Crisis a la vista
Aranceles: la guerra comercial más tonta de la historia que acerca una recesión autoinfligida
Los analistas advierten de que si Trump no relaja las tarifas que ha anunciado, el crecimiento se resentirá de forma importante sin descartar ningún escenario. El último gran plan proteccionistas de EE UU en 1930 condujo a la Gran Depresión
La «guerra comercial más tonta de la historia», como ha calificado el prestigioso diario económico americano «The Wall Street Journal» lo que ha provocado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con los aranceles que anunció el miércoles; puede acabar derivando en una recesión autoinfligida. Igual de absurda también y muy perjudicial además para aquellos a los que dice que quiere ayudar el magnate neoyorkino, sus compatriotas estadounidenses.
Nadie tiene dudas de que si los aranceles anunciados por Trump en el denominado con pomposidad como «Día de la Liberación», más abultados de lo esperado, no se moderan o eliminan tendrán graves consecuencias económicas. Y no son pocos ya los que, haciendo un juego de palabras con el famoso eslogan «Winter is coming (Se acerca el invierno)» de la mítica serie «Juego de Tronos», creen que se acerca una recesión que se podía haber evitado.
Los temores por lo que se avecina son generalizados. El jueves, la Organización Mundial del Comercio (OMC) aseguró que las subidas de tarifas decretadas por el Gobierno de Estados Unidos provocarán una contracción del 1% en el comercio internacional este año. Ayer, la presidenta del el Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, aseguró que «representan un riesgo significativo» para la economía mundial, aunque no quiso entrar en más detalles sobre su impacto real. Y el Banco Central Europeo (BCE) secundó la postura del FMI al declarar su vicepresidente, el español Luis de Guindos, «el nivel extraordinariamente elevado de incertidumbre en torno a la política económica y comercial» que han generado y que, por ello, la entidad debe ser «extremadamente prudente al determinar la postura de la política monetaria».
Estos miedos que las instituciones transmiten midiendo mucho sus palabras para no generar pánico se concretan para los analistas en la palabra recesión, que no hace tanto parecía un fantasma lejano pero que ahora es un riesgo cada vez más real.
El temor a que se acabe materializando va en aumento. La agencia de calificación de rating S&P admitió el jueves que la probabilidad subjetiva de que ocurra «probablemente haya aumentado del 25% en marzo al 30%-35%».
El economista Pablo Gil recuerda que otra política económica similar llevó a la Gran Depresión
En su análisis, S&P Global advierte de que el impacto en el PIB de la guerra comercial abierta «depende de las represalias de los socios comerciales y de cómo se utilicen los ingresos arancelarios», destacando que los aranceles son un impuesto regresivo que afectará con mayor intensidad a los hogares de bajos ingresos como porcentaje de su gasto.
Más pesimista se muestra el mayor banco de Estados Unidos, JPMorgan Chase, que ha elevado las posibilidades de una recesión global del 40% al 60%.
En un reporte liderado por Bruce Kasman y divulgado ayer bajo el ilustrativo título de «Habrá sangre», el banco afirma que «es probable que el efecto de esta subida de impuestos se amplifique por las represalias, con una caída en la confianza empresarial estadounidense e interrupciones en la cadena de suministro», añadió el equipo de Kasman.
Como S&P y JP Morgan, Pablo Gil, reconocido economista, divulgador y trader, asegura en su análisis «The Trader» que las próximas semanas serán claves para saber si la guerra comercial se recrudece y se desencadena la tan temida recesión. «Europa, China y otros socios decidirán cómo responder. El riesgo de una espiral de sanciones mutuas está sobre la mesa. Y con ello, la amenaza de una recesión global provocada por un solo hombre convencido de que el comercio es un juego de suma cero». Gil recuerda que las multinacionales «ya alertan de cancelaciones de pedidos, cambios en las cadenas logísticas y aumento de costes. El impacto en mercados emergentes, especialmente aquellos muy dependientes de las exportaciones a EE UU, podría ser dramático», advierte el economista.
