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CEOE y Cepyme intercambian golpes y reproches con Pedro Sánchez en la entrega de los premios de la patronal de pymes
Garamendi y Cuerva "abroncan" al presidente del Gobierno por la falta de diálogo social en la reducción de jornada, la subida del SMI o el infierno burocrático. Sánchez solo recogió el guante de las trabas administrativas

Golpes sin protector bucal, reproches en voz alta y recados con alto contenido político. Así comenzó la undécima edición de los Premios Cepyme, que estuvo presidida por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, a los que los máximos dirigentes de CEOE, Antonio Garamendi, y de la propia Cepyme, Gerardo Cuerva, lanzaron duras andanadas y explosivas cargas de profundidad, tras mostrar abiertamente su lejanía con sus últimas decisiones y su malestar por "orillar el diálogo social", además de recordarles que "la economía real está bastante lejos de ir tan bien" pese a los buenos datos macroeconómicos.
Cuerva ha trasladado el profundo enfado de las pequeñas y medianas empresas por la subida del salario mínimo interprofesional (SMI), tras apuntar que en algunas provincias representa ya el 80% del salario medio. Tras recordar a Sánchez las trabas y la presión que ha impuesto a los empresarios desde que llegó al poder en 2018, le ha reprochado que no tenga en cuenta que estas empresas "lo estén pasando realmente mal por las decisiones que está tomando este Gobierno en nuestra contra", entre las que ha enumerado las continuas subidas del SMI sin el apoyo patronal, la subida unilateral de la reducción de la jornada, el aumento de la presión fiscal y el incremento de las cotizaciones, junto al infierno regulatorio que está ahogando en burocracia a la pymes. "No me lo podría perdonar si no le diera voz al clamor de los empresarios, a los que debo defender porque tienen poca voz y apenas se les escucha".
Tras este duro preámbulo, Cuerva apuntó que las pymes agrarias llevan sin crear empleo desde hace 11 meses, y que los pequeños empresarios no saben cómo afrontar la reducción de la jornada laboral hasta las 37,5 horas, mientras que las cargas burocráticas y normativas los hacen menos competitivos. "No puedo hacer oídos sordos a sus demandas y quejas. Hace siete meses que esta organización hizo pública un manifiesto en defensa de la libertad de empresa. Fue un documento duro, pero era un documento meditado y medido. Era el clamor, en un momento en el que esos ciudadanos, que son empresarios, nos exigían responder. Ese manifiesto canalizaba un clamor y venía a expresar que los protagonistas de hoy, nuestras finalistas, con ser ejemplos de excelencia, podrían ser aún mejores".
Para finalizar, Cuerva ha trasladado a Sánchez sus dudas sobre que el Gobierno tenga una misma voz, ya que ha señalado que aunque desde Presidencia conocen el "valor" de la empresa privada "como motor económico y social, no estoy tan seguro de que todo el Gobierno piense igual", en clara referencia a Díaz, que le miraba atentamente, y ante la que ha destacado el trabajo, más en sintonía con los empresarios, del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, una sintonía que "no fluye con otros departamentos", como Trabajo.
En la misma línea, Garamendi ha reclamado la vuelta al diálogo social, para que el Ejecutivo entienda que "las empresas y las organizaciones sociales son parte del diálogo social", por lo que ha pedido para ellas el "máximo respeto", sobre todo porque a través de este diálogo, ha sido "cuando se ha conseguido la paz social". Además, ha exigido que se dejen "a un lado" los intereses partidistas y políticos que están marcado la agenda y las negociaciones con los empresarios, y que se respete a las patronales cuando no suscriben medidas que no son buenas para ellos. "Cuando decimos 'no' también lo hacemos desde el respeto y responsabilidad, ese es nuestro planteamiento e insignia".
Tras estas palabras, y en su discurso de clausura, Sánchez ha recogido el guante de las patronales y ha reconocido el "trabajo fundamental que realiza el tejido productivo, sin el que la economía no se habría colocado a la cabeza del crecimiento en Europa, el doble que Francia o cuatro veces más que Alemania". Tras pasar más de puntillas por los reproches empresariales previos, se ha puesto como prioridad a nivel tanto nacional como europeo "la simplificación de las cargas burocráticas" para las pequeñas y medianas empresas, y defendió que "debemos construir de una vez por todas un mercado único completo". Según el presidente, reducir las trabas administrativas que tiene el mercado único tendría "un efecto multiplicador del crecimiento económico en el continente y en el país, incluso superior al de las trabas arancelarias que pudieran poner otros bloques comerciales".
Ante los empresarios, Sánchez ha garantizado que España responderá "con proporcionalidad" a "quienes nos ataquen con aranceles injustos o con amenazas a nuestra soberanía", en alusión a las últimas decisiones tomadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la imposición de aranceles a las exportaciones. "Si esa amenaza se materializa", habrá una respuesta "con toda la fuerza de una Europa unida. Vamos a responder con proporcionalidad a cualquier desafío".
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