Mercado inmobiliario
Cada día los ricos son más ricos: ¿Cómo gastan su dinero?
En los próximos cinco años la población global de multimillonarios crecerá un 22%. En España, el número de persona con un patrimonio de más de 30 millones aumentó en 2018 un 5%
En los próximos cinco años la población global de multimillonarios crecerá un 22%. En España, el número de persona con un patrimonio de más de 30 millones aumentó en 2018 un 5%
Cada día que pasa los ricos son más ricos y los pobres son más pobres. Mientras la mayoría de la población se queja de que los sueldos son demasiado bajos, de que los alquileres y los precios de la vivienda demasiado altos y de que la cesta de la compra se encarece a ritmos endiablados, existe un pequeño colectivo de gente con un elevadísimo poder adquisitivo que aumenta sin parar su fortuna. Esto se desprende de la 13ª edición del informe The Wealth Report, un estudio sobre riqueza y propiedades de lujo a nivel mundial presentado hoy en Madrid por la consultora inmobiliaria Knight Frank.
Según el informe, en los próximos cinco años la población global de multimillonarios crecerá un 22%, rondando los 250.000 personas. Además, a finales de 2019 ya habrá 20 millones de millonarios en el planeta (mientras que el Banco Mundial indica que, a día de hoy, unas 736 millones de personas viven en la pobreza extrema). Concretamente en España, el número de persona con un patrimonio de más de 30 millones aumentó en 2018 un 5% hasta las 4.111.
Y nuestro país cuenta con un mercado interesante para estos ricos: Madrid. La capital se ha convertido en un referente de las compras de lujo de todo tipo. En el terreno inmobiliario, por ejemplo, “es una plaza cada vez más comparable a otras capitales europeas”, explica el director de Residencial de Knight Frank, Carlos Zamora. No en el precio, pues mientras que en el sector “prime” es de 8.000 euros por metro cuadrado, en París puede alcanzar los 18.000 o en Londres (la ciudad con más riqueza del mundo detrás de Nueva York a pesar del lío del Brexit), los 30.000.
Precisamente el precio es uno de los grandes atractivos para los inversores de capital privado (ricos que quieren gastar o sacar partido a su patrimonio). Sobre todo para los extranjeros, que cada vez demandan más inmuebles de lujo en Madrid. Hace sólo siete años los foráneos representaban el 10% de las inversiones en “prime” frente al 90% de los españoles, y ahora es un 35%/65%.
La mayoría de los extranjeros que invierten en lujo inmobiliaria son latinoamericanos, y entre las ventajas que encuentran además del coste, está que “casi todos los proyectos tienen detrás arquitectos de primer nivel”, comenta Zamora. Por otra parte, hay indicios para creer que no estamos ante una burbuja del “prime” en España porque el 90% paga al contado y sólo el 4% adquiere el inmueble con la finalidad de venderlo cuando pueda obtener rentabilidad (lo cual supone un muro de contenció contra la subida de precios).
A los ricos no les pesa el dinero a la hora de comprar inmuebles. Y es que desde Knight Frank aseguran que el 100% del edificio Canalejas estará vendido antes de que se entregue el proyecto. Un éxito que también se contabiliza en el lujoso edificio de la calle Montalbán número 11, donde en menos de un año han vendido 9 de las 10 viviendas (sólo queda disponible el ático de tres plantas).
Otros productos
El sector inmobiliario puede ser una inversión de futuro. Pero, a parte, los ricos también gastan su dinero en productos de forma pasionaln en sus hobbies. Así lo vemos con ejemplos de compras ocurridas el año pasado, cuando se vendió una botella de whisky de la marca Macallan por 1,5 millones de dólares, mientras que en 1986 la misma botella había sido adquirida por 8.000 dólares. En cuanto a joyería, un colgante de perlas perteneciente a María Antonieta fue vendido por 36 millones de dólares. Y, por último, en lo que respecto a los clásicos del automovilismo, un Ferrari 250 GTO del año 1962 fue adquirido por 70 millones de dólares. Otro igual había sido comprado previamente por 48,4 millones. ¿Por qué tanta diferencia? Porque los ricos se pueden permitir no sólo pagar el producto, sino de lo que él se desprende. Y es que de los dos Ferraris, había competido en más carreras y, por lo tanto, tenía más historia. Mientras que los ciudadanos de a pie se rompen la cabeza para buscar un coche de segunda mano asequible con el menor kilometraje.
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