Reforma laboral
El parado 6 millones: «Nunca te lo esperas»
La última Encuesta de Población Activa (EPA), que seha conocido hoy, confirma que España ha superado la barrera de los seis millones de desempleados. El parado seis millones podría ser Julio Sanz, que justo esta mañana tiene cita con un abogado para decidir si demanda a la que, hasta hace dos semanas, era su empresa. El pasado 11 de abril, cuando disfrutaba de unos días libres, recibió un burofax de la compañía de catering aéreo en la que llevaba trabajando 38 años con el despido. Pidió su tarjeta del paro el lunes y el martes que viene tiene cita en la oficina de empleo de Arganda del Rey (Madrid), pero confiesa que todavía lo está «digiriendo». «Son muchos años allí, muchos compañeros», afirma melancólico.
Para Julio, que cumplirá 57 años el 27 de junio, esta situación es nueva, ya que no había dejado de trabajar desde los doce años. «Sólo no trabajé lo que estuve en la mili», explica, antes de narrar sus inicios en un hotel cercano al aeropuerto de Barajas y su incorporación a la compañía de catering en 1976. Desde entonces, según recalca, ha vivido otras crisis como la del Golfo, que vino acompañada de una congelación salarial para él. En los últimos dos o tres años, su empresa ha