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El candidato de Méndez en UGT no logra unanimidad en su federación

La Razón
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La UGT empieza en enero la carrera para elegir el sustituto de Cándido Méndez. Este mes, federaciones y territorios elegirán a los delegados que dirimirán entre los dos candidatos que, de momento, están en liza: Miguel Ángel Cilleros –Transportes– y Pepe Álvarez –Cataluña–. El primero ya ha hecho oficial su candidatura y el segundo está recabando apoyos.

Cándido Méndez y su secretario de organización, José Javier Cubillo, están apostando por Miguel Ángel Cilleros, trabajador de Renfe como Cubillo. Álvarez no ha presentado todavía su candidatura, pero ya cuenta con el respaldo de la importante Federación del Metal y de la Construcción.

El congreso confederal se prevé muy dividido ante la elección. La división es tan patente que será difícil encontrar delegaciones que voten en bloque –como había sido tradicional en la UGT– a uno de los dos candidatos que están, de momento, moviendo los hilos. Los dos aspirantes ya han dado los primeros pasos. Los catalanes de Álvarez elegirán sus compromisarios el 14 de enero y los de Cilleros lo hicieron el día 4. No es casual que lo hagan los primeros. Es una forma de marcar estilo y ganar tiempo para recorrerse toda la geografía española en busca de apoyos.

Sin embargo, la carrera no ha empezado bien para Cilleros. En el congreso de la Federación de Transportes no consiguió unanimidad en la lista de delegados que presentó. Sólo obtuvo el 83% de apoyo y tuvo que lidiar para que no se presentara una lista alternativa que se quedó a cuatro avales de los necesarios. Cilleros tuvo entonces que pactar la lista de 63 delegados y, según fuentes del sindicato, «no todos los delegados respaldarán a Cilleros como secretario general».

Álvarez, por el contrario, no parece que vaya a tener problemas para lograr un respaldo unánime de los delegados catalanes. Una unanimidad que logra de puertas afuera pero que es una entelequia de puertas adentro. El sindicato catalán deberá elegir en mayo a su sustituto –Álvarez lleva en la dirección de UGT desde 1989, año en que presidió una comisión gestora– y la división interna es patente y enconada. El actual secretario general no ha apoyado a ningún posible candidato después de que su número dos, Matías Carnero, presidente del comité de empresa de Seat, no mostrara entusiasmo para relevarle. Carnero alega «la complicada situación que atraviesa la empresa» tras el escándalo de los motores trucados.

El líder catalán deberá sortear también un problema político que Cilleros se encarga de destacar: su apoyo al «derecho a decidir» que le hizo compañero de mítines de la actual presidenta del Parlament, Carme Forcadell. Álvarez lleva desde las elecciones catalanas manteniendo un discreto silencio sobre esta cuestión, aunque acudió a las concentraciones contra el procesamiento de Artur Mas por la organización del referéndum ilegal del 9 de noviembre. Además, la UGT catalana se ha convertido en una cantera importante para ERC y Convergència. En las autonómicas, la secretaria de Gerona se presentó por Junts pel Sí; en las generales, el de Tarragona por ERC; y el secretario de Comunicación de Álvarez se presentó como senador por Democracia y Libertad, la marca convergente. Por eso, que en la última rueda de prensa del año se rodeara de Laura Pelai, secretaria de Bienestar Social y militante de ERC, y de Camil Ros, secretario de acción sindical que fue militante republicano, ha hecho saltar las alarmas en el sindicato y ha provocado movimientos en sectores contrarios a que Pelai y Ros puedan personificar la sucesión de la UGT catalana. Ahora Álvarez deberá posicionarse obligatoriamente sobre el cambio político en Cataluña que acelerará el proceso independentista.

Denuncias

En este proceso congresual, Cilleros tendrá que hacer un alto esta semana para resolver cuestiones judiciales. Al menos tiene dos denuncias por acoso sindical. Una en Extremadura y otra en Cataluña. El día 14, la secretaria de organización de Transportes de Cataluña, Gloria Sánchez, suspendida por Cilleros, pedirá al juez medidas cautelares para que deje la suspensión sin efecto.

Apenas faltan dos meses para el congreso y la UGT se prepara para una actividad frenética. De momento, los dos líderes sindicales están hablando con federaciones y uniones para lograr el respaldo necesario. Ambos presentan su alternativa para dirigir a una UGT que no pasa por su mejor momento tras los escándalos en Andalucía, las «tarjetas black» en Caja Madrid, los problemas económicos y la débil posición del sindicato en la política española.