Opinión

El BCE, la FED y lo provisional

Expertos vaticinan que el Banco Central Europeo y la Reserva Federal de EE UU elevarán al 3% su objetivo de inflación, ante la imposibilidad de alcanzar el 2%

André Maurois (1885-1967) decía que «nada resiste tanto como lo provisional». Otro francés, Edouard Balladur, que fue primer ministro entre 1993 y 1995 y candidato fallido a la presidencia de la República, con fama de estirado y distante –la leyenda afirma que trataba a su mujer de usted– defendía que «todos los compromisos son provisionales». Christine Lagarde, también francesa y presidenta del Banco Centras Europeo (BCE) y Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal (Fed), sin duda, estarán de acuerdo con ambas afirmaciones. Ambos han tenido que prolongar más de lo previsto medidas provisionales y ambos han tenido que adquirir compromisos también provisionales. Es el resumen telegráfico de los últimos años de la política monetaria.

Hoy, miércoles, la Fed subirá los tipos de interés por última vez este año, y el jueves lo hará el BCE. Volverán a hacerlo en 2023, por lo menos mientras la inflación no esté domeñada, algo que no parece sencillo. Los factores que contribuyeron a que los precios estuvieran controlados durante años, como la globalización y sus derivados y la eclosión del comercio electrónico, son casi historia. La renacionalización de la producción, la desglobalización, los riesgos geopolíticos y los costes derivados de la transición energética actúan de impulsores de la inflación, algo que además no desagrada a gobiernos populistas y endeudados.

El BCE y la Fed tienen como objetivo, casi histórico, mantener la inflación en el 2% o en un entorno muy similar. Ahora, la evolución de los precios está muy lejos de ese límite y nada indica que se pueda alcanzar el próximo año y quizá tampoco en 2024, aunque haya subidas adicionales de tipos de interés. Significa que hay elementos inflacionarios que se han convertido en estructurales –lo provisional que deviene en permanente– y si eso se confirma, ya hay expertos que vaticinan que el BCE y la Fed, ante la imposibilidad de alcanzar el objetivo de una inflación del 2%, eleven ese objetivo hasta, por ejemplo, el 3%. En el actual mundo postliberal sería mal acogido, aunque es muy discutible que fuera beneficioso para las economías porque abriría la puerta de la relajación inflacionaria, en teoría provisional, y «nada resiste tanto como lo provisional», la advertencia de Maurois.