Macroeconomía

El dinero se empieza a retirar de la renta fija y la rentabilidad se dispara

El bono español a 10 años, que en septiembre estaba por debajo del 1%, tiene que pagar un 1,6% para atraer el interés de los inversores

El dinero se empieza a retirar de la renta fija y la rentabilidad se dispara
El dinero se empieza a retirar de la renta fija y la rentabilidad se disparalarazon

El bono español a 10 años, que en septiembre estaba por debajo del 1%, tiene que pagar un 1,6% para atraer el interés de los inversores

La deuda soberana de los países de la eurozona tiene un comprador desde marzo de 2015: el Banco Central Europeo. Desde el día 9 de marzo de 2015, fecha en la que inició lo que en terminología inglesa se conoce como Quantitative Easing, la institución que rige la política monetaria de los países de la eurozona ha invertido en la compra de deuda soberana 1.165.087 millones de euros hasta el pasado 11 de noviembre, según los últimos datos publicados por el BCE. Con este arsenal económico sobra decir que el interés de los bonos se ha desplomado en los últimos años hasta entrar incluso en rentabilidades negativos. Hasta hace un par de meses.

Desde septiembre todo ha cambiado. Los tipos de interés que hay que pagar en el mercado secundario para atraer a los inversores empiezan a volver a la normalidad. El bono español a 10 años, que en septiembre ofrecía una rentabilidad del 0,88%, paga hoy un 1,606%, un 82,5% más en apenas 45 días. ¿Qué esta sucediendo? Como señala Victoria Torre, analista de Self Bank, «los mercados han empezado a descontar una subida de los tipos de interés», primero en Estados Unidos y, algo después, en la eurozona. «Los inversores venden deuda soberana y se van en busca de otros activos financieros con intereses más atractivos», aunque tengan que asumir algún riesgo. Buena prueba de lo que se fraguará en los próximos meses se encuentra en la evolución de la inflación. En mayo de este año, el IPC de los países que comparten la moneda única estaba en el -0,1%. Aun con una congelación salarial, los trabajadores ganaban entonces poder adquisitivo. Ahora seis meses después, el IPC interanual del mes de octubre se situaba, según Eurostat, en el 0,5%. Cada mes que pasa aumenta como media una décima, previendo el final de los estímulos del BCE en el primer trimestre del próximo año. En España la situación es más acusada. En mayo, el IPC anual estaba en el -1%, en octubre el índice general ha escalado hasta el 0,7%.

Suben todos

Con la vista puesta en la reunión de mediados del próximo mes de diciembre de la Reserva Federal (el banco central de Estados Unidos) los bonos soberanos de las principales economías europeas han iniciado una escalada. Donde más se ha notado es en el bono francés, que ha pasado de ofrecer una rentabilidad del 0,166% a pagar un 0,760%, lo que supone una revalorización del 357,8%.

El siguiente mayor aumento se ha producido en Italia. El bono ha pasado del 1,088% al 2,093%. Hoy tiene que ofrecer una rentabilidad casi el doble que hace un par de meses. El caso más emblemático es el de Alemania. En septiembre, e incluso antes, el bono

El caso más significativo es el de Alemania. El «bund» a 10 años, que sirve de referencia para medir el riesgo país (prima de riesgos) de los demás estados) cobraba un 0,139% a los compradores. ¿Por qué lo compraban? Sencillamente porque los bancos preferían situarse en un activo solvente, de máxima calidad aunque tuvieran que pagar un sobre precio, que dejar el dinero aparcado en la bóvedas del Banco Central Europeo pagando un 0,40%, que es el precio actual de la facilidad marginal de depósito. El «bund» paga ya un 0,275%. El único país europeo que todavía cobra a los inversores por su deuda soberana es Suiza, aunque el final de la rentabilidad negativa está cada vez cerca. El pasado viernes, el tipo de interés era del -0,108%. Sólo el bono griego está a la baja.

Si la Reserva Federal decide en su próxima reunión o en la siguiente (1 de febrero) elevar el precio del dinero como el mercado lleva descontando en las últimas semanas, la pelota quedaría en el tejado del BCE, que no puede mantener una política demasiado discordante con la FED. El final de la QE está previsto para marzo de 2017. Para esa fecha, la institución que preside Mario Draghi habrá puesto en el mercado cerca de 1,5 billones de euros para animar la economía de la región. Hasta el 31 de octubre pasado, el BCE ha comprado bonos por importe de 1,147 billones de euros. España ha sido el cuarto país más favorecido, en línea con el lugar que ocupa entre las grandes economías de la eurozona. En los veinte meses que lleva funcionando la QE, el BCE ha comprado deuda pública española por importe de 135.215 millones de euros, a un vencimiento medio de 9,47 años. Alemania ha sido el principal destino de las adquisiciones: 273.087 millones, por delante de Francia (216.699 millones) e Italia (188.482 millones).

La subida de los tipos de interés no es buena para ningún país, especialmente para aquellos que han perdido la triple A de las agencia de rating y para las que como España tienen una deuda que ya iguala el PIB a precios de mercado. En la última subasta del tesoro se ha dejado notar el cambio de tendencia. De momento, España ya tiene que pagar por los bonos a tres años.

EE UU calienta la subida de tipos

Como en la eurozona, Estados Unidos lleva años viviendo una etapa sin precedentes de «dinero gratis», con los tipos de interés próximos al 0%. Esta política monetaria ya empezó a cambiar tímidamente hace 11 meses, cuando la Reserva Federal (el banco central estadounidense) llevó a cabo la primera subida de tipos desde 2007, hasta el 0,25%. La semana pasada, la gobernadora de la institución, Janet Yellen, afirmó que una nueva alza está en camino. «Sería apropiado subir los tipos relativamente pronto», dijo. Los mercados han descontado ya esta posibilidad y todo apunta a que podría ser en su próxima reunión, a mediados de diciembre, cuando se produzca. «Sería una decepción para el mercado que no subiesen los tipos ahora», explica Victoria Torre, analista de Self Bank. En junio, los inversores dieron por bueno el aplazamiento del alza por el Brexit, pero ahora «interpretarían que no se hace por miedo a Trump».