Desempleo

Los últimos datos de paro no son buenos: se firman un 13% menos de contratos que antes del covid

El paro subió en 3.720 personas en términos desestacionalizados. Unas 40.000 personas han firmado más de un contrato «indefinido» durante el mes de junio

Contratos y sectores
Contratos y sectoresTania Nieto

E l Gobierno de Pedro Sánchez presume de unas cifras de empleo que no son especialmente buenas ni en términos absolutos ni relativos. Eurostat ha vuelto a señalar a España como el país con mayor tasa de paro de la zona euro –13,3%, frente al 6,8% de media en la Eurozona–, y con una reducción de desempleo significativamente inferior a muchos de nuestros vecinos. La tasa de paro de España ha bajado menos que en Grecia, por ejemplo. En el caso de España, 2,1 puntos porcentuales en el último año, mientras que en Grecia lo ha hecho 4,2 con mucha mayor exposición al turismo y una economía más débil.

A ello debemos añadir el peligroso maquillaje vía contratación pública. Casi el 40% de la afiliación de los últimos tres años se ha producido en el sector público. Esto es especialmente preocupante porque el Gobierno financia ese empleo público con más déficit estructural y deuda. El déficit estructural se ha duplicado a 50.000 millones de euros anuales. Inflar la contratación pública con deuda, además, pone en peligro los salarios de los funcionarios de carrera y las cuentas del Estado.

Tras dos años aprovechando el mayor estímulo fiscal y monetario de la historia, el número total de personas desempleadas es de 3.372.706, incluyendo otros no ocupados 221.695 y 270.429 con disposición limitada, según datos del sindicato USO.

En junio, solo dos de cada cinco contratos «indefinidos» fueron a tiempo completo. El subterfugio de convertir temporales a «fijos discontinuos» ha llevado a que el 60% de los contratos «indefinidos» sean fijos discontinuos o a tiempo parcial. En las cifras del SEPE aparecen más contratos indefinidos firmados que personas que hayan accedido a este contrato, lo que muestra que se están encadenando varios «fijos discontinuos» temporales por persona. Unas 40.000 personas han firmado más de un contrato «indefinido» en el mes de junio. Casi un 20% de los contratos de mayo y junio tienen menos de siete días.

La reducción del paro de junio es la más baja para dicho mes desde la crisis de 2008. En junio de 2021, el paro cayó cuatro veces más que en el mismo mes de 2022. Además, se siguen firmando un 13% menos de contratos que antes de la pandemia. Además, en términos desestacionalizados, el paro subió en junio en 3.720 personas. Y la afiliación no crece como dice el Gobierno. El último día de junio se rescindieron 235.948 afiliaciones a la Seguridad Social. Como explica José Luis Fernández, el saldo al finalizar el mes de junio desde el 1 al 30 del mes es de 201.853 afiliados menos.

La crisis, además, se ha llevado por delante 70.000 empresas cotizantes. No se recupera el número de empresas cotizando previo a 2020 y eso significa que nuestro tejido empresarial sigue sufriendo daños estructurales.

Conviene repetir que estos pobres datos se enmarcan además en una acción de Gobierno que ha contado con el mayor estímulo fiscal y monetario de nuestra historia reciente. Todos estos datos reflejan que la reforma laboral ha sido poco más que un ejercicio para disfrazar precariedad. No critico el contrato fijo discontinuo, que es un elemento de flexibilidad adecuado, critico lo que es hacerse trampas al solitario y disfrazar temporales obligando a hacerlos fijos discontinuos cuando no cambia ni la remuneración, ni el tiempo de trabajo, ni las condiciones. La duración media de los contratos se ha desplomado desde la famosa «reforma laboral». Eso es especialmente preocupante porque esos fijos discontinuos, cuando termine su periodo de trabajo, estarán parados y recibirán prestación por desempleo pero no aparecerán en las listas de parados.

Según la última encuesta de población activa (EPA), la tasa de empleo (porcentaje de ocupados respecto de la población de 16 y más años) es del 50,51%, con un descenso de 32 centésimas respecto del cuarto trimestre de 2021. En variación anual, esta tasa ha subido 2,04 puntos, es decir, mucho menos que el rebote del PIB y sigue por debajo de los niveles pre-pandemia.

Un país con una tasa de empleo inferior a la del cuarto trimestre de 2019, con un problema de productividad enorme y con la tasa de paro más alta de la Unión Europea no debería hablar de récord de empleo y menos cuando se disfraza sacando gente de las listas y aumentando empleo público.