El impuesto al azúcar y las tasas verdes recaudarán 700 millones

Los Presupuestos incluirán ambos tributos. También recogerán la creación de 500.000 empleos, como adelantó LA RAZÓN, y la reducción del paro por debajo del 17%

Los Presupuestos Generales del Estado que el Gobierno aprobará en el Consejo de Ministros del viernes recogerán los impuestos a las bebidas azucaradas y los medioambientales. Así lo confirmó ayer el ministro de Economía, Luis de Guindos, en su intervención en los Desayunos Informativos de Europa Press. El Estado espera recaudar en total unos 700 millones de euros, 200 por el tributo referente al azúcar y otros 500 por las tasas verdes.

Las cuentas vendrán acompañadas de una revisión del cuadro macro presentado en diciembre que mejora las estimaciones sobre la evolución del mercado laboral. La buena marcha de la economía española, que encadena ocho trimestres consecutivos con crecimientos por encima del 3% en términos anualizados, han llevado al Gobierno a revisar la tasa de paro por debajo del 17%, frente al 17,6% que se preveía en diciembre. De Guindos, como ya adelantó LA RAZÓN en su edición del pasado 24 de marzo, también avanzó que la creación de empleo superará los 500.000 puestos de trabajo, en términos de la Encuesta de Población Activa (EPA), respecto al mismo periodo del ejercicio pasado.

Crecimiento

A pesar de que, si se cumplen las expectativas del Gobierno, la tasa de paro se habrá reducido en diez puntos desde el máximo que alcanzó en 2013, De Guindos aseguró que sigue tratándose de un nivel «inaceptable» que, no obstante, se puede seguir mejorando. Siempre y cuando, advirtió, no se reviertan las reformas estructurales puestas en marcha por el PP. En ese caso, aventuró que el PIB podría seguir creciendo a un ritmo superior al 2,5% en los próximos cuatro años. Economía no ha revisado al alza la estimación que tiene sobre la expansión de la riqueza nacional porque, según De Guindos, prefieren ser «prudentes», a pesar de que el consenso de analistas la sitúa por encima de ese 2,5%. Se tratará de un crecimiento «equilibrado» en el que el sector exterior aportará «en torno a cuatro décimas», aseguró el titular de Economía. De Guindos avanzó un nuevo superávit de la balanza de pagos por cuenta corriente de alrededor del 2% en 2016. De esos 30.000 millones que representan este porcentaje, 10.000 corresponden al ahorro de intereses y otros 5.000 al menor precio del petróleo. Eliminando ambos factores, el superávit seguiría siendo de 15.000 millones.

De unos años a esta parte, cuando se acercan estas fechas, las cuentas públicas españolas viven pendientes del cierre definitivo del dato de déficit. La pregunta es siempre si se habrá cumplido el objetivo prometido a Bruselas. De Guindos aseguró que en 2016 España alcanzó la meta fijada del 4,6%, quedándose en el 4,33% si se eliminan las ayudas a la banca. Un soporte, el que recibió el sector financiero, muy criticado pero que el ministro defendió con un argumento contundente: si no se hubiese rescatado a la banca, hubiera sido imposible que los afectados por las preferentes y la salida a bolsa de Bankia hubiesen recuperado los 9.000 millones de euros que se les han devuelto.

El otro déficit que preocupa por cuanto afecta a las pensiones, el de la Seguridad Social, a De Guindos no le parece en este momento excesivamente problemático. El ministro aseguró que las pensiones están «absolutamente garantizadas por todos los ingresos del Estado», con posibles emisiones de deuda incluidas. Ello no obsta para que el Pacto de Toledo pueda tomar medidas para hacer más eficiente el sistema, advirtió. En cualquier caso, De Guindos considera que la mejor manera de asegurar las pensiones es crecer y crear empleo, pues ello repercutirá en un aumento de la recaudación que redundará en la estabilidad de las pensiones.

Para aprobar las cuentas, el Gobierno necesita de apoyos parlamentarios sobre los que De Guindos se mostró «optimista».

El Rey pide empleo «decente y digno»

Su Majestad el Rey pidió ayer un «diálogo constructivo» entre «trabajadores, empleadores y gobiernos», con «la vista puesta especialmente en los más vulnerables», que favorezca una competencia acorde con «mejoras en derechos y condiciones laborales» y permita «lograr un empleo decente y digno». Así se pronunció en la sesión inaugural de la Conferencia Nacional «El Futuro del Trabajo que queremos». Tras recordar que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) nació con la convicción de que la justicia social es «esencial para lograr una paz universal y permanente», Don Felipe subrayó que, con el mismo objetivo de «alcanzar la mayor justicia social», esta conferencia muestra la determinación de «caminar juntos» por una senda que garantice «el crecimiento, el empleo y los derechos de los trabajadores». «Tenemos la obligación de estar cerca de los más vulnerables y desfavorecidos», advirtió, tras recalcar que la crisis ha trastocado las «perspectivas de progreso» y ha «afectado gravemente al bienestar de millones de ciudadanos, concretamente de miles de jóvenes, que han sentido con frustración y desesperanza la imposibilidad de acceder a un puesto de trabajo».