Conflicto interno

La «guerra de la carne» abre otra brecha en el Gobierno

Sánchez desautoriza públicamente a Garzón: «A mí donde me pongan un chuletón al punto... es imbatible»

El ministro de Consumo, Alberto Garzón, interviene en una nueva sesión de control al gobierno en el Congreso de los Diputados, en Madrid, (España), a 30 de septiembre de 2020
El ministro de Consumo, Alberto Garzón, interviene en una nueva sesión de control al gobierno en el Congreso de los Diputados, en Madrid, (España), a 30 de septiembre de 2020EUROPA PRESS/E. Parra. POOLEuropa Press

La evidencia científica respalda desde hace décadas, pero con especial intensidad en los últimos años, que reducir el consumo de carne sería beneficioso para la salud y la sostenibilidad del planeta. El debate es interesante, existe y es procedente abordarlo cuanto antes. Sin embargo, la idoneidad del momento y la forma en que lo ha hecho el ministro de Consumo y la respuesta que ha recibido de parte del Ejecutivo ha generado una polémica y ha abierto una nueva brecha en la coalición, eclipsando por completo la cuestión de fondo y reduciéndola a la frivolidad de comerse un chuletón al punto o poco hecho. Así fue como el presidente del Gobierno, de viaje oficial en los Países Bálticos, intentó atajar la polémica, caldeándola todavía más. «A mí, donde me pongan un chuletón al punto... eso es imbatible», destacó Pedro Sánchez, en una desautorización explícita a su ministro de Consumo desde Lituania.

Esta reacción sorprendió al propio Garzón en directo en «Al Rojo Vivo» de La Sexta donde se vio obligado a mantener el tipo y, aunque con cara de circunstancias, puntualizó que a él le gusta «poco hecho». A continuación, explicó que su propuesta no significa «no comer carne», sino hacerlo siguiendo las «indicaciones sanitarias». Sin embargo, en esa apuesta por la «dieta mediterránea» a Garzón le ha faltado pedagogía y, sobre todo, unidad de acción con su colega del departamento de Agricultura, Luis Planas, que desconocía la iniciativa que iba a impulsar el ministro de Consumo y reconocía que no habían hablado desde que saltara la polémica. Garzón intentó salir del paso en una entrevista en «La Hora de la 1» señalando que Planas sí lo sabía, pero porque figuraba en el plan de acción «España 2050» que quiere desplegar el Ejecutivo en el medio plazo.

Planas no dudó en reaccionar ante la desacertada campaña iniciada por Garzón y consideraba injusto y «absolutamente fuera de lugar» señalar con el dedo al sector cárnico, que forma parte de la riqueza de España. A su juicio, la campaña para disminuir el consumo de carne «es tan errónea como la del azúcar mata». Junto a él se situaban dirigentes socialistas de la talla de Emiliano García-Page o Guillermo Ferández Vara.

El presidente manchego recordó los «miles de puestos de trabajo que están en juego» y pidió al ministro de Consumo que «si no tiene nada que hacer, no invente ni genere problemas». Más conciliador, Fernández Vara invitó a Garzón a «venir a Extremadura la próxima semana. Visitaremos una dehesa y sobre el terreno igual es más fácil que nos entienda». «La experiencia –añadía en su cuenta de Twitter– me dice que cuando algo no lo entiende casi nadie, el problema no está en el receptor ciudadano, sino en el emisor administración».

Por si faltaba alguien en reaccionar, incluso Carles Puigdemont desde su retiro en Waterloo quiso pronunciarse sobre la polémica para mostrar su discrepancia con Pedro Sánchez. Para variar. El ex president fugado. «Le preguntan por una cuestión trascendente, que tiene implicaciones de salud, alimentarias, ambientales y económicas, y sale con un comentario sobre sus gustos personales. Cuando le pregunten por el cambio climático dirá: “a mí, donde me pongan el aire acondicionado ... ¿Eso es imbatible”?», escribió en un mensaje en su cuenta de Twitter.

Fuentes socialistas ven en Garzón la necesidad de reivindicarse con una alternativa verde y ante la inminente crisis de Gobierno que se avecina y que llevará aparejado un adelgazamiento de la estructura gubernamental. La cartera de Consumo es una de las que se desgajó, en concreto de la de Sanidad, para dar cabida a los miembros de Podemos en la coalición, por lo que es una de las carteras sobre las que se cuestiona su viabilidad. Sin embargo, la reivindicación del titular de Consumo ha acabado siendo contraproducente para sus intereses, al verse desautorizado por el propio presidente.

Incluso desde la oposición se ha utilizado esta cuestión para desgastar al Gobierno. El líder del Partido Popular, Pablo Casado, también criticó la campaña de Consumo, calificándola de «estrafalaria». «No nos digan lo que tenemos que hacer en nuestra casa y váyanse a la suya», destacó en presencia del ex presidente argentino Mauricio Macri, junto al que clausuró los cursos de verano de El Escorial. Con el ex mandatario argentino charló sobre el efecto de los populismos, momento que aprovechó para enmarcar esta medida de Garzón, criticando el «intervencionismo» cuando llegan a gobernar. «Ahora, en España, el ministro de Consumo publica una medida estrafalaria, dice que no debemos comer carne, cuando hay dos millones de personas en las colas del hambre que, lamentablemente, no pueden comer carne», criticó.

El presidente popular ha aprovechado estos cursos de verano para explicar su alternativa a Sánchez, pidiendo paso y exigiendo que el Ejecutivo se eche a un lado por los graves errores de gestión, sobre todo durante la pandemia, y que ahora llegan incluso con el sector agrario y ganadero. «Si no saben gestionar lo más básico, que son los recursos alimentarios y la política agraria, ganadera, comercial, al menos, dejen paso a los que saben», zanjó. También Arrimadas se sumó a la crítica a Garzón, preguntándose incluso «para qué sirve su ministerio», teniendo en cuenta que ya protagonizó una polémica similar contra el sector turístico mientras que ahora «ataca» al sector cárnico que es, recordó, «el cuarto sector industrial en España que genera casi 100.000 empleos y supone el 2,3% del PIB». La líder de la formación naranja destacó que hay otras formas de llevar a cabo el ecologismo y «hay que enfocarlo de una forma más moderna, apostando por la tecnología y la innovación y no atacando de forma indiscriminada» a agricultores y ganaderos.