El riesgo está en que las medidas de Trump disparen los precios, atenacen el consumo y paren la actividad. «Dado que a corto plazo EE UU no tiene capacidad para aumentar su producción industrial de manera significativa -uno de los objetivos que persigue Trump con su medida-, la consecuencia más inmediata de una subida de aranceles será un aumento generalizado de los precios y una merma de la capacidad de compra de los consumidores», según explica en su última carta a sus clientes Emilio Ortiz, director de Inversiones de Mutuactivos.
La Gran Depresión
Como explica Gil, el proteccionismo extremo no es nuevo. Y, de hecho, advierte de que, en 1930, el arancel Smoot-Hawley, aprobado también en Estados Unidos para tratar de apaciguar los efectos del «crack» bursátil de 1929, fue presentado con argumentos similares: proteger al trabajador estadounidense y a la industria nacional. «El resultado fue la Gran Depresión, agravada por las represalias comerciales de los socios de EE UU», recuerda Gil.
Chris Iggo, director de Inversiones de AXA IM, recuerda que algunos analistas sugieren que el crecimiento económico de EE UU podría reducirse entre un 1% y un 2%, mientras que la inflación aumentará. «Esto se considerará una estanflación para la economía estadounidense. Los aranceles sobre los bienes del resto del mundo deberían reducir el crecimiento de las exportaciones y supondrán un impacto negativo en el crecimiento, siendo Asia y Europa las más afectadas debido al tamaño de los aranceles propuestos», añade.
Iggo también asegura que los mercados, que están cayendo a plomo desde que Trump anunció la batería arancelaria, «también están descontando ahora un riesgo mucho mayor de recesión en EE UU y en otros lugares, y algunos bancos están cambiando ahora su opinión para anunciar oficialmente una recesión en Estados Unidos en sus previsiones».
El analista de gestora de fondos de inversión La Financière de l’Échiquier Enguerrand Artaz coincide en que «el impacto de los aranceles será muy negativo, y el riesgo de recesión en EE UU empieza a ser muy real». Además, Artaz avisa de que «cada día que pase con estos aranceles tendrá un impacto negativo en el crecimiento estadounidense, principalmente a través del consumo».
Desde la firma de inversión Pimco, Libby Cantrill, su directora de Políticas Públicas de EE UU, añade en esta línea que «si estos aranceles se mantienen, nuestra economista Tiffany Wilding afirma que podríamos ver cómo el crecimiento del PIB real a corto plazo se detiene o incluso se contrae, con un aumento potencial de la inflación hasta el 4,5%, si no más». «Suponiendo que los aranceles se mantengan, aunque sea unos pocos trimestres, cabe esperar que se produzcan daños económicos, tanto en términos de lastre para el crecimiento, que quizá incluso desemboquen en una recesión, como de presión alcista sobre la inflación», resume.
Trump no cede
La esperanza que los analistas tienen para que el desafío lanzado por Trump al resto del mundo no acabe degenerando en otra crisis es que se pueda alcanzar algún tipo de acuerdo negociado que reconduzca la situación. Algo que, al menos a corto plazo, parece complicado. La Unión Europea y el Reino Unido, por ejemplo, mantienen la mano tendida a negociar. Pero también han advertido de que tomarán represalias si no se alcanzan acuerdos.
Cantrill asegura que la suposición de que Trump sería muy sensible a cualquier caída en el mercado de valores «no se ha mantenido», aunque también cree que no es del todo «impermeable» a la misma ni al rechazo público de sus aranceles o las preocupaciones sobre una recesión. Por lo tanto, considera que es «probable que haya un límite en cuanto al dolor que él y su Administración están dispuestos a soportar para reequilibrar la economía, pero aún está por ver cuándo será eso o cómo será. Por ahora, debemos asumir que su tolerancia al dolor es bastante alta y que los aranceles se mantendrán durante un tiempo».
Ayer mismo, Trump se mostró abierto a llegar a acuerdos sobre los aranceles con diferentes países. Eso sí, lo vinculo a que alguno de los afectados le ofrezca «algo fenomenal».