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El coste de la transición energética
Lo estamos viendo ya con claridad en el precio del gas, la electricidad y los carburantes
Que es necesario sustituir las energías sucias por otras menos contaminantes es una evidencia. El problema surge cuando ese cambio se quiere imponer deprisa y corriendo, sin el tiempo necesario de colchón para evitar que el sistema colapse. Hay que saber que la transición energética no es gratis, y que incluso puede ser muy costosa si nos empeñamos en introducirla sin tomar el tiempo necesario para garantizar que su implantación sea un éxito. Lo estamos viendo con claridad con los precios del gas, la electricidad y los carburantes. Están por las nubes, y no es sólo por la guerra de Ucrania.
Antes de ese conflicto ya teníamos unos precios inasumibles. Por eso es relevante que quienes tienen que tomar las decisiones sepan hacerlo con tacto para no provocar una inflación aún más perniciosa. Ahora se está extendiendo la fiebre de cortar ya, como sea, las importaciones de gas y petróleo rusos. La mayoría estamos de acuerdo en que eso es algo que hay que hacer. El problema de imponerlo de un día para otro, por las bravas, es que Europa no está preparada para ello, en la medida en que su dependencia es total en algunos países. De modo que sería la manera más rápida de provocar un colapso energético. Recuerda el editor jefe de Economía del Financial Times, Martin Wolf, que por mucho que presionemos a Putin por esta vía, la realidad es que «Rusia es casi invulnerable: siempre va a encontrar comprador para los carburantes». Y es que el gas que desde Moscú se exporta a la UE es sólo el 8% de sus entregas.
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