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El comercio exterior chino sigue a la baja y cae un 10%

La Razón
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Las compras del gigante asiático se hunden un 14% en agosto

La economía china volvió a mostrar ayer nuevas señales de ahogamiento tras conocerse la caída del 9,7% internanual de su comercio exterior, un retroceso que deja a la segunda potencia del mundo en una situación comprometida.

En cifras, las exportaciones cayeron un 6,1% interanual, una bajada inferior frente a la caída del 8,9% que experimentó en julio. Mientras, las importaciones bajaron un 14,3%, muy por encima de la caída del 8,6% que experimentaron el pasado mes. El retroceso de la actividad comercial en agosto supera a la del mes de julio, que fue del 8,8%, según datos oficiales emitidos ayer por la Administración General de Aduanas (AGA).

Por regiones, el comercio con la Unión Europea (UE) –que constituye el mayor socio comercial de China–, cayó un 8,4% interanual durante los primeros ocho meses del año. Con las exportaciones cayendo un 4,9% y las importaciones hundiéndose un 13,7%. Lo mismo ocurrió con su quinto mayor socio, Japón, con quien perdió un 11,1% de actividad durante el mes de agosto. La débil demanda ejercida desde los principales mercados europeos y desde Japón fue una de las claves de estos datos negativos.

Sólo el comercio con Estados Unidos y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático –el segundo y tercer socio comercial del gigante asiático– lograron crecer en un 2%, impulsado fundamentalmente por un aumento de las exportaciones a estos países.

Los datos dictan la última lectura sobre la economía china. Con los indicadores de la producción industrial, de los servicios financieros, del sector manufacturero y de la inversión inmobiliaria –que están en plena desaceleración durante este semestre– sobre la mesa, se despiertan interrogantes sobre su objetivo de crecimiento anual del 7%.

El crecimiento chino, basado en la exportación de productos al exterior –que impulsó de forma notable el ascenso económico del país–, comienza a estancarse debido a la disminución de la demanda global.

Los problemas de la industria manufacturera se ven agravados por los esfuerzos por parte del Gobierno de China de tratar de reconducir su economía hacia un crecimiento que esté basado en el consumo interno. Sin embargo, la escasez de demanda interna también se convierte en otra fuente de preocupación para el gigante asiático, que debe sumarse a la volatilidad que vive el mercado financiero del país, sometido a fuertes vaivenes en lo que va de verano y que han puesto en alerta a inversores mundiales sobre la fragilidad de la economía china.

Además, hay que tener en cuenta la inesperada devaluación del yuan que llevó a cabo el Gobierno chino como un intento para fomentar sus ventas y que provocó que los mercados mundiales sufrieran constantes reveses. Si bien, el crecimiento económico de China se mantuvo inesperademente estable durante el último trimestre, pero las dudas de que el gigante asiático pueda mantenerse en esta línea ascendente siguen en aumento.

La presión continúa en los líderes comunistas en su intento de que la desaceleración económica se lleve a cabo de forma lenta y sin derramar muchos puestos de trabajo, a la vez que puedan contribuir a la vitalidad de la economía mundial.