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Álvaro Espina: «Reconstruir la biografía de Cervantes es mi sacerdocio particular»

Álvaro Espina presenta «Cerbantes en la casa de Éboli» –escrito con «b»–, la biografía novelada del entonces joven escritor en el Madrid de los Austrias, una existencia a veces de película que linda con la intriga policiaca.

Álvaro Espina: «Reconstruir la biografía de Cervantes es mi sacerdocio particular»
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Álvaro Espina presenta «Cerbantes en la casa de Éboli» –escrito con «b»–, la biografía novelada del entonces joven escritor en el Madrid de los Austrias, una existencia a veces de película que linda con la intriga policiaca.

Un cartapacio descubierto dentro de una hornacina tras el terremoto de Orán, permite al autor reconstruir la vida de un joven Cervantes en Madrid entre 1566 y 1569, antes de su huida a Italia. El texto aparenta haber sido dictado o escrito por el propio Cervantes, pero no descarta ser una autobiografía apócrifa. Instalado en la calle Atocha, entra en la casa Éboli como secretario y como preceptor de su hija Ana, mientras se forma en el estudio de López de Hoyos. Cuando parecía haber pasado el aluvión de publicaciones cervantinas en torno al centenario, Álvaro Espina presenta «Cerbantes en la casa de Éboli» (Suma de letras). Espina, doctor en Ciencias Políticas y Sociología, administrador civil del Estado y consejero de Política Económica, tiene muchos libros publicados, pero esta es su primera novela. «Ahora dedico mi tiempo libre a esta especie de sacerdocio al que me he consagrado, reconstruir la biografía de Cervantes».

–¿Cerbantes con «b»?

–Toda la novela está con «v». La «b» de la portada está extraída de la rúbrica con la que firma «El Quijote», para señalar que esto es, teóricamente, una autobiografía suya y si hubiese querido darle publicidad al documento, en lugar hacerlo a través de Ahmad Ibn al-ayyi, como hace, lo habría firmado con «b».

–¿Fue un hallazgo real el documento?

–Es una ficción, una creación literaria. De cuatro lectores previos, tres me lo han preguntado. Como Borges, el prefacio indica que prefiero mantenerme en un galimatías donde el lector pueda elegir entre las muchas posibilidades

–No queda claro el autor.

–Lo mismo podríamos preguntarle a Cervantes con «El Quijote». Él dice que encontró en una almoneda de Toledo unos manuscritos donde manifiesta que estaba la historia del hidalgo. Yo solo lo he seguido. Si él hubiese querido hacer una autobiografía habría hecho lo mismo que con «El Quijote».

–¿Quién es CHB?

–Sabemos que Cervantes es el autor, pero se camufla bajo Cide Hamete Benengeli (CHB), al que, teóricamente, ha dictado su vida. Inventa la historia con este intermediario, un morisco que escribió buena parte de «El Quijote», que él encuentra y continúa. Yo he seguido el mismo artificio literario para contar su propia autobiografía, respetando su estilo.

–Una vida de ficción.

–Es una recreación literaria de su propia vida dictada a CHB. Como toda biografía, tiene parte de creación. En el prefacio se advierte que ésta no respeta exactamente la literalidad y la cronología, pero la utiliza para dar expresión a su etapa formativa con los jesuitas.

–¿Su relación con la casa de Éboli fue real?

–No se puede decir que fuera real, pero tampoco desmentirse. Alguien tuvo que ser el preceptor de Anita de Silva, alguien tuvo que ser secretario, como era habitual en estas grandes casas y nadie conoce ningún documento que nos lo aclare. Es verosímil que fuera él.

–Con López de Hoyos, sí.

–Eso lo hace más verosímil porque éste colocaba a sus discípulos, especialmente sus predilectos, como preceptores de las grandes casas. Y Cervantes lo es, así que resulta creíble colocarlo en la del ministro principal del rey. No está documentado, pero tampoco lo contrario. Además, Cervantes compartía prima con Ana de Mendoza, Martina de Mendoza, y la casa de Éboli se encontraba a 50 pasos del Estudio en el que fue ayudante de López de Hoyos

–En estos años inicia su carrera literaria.

–Está perfectamente documentado que estaba escribiendo «La Galatea». Yo hago uso de esto porque los cuentos empotrados en ella son el material con el que se convierte en el narrador predilecto de Isabel de Valois, la princesa Ana y el príncipe don Carlos. Esto da mucho juego porque le permite contactar con la corte en un tiempo muy convulso.

–¿Cómo era ese Madrid de los Austrias?

–De cambios vertiginosos en todos los aspectos. Es capital desde 1561 y cinco años más tarde se está cambiando el perímetro, la cerca, las puertas se están derribando y cambiando de lugar. Siguiendo a Cervantes se va viendo cómo era y lo que estaba pasando.

–En él desarrolla una trama de intriga casi policíaca.

–Porque tiene que huir y tiene que hacerlo por algo. Es perseguido y debe librarse de la persecución. Esta parte está escrita como una obra de suspense. Es rocambolesca, debe permanecer escondido, moviéndose por la noche y dando rodeos porque hay gente buscándolo.

–Evidencia un gran conocimiento de él y de la época, incluida vestimenta, gastronomía...

–Iba a ser mi tesis doctoral. Se lo propuse al catedrático José Antonio Maravall. Me dijo que más bien era material para una obra de madurez y me recomendó hacerlo como novela, desde la ficción, no como un ensayo académico. Es lo que hice hace cinco años y este es el resultado.

–¿Se atrevería a definir a Cervantes?

–Un personaje maravilloso. Con lo que se trasluce de sus escritos y de las cosas que escribía, dice uno ¡qué personalidad! , qué persona tan entera, con tanta ecuanimidad, tanta bonhomía... Todo cuanto sabemos de su vida lo ratifica. Es un personaje deslumbrante en todos los aspectos y, además, alguien que escribe lo que él escribió sólo puede ser un personaje absolutamente fantástico.