Finanzas
Economía empuja al Banco de España a reestructurarse
El recorte de un 4,5% de su presupuesto hace prever un adelgazamiento de su organigrama. Sus gastos de funcionamiento son de 426 millones
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), el italiano Mario Draghi, ha abierto el debate: ¿tienen los bancos centrales de los países de la eurozona que apretarse el cinturón al haber cedido parte de su soberanía al eurobanco? Para el máximo responsable de la institución monetaria europea, no; para los gobernantes de los países que no atraviesan por su mejor momento económico, la respuesta es sí.
Con la reforma del sector financiero español prácticamente concluida tras la llegada de los fondos procedentes de Bruselas, que ha conllevado la reducción del número de entidades financieras de más de cincuenta a apenas una docena, el cierre de 3.269 oficinas sólo en 2011 y una reducción de plantilla de 15.651 empleados, el Banco de España es ahora el centro de atención. Fuentes consultadas por este periódico han sugerido una reforma de la institución monetaria que gobierna Luis Linde, en consonancia con la pérdida de funciones derivadas de la creación del euro, el Banco Central Europeo y el futuro supervisor bancario para el sector financiero de la zona euro. El Gobierno vería con buenos ojos un gesto del banco emisor hacia la austeridad, lo que tendría que comportar probablemente una reducción de los efectivos, cifrados actualmente en unas 2.500 personas, y una simplificación de su organigrama.
La primera llamada de atención del Gobierno está impresa en el presupuesto de gastos del Banco de España para el presente ejercicio, que se ha reducido en un 4,5 por ciento, un recorte que supone la mitad que el impuesto por Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, a los gastos de todos los ministerios, el 8,9 por ciento.
La recomendación de que el ajuste llegue también al banco central choca, sin embargo, con la Ley de Autonomía del Banco de España (Ley 13/1994 de 1 de junio). Y con Mario Draghi, que establece una relación directa entre austeridad en una institución y capacidad para poder llevar a cabo las funciones de supervisión que tiene encomendadas, fundamentales para prevenir crisis financieras como la que originó la recesión que todavía hoy azota a medio mundo, incluida buena parte de la eurozona. La Ley de Autonomía del Banco de España trata de evitar las injerencias entre la institución y el Gobierno, que estaban a la orden del día cuando la política monetaria se cimentaba en la relación entre la institución con sede en el edificio de la madrileña calle de Alcalá y en el Ministerio de Economía. Esa ley ha permitido que hasta hace apenas dos años y medio no se conociera cuánto ganaba el gobernador del Banco de España, algo un tanto sorprendente cuando es nombrado a propuesta del Gobierno de turno y con el visto bueno del principal partido de la oposición.
Más que el presidente
En mayo de 2010 se conoció por primera vez que Miguel Ángel Fernández Ordóñez, el antecesor de Luis Linde, ganaba 194.148 euros brutos anuales, que se redujo en un 15 por ciento, siguiendo la recomendación del entonces Gobierno socialista, hasta 165.026 euros, más del doble, no obstante, que el sueldo que percibió ese año el jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, que ganó 78.185 euros.
Los últimos movimientos del Banco de España para adelgazar el tamaño de su estructura se remontan a noviembre de 2010, cuando anunció la reestructuración de su red de sucursales con el objetivo de «mejorar la eficiencia en el uso de los recursos económicos y humanos de que dispone». La Comisión Ejecutiva del Banco acordó el cierre, con fecha efectiva de 31 de mayo de 2011, de siete sucursales –Ceuta, Logroño, Melilla, Pamplona, San Sebastián, Santander y Toledo–, con una plantilla de 58 trabajadores, y dejó operativas otras quince, además del edificio que alberga la sede central en la calle Alcalá de Madrid.
Con anterioridad a este ajuste se produjeron otros dos entre los años 1978 y 1982, en las que se cerraron 18 de las 70 oficinas existentes entonces, dejando una en cada provincia, más Santiago de Compostela. Entre 2002 y 2004 hubo una segunda oleada de cierres en la que desaparecieron otras veinte sucursales. En la actualidad quedan quince en funcionamiento.
Los Presupuestos Generales del Estado han fijado un gasto de funcionamiento del Banco de España de 426 millones de euros. De esta cantidad, la mitad corresponde a gastos de personal –217 millones de euros–. La segunda gran partida de gastos es para los alquileres y mantenimientos y los servicios externos. Existe una partida de 3,26 millones de euros para la contratación de personal, dentro del capítulo «Proyectos del Eurosistema».
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