China
El FMI prevé un crecimiento bajo, pero más estable
A pesar del impacto que podría tener para el dólar y para tipos de interés en Estados Unidos, la devaluación del yuan que ha aplicado esta semana el Banco Popular de China no ha puesto nerviosos ni a la Reserva Federal de Nueva York ni al Fondo Monetario Internacional (FMI). La primera institución ya anticipó que el movimiento operado en China tendrá «enormes implicaciones para la economía global», sin que ello suponga que sea una decisión inadecuada. «Si la economía china se muestra más débil de lo esperado por las autoridades, probablemente no sea inapropiado para la moneda ajustarse en consecuencia a esa debilidad», subrayó William Dudley, presidente de la Reserva Federal. Desde el FMI, el mensaje resulta parecido. De hecho, el fondo lo ve como «un buen paso» hacia la apertura y flexibilización del mercado de divisas, aunque su impacto sólo se vea a posteriori. En su última revisión de la economía del país, el organismo internacional pronosticó que el PIB podría crecer este año un 6,8%, pero redujo al 6,3% su expansión para 2016. Estos porcentajes son realmente bajos para la dimensión de China, dado que en 2014 registró una subida del 7,4%, que ya era la más moderada desde los años noventa. A juicio del organismo que dirige Christine Lagarde, no obstante, China podría estar protagonizando una transformación hacia un crecimiento económico más estable.
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