sanitaria.

–No sé a quién se le ha ocurrido, pero si era por ese criterio se debería haber impuesto cuando se detectaron los primeros casos. Portugal confinó a todo el mundo cuando apareció el primer contagio. Ya sé que es muy difícil tomar decisiones que combinen la parte económica y la sanitaria, y sin duda que la prioridad es la salud, pero el país tiene que seguir funcionando. Con más cuidado y protección, por supuesto. En los hospitales mueren cada año alrededor de mil personas por infecciones ajenas al motivo por el que ingresaron, y esto no quiere decir que haya que dejar de acudir a los hospitales. Hay un riesgo, pero tal y como están las cosas, y según las perspectivas a medio plazo, hay que ser capaces de combinar la salud y la economía.

–¿Qué reflexión le produce escuchar a un ministro criticar «la precariedad y la inestabilidad» del sector turístico español?

–Pues que el ministro no tiene ni idea de lo que está hablando. El señor Garzón, cuando estaba estudiando en Málaga, ya promovió una plataforma contra el AVE por el tema del medio ambiente y de la protección del paisaje. Con esa visión de la situación está todo dicho.

–El ministro debía referirse al modelo laboral del sector turístico. A la precariedad de sus trabajadores.

–El sector turístico es el mayor empleador de España. Estas declaraciones pueden ayudar a un ministro a hacerse conocer y a salir en la Prensa, pero nos perjudican a nivel internacional. Puede ser un ministro con un Presupuesto escaso, que ha llegado ahí porque estaba en Izquierda Unida y había que darle un ministerio, a pesar de que no sea un economista reconocido y de que lo único que haya hecho es estar en el partido, pero no deja de ser un ministro del Gobierno de España. Y como tal se valoran sus palabras fuera de nuestro país.

–¿Cree que el turismo volverá a ser como era antes de la pandemia o habrá cambios para siempre?

–Hay que ir viendo, pero, posiblemente, debería cambiar alguna cosa. En seguridad sanitaria los hoteles ya estamos muy vigilados porque las cocinas son más grandes que en cualquier restaurante, y los protocolos ya son muy exigentes. Pero yo creo, por ejemplo, que es un buen momento para subir los precios porque el turista europeo lo puede aguantar, siempre que, al mismo tiempo, se mejore el servicio, y esto lleva a que haya más gente trabajando.

–¿Y cómo cuadramos una sociedad más empobrecida con una subida de precios?

–Alemania no va a salir muy empobrecida de esta crisis, y es uno de nuestros principales clientes. En Inglaterra hay que ver qué pasa con el Brexit, y cómo salen de ésta, pero estos dos países son nuestro principal mercado, nos traen entre 20 y 22 millones de turistas. Y toda la zona norte de Europa, que son países que no han sufrido mucho la pandemia, también son referencia del turismo en Canarias, por ejemplo.

–Ya, pero al turismo nacional sí que le penalizaría una subida de precios, porque nosotros sí vamos a salir más empobrecidos.

–Pero el turismo nacional hay que ver cómo se mueve. Creo que este año se va a hacer mucho uso del pueblo y de las segundas residencias, que ocupan mucha zona de la costa, sobre todo la mediterránea. Hay que tener presente que la fuerza de este país está en los ochenta y pico millones de turistas extranjeros que nos visitan cada año, y que este turismo sí aguanta más precio con un mejor servicio.

–Decía antes que el sector turístico saldrá en V, ¿y el resto de la economía?

–Creo que vamos a llegar a un 20 por ciento de paro y a caer hasta un 15 por ciento del PIB. Y la deuda puede estar en el 150 por ciento. Lo que más me preocupa es que se recupere el tema del desempleo y ahí hay que centrar todos los esfuerzos. Quienes están en un ERTE tienen muchas posibilidades de salir, los que están en el paro es muy complicado que salgan. El Gobierno tiene que hacer todo lo posible en este campo para evitar que lleguemos a ese 20 por ciento de paro. Aunque ahora estamos en el 14,85 por ciento, que ya es una cifra inasumible.

–¿En qué consiste «hacer todo lo posible»? Porque esto acaba de empezar y el dinero de los ERTES llega con retraso, tampoco parecen suficientes las líneas de ICO...

–Nosotros, en nuestro grupo, hemos tomado ciertas medidas para proteger a los trabajadores, y como ya pensábamos que esto iba a pasar, pagamos la nómina entera de marzo, como una paga extra que no vamos a recuperar, y si alguien necesita dinero hemos creado un dispositivo para facilitarles un adelanto.

–Me habla de la iniciativa privada, ¿y cómo se sujeta la economía y el empleo desde la gestión pública?

–Lo público tiene que espabilar. El funcionario está acostumbrado a ir a un ritmo determinado y en unas condiciones que no se ajustan a la situación privada. El año pasado tuvieron una subida del 2,5. Creo que necesitamos más actividad y que la gente esté muy concienciada de la crisis a la que nos enfrentamos. Hay que reforzar el SEPE con más recursos, pero no con más gente de fuera de la Administración, sino de otros ministerios. Hay que reordenar bien la Administración Pública porque hay muchas competencias que están dobladas y se pierde eficiencia.

–¿Qué le parece que en el último acuerdo del diálogo social se incluya una cláusula que permite que el ERTE pueda terminar en despido, en función de las circunstancias de las empresas?

–Antes que llegar al concurso de acreedores, mejor, lógicamente, el despido. Pero ya le he comentado que creo que hay que intentar mantener los ERTES como sea para que la gente no tenga que ser despedida. Dentro del Gobierno, la ministra Reyes Maroto o la secretaria de Estado de Turismo entienden perfectamente nuestro negocio y están en diálogo permanente con los empresarios. Pero luego está la parte del Gobierno de Podemos, que es verdad que no engaña sobre sus intenciones, y que tiene una ideología que es la que es. Aunque tengo que decir que esta semana escuché a la ministra de Empleo y la vi convencida de que tiene que apoyar los ERTES.

–«La parte de Podemos», como dice usted, parece que va a conseguir impulsar, o al menos así lo han anunciado, la subida de impuestos para las rentas más altas. ¿Está de acuerdo con que hay margen para una mayor solidaridad de estas rentas?

–En el momento actual, el Gobierno tiene que endeudarse, tiene que dedicar todos los recursos a sacar como sea al país de esta crisis, y luego habrá que hacer una reconfiguración fiscal, en la que, lógicamente, seguro que hay que subir una serie de impuestos. Pero ahora no es momento de subirlos.

–¿Ni a las rentas más altas?

–Esto es una lucha ideológica. Es como si yo le digo que Pablo Iglesias, en vez de estar en el chalet, se vuelva a un piso de 80 metros. Hay que hacer las cosas con un cierto sentido, y esta teoría de que primero hay que salir de esto, y luego hacer una recomposición de los impuestos, la defienden referentes económicos como Miguel Sebastián, que fue ministro de un Gobierno socialista y no es dudoso para la izquierda. Ahora mismo a las empresas hay que dejarlas el dinero que tienen, ayudarlas, y que salgan otra vez para arriba.