Macroeconomía

El BCE prepara todo su arsenal para erradicar el riesgo de recesión

Inyectará 30.000 millones para contrarrestar los tipos negativos. Seguirá comprando deuda, lo que provoca en Alemania la reaparición del discurso victimista

El italiano Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo
El italiano Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeolarazon

Inyectará 30.000 millones para contrarrestar los tipos negativos. Seguirá comprando deuda, lo que provoca en Alemania la reaparición del discurso de la víctima

La historia se repite: el Banco Central Europeo (BCE) cambia sus objetivos de inflación y se anuncia una bajada de tipos de interés y la reactivación del programa europeo de compras de deuda estatales. La debilidad de la zona euro ha quedado en evidencia una vez más. En la reunión del Consejo de Gobierno del BCE celebrada el pasado 25 de julio, cuyas actas se han conocido hoy, quedó patente que sus miembros consideran necesario revisar de nuevo la estrategia económica de la unión monetaria por las cifras pesimistas que arrojaron los últimos informes.

El presidente del BCE, Mario Draghi, aclaraba en rueda de prensa posterior al encuentro que se reanudarán las compras de activos con una inyección de unos 30.000 millones de euros para limitar el impacto de los tipos negativos. El bajo crecimiento de la economía y la inflación en la eurozona siguen siendo los principales problemas de la región. En el caso de la inflación, es su ausencia, aunque en ningún momento se habla de deflación: «La inflación, tanto la real como la proyectada, está persistentemente por debajo de niveles que estaban en línea con los objetivos», se lee en las actas de la reunión. Las medidas acordadas se comenzarían a aplicar en septiembre si la situación persiste, lo cual es más que probable. De hecho, la propia institución alerta de «la prolongada presencia de incertidumbres relativa a factores geopolíticos, la creciente amenaza del proteccionismo y las vulnerabilidades en mercados emergentes». Sin embargo, aseguran, el empleo continúa mejorando. Ahora bien, la institución no habla de la calidad de dicho empleo. Las exportaciones y la industria se han visto frenadas en los últimos meses.

Los intereses no subirán durante el primer trimestre de 2020, informó la institución. El presidente de la Unión Social Cristiana de Baviera, Markus Söder, socio de Gobierno de la canciller Angela Merkel, explicaba el miércoles que «el ahorrador alemán» está siendo «expropiado» de forma indirecta por la política de bajos tipos de interés del BCE y aseguró querer iniciar una iniciativa en el Consejo Federal para que los ahorros de menos de 100.000 euros no se vean afectados por los intereses negativos. Las asociaciones de consumidores respondieron a Söder que hasta ahora los intereses negativos solamente afectan, de hecho, a sumas mayores de dicha cantidad. Por otro lado, los bancos han introducido por toda Europa tasas a sus servicios que compensan una parte de las pérdidas de los bancos.

El discurso del ahorrador alemán que paga el pato en Europa es conocido desde el inicio de la crisis de la zona euro hace alrededor de una década y está volviendo al discurso en Alemania. La semana pasada, el presidente de la asociación alemana de las cajas de ahorros (DSGV), Helmut Schleweis, atacaba a Draghi en el diario Bild asegurando que «arroja cada vez más dinero al mercado» y que «ha acabado con los intereses». Le acusaba de haber «prestado dinero en cantidades inimaginables a estados fuertemente endeudados». De ahí que la jubilación de muchas personas se esté viendo afectada en Alemania según su razonamiento, ya que muchas personas habrían confiado en productos bancarios que ahora no son rentables. Lo cierto es que las pensiones estatales en Alemania cada vez son más magras. Una portavoz del BCE le respondió que el banco había «creado las condiciones para una recuperación económica» al tiempo que Alemania tenía el menor índice de paro desde la reunificación.

La actitud de estos responsables alemanes recuerda a los términos empleados al comienzo de la crisis de 2008, cuando los medios anglosajones hablaban de PIGS (cerdo, en inglés), para referirse a los países con problemas de deuda y en Alemania muchos medios difundieron la idea de que salvar a las economías del sur era un pesado lastre para el alemán de a pie. En realidad, los acreedores nunca salieron a la luz por el secreto bancario y Alemania salió fortalecida, generando un ejercicio tras otro un superávit inaudito en la eurozona. La diferencia es que el efecto de las medidas de contención del BCE, diseñadas en base a las necesidades alemanas, llegan en un momento muy diferente: Alemania está en recesión técnica y el ritmo de creación de empleo se ha ralentizado llegando a su nivel más bajo desde agosto de 2014, después de que las exportaciones y la producción bajasen en el último trimestre.