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La burocracia gana en Bruselas
Lo peor del nuevo gobierno de comisarios es su dimensión claramente excesiva
Tratándose de la señora Von der Leyen, no podíamos esperar otra cosa de su nuevo gobierno: más burocracia y una nomenclatura elefantiásica de seis vicepresidentes y 20 comisarios, al más puro estilo de su muy amigo Pedro Sánchez. Cosas de la política europea: pese a perder las elecciones, Teresa Ribera logra la más que relevante cartera de vicepresidenta de Transición Limpia, Justa y Competitiva, nombre de corte sovietizante para calmar las ansias de control sobre la Transición Verde. Ribera no va a tener lo que pedía porque la mayoría conservadora se ha puesto en jarras contra ella por sus políticas ultras y dogmáticas, que tanto han perjudicado a la agricultura, la ganadería y la industria automovilística. Sin olvidar el veto ejercido por los gobiernos más dependientes de la energía nuclear, que no la pueden ni ver. El problema es que aún tendrá que superar la evaluación que le debe hacer el Parlamento Europeo, donde un voto conjunto del PP con las derechas nuevas de Orban, Meloni, LePen, etc, podría tumbar su nombramiento, sobre todo si no logra superar el filtro del conflicto de interesas con las actividades de su esposo.
Pero lo peor del nuevo gobierno de comisarios es su dimensión claramente excesiva. Será bastante frecuente el choque de competencias entre carteras, pues las fronteras no están bien definidas en buena parte de los casos. Lo contrario a lo apuntado por el, que pedía mayor coordinación y menos burocracia. Difícilmente la UE puede dar ejemplo de nada a los países miembros con estas decisiones, que alimentan a los partidos más euroescépticos y a la derecha radical.
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