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El Gobierno griego reconoce el incumplimiento de su programa

Tsipras «no podrá mantenerse» en el poder si no logra el apoyo de Syriza, según el Ejecutivo

La economía griega necesita el acuerdo para que se reactive el consumo. En la imagen, el puesto de un mercado de Atenas sin apenas género
La economía griega necesita el acuerdo para que se reactive el consumo. En la imagen, el puesto de un mercado de Atenas sin apenas génerolarazon

Tsipras «no podrá mantenerse» en el poder si no logra el apoyo de Syriza, según el Ejecutivo

El Gobierno griego tendrá mucha tarea a su vuelta de Bruselas para presentar el acuerdo entre sus filas. Las duras reacciones ayer de varios miembros de Syriza han puesto en jaque al primer ministro griego, Alexis Tsipras, quien tendrá una tarea complicada para convencer al ala más radical de su partido sobre las nuevas concesiones.

El acuerdo tiene que ser ratificado por el Parlamento heleno. A pesar de que Tsipras puede aprobar el plan con los votos de la oposición, el Ejecutivo izquierdista considera que sin el respaldo de sus diputados, no tendrían legitimidad para seguir en el poder. Así lo dejó entrever el portavoz gubernamental heleno, Gabriel Sakellaridis, al advertir a los críticos del partido que el Ejecutivo «no podrá mantenerse» si no logra el apoyo de sus parlamentarios. En ese caso, «la única salida son las urnas y el voto del pueblo», señaló el representante griego, ante la posibilidad de convocar elecciones anticipadas.

Asimismo, Sakellaridis reconoció que las propuestas presentadas a las instituciones –con un ajuste severo para las jubilaciones y una subida generalizada de impuestos– marcan «una cierta distancia» con el programa de Syriza, aunque siguen defendiendo un «reparto justo» de la carga social. No piensan lo mismo varios miembros del Gobierno. El vicepresidente del Parlamento, Alexis Mitropoulos, consideró que las medidas son «extremas y antisociales» y que por eso «no pueden entrar así al Parlamento».

Algunas de las medidas, como el ajuste en las jubilaciones y el recorte en pensiones a largo plazo, han despertado un fuerte malestar entre las personas de más edad. Un grupo de pensionistas se manifestó ayer por las calles de Atenas en contra del acuerdo. «Van a recortar lo mismo que el Gobierno conservador. Tsipras nos ha fallado», opina Stavros Spirou, de 67 años. Algunos de los presentes en la protesta habían votado por primera vez a los izquierdistas y ahora se sienten «engañados», mientras que otros, como Dimitris Stanopoulos, de 70 años, nunca han confiado en «los modos y los ideales de Syriza».

La prensa local calcula que entre 10 y 40 diputados izquierdistas votarían en contra de ese paquete de reformas. No sólo la facción más radical agrupada en torno a la Plataforma de Izquierdas, sino «incluso diputados leales a Tsipras», que no pertenecen a ninguna corriente, según uno de los parlamentarios de Syriza, Yannis Mijeloyanakis, quien avisó de que «el plan no pasará por los diversos órganos del partido». Mijeloyanakis tachó el plan de «lápida para Grecia» e incluso «peor que el primer rescate», firmado por los socialistas del Pasok en 2010. «¿Cómo se puede hacer un acuerdo que aumentará los suicidios y empobrecerá a la gente?», se preguntó sobre un acuerdo que, según él, prolongará la austeridad en el país, el mayor frente de batalla de Syriza para lograr la victoria electoral en enero.

En ese sentido, el sindicato comunista (Pame) también marchó ayer por el centro de la capital para exigir al Gobierno el fin de la austeridad, «como habían prometido», dice Yorgos Stellios, un joven de 22 años que cree que la única solución es la ruptura como con la Unión Europea.

El desenlace final de estos cinco meses de discusiones con los acreedores también ha generado reticencias sobre la estrategia del Gobierno. «El primer ministro debe informar a la gente, en primer lugar, sobre el por qué ha fracasado en las negociaciones y han acabado con este resultado», instó el propio Mitropoulos.

También el socio menor de la coalición, Griegos Independientes (Anel), ha mostrado su desacuerdo con el giro de Alexis Tsipras. «El Gobierno ha caído en una trampa. No sé hasta qué punto este acuerdo puede implantarse», señaló el diputado de Anel, Pavlos Haikalis, en televisión. El primer ministro, por tanto, deberá buscar el apoyo de la oposición para lograr la aprobación del acuerdo en el Parlamento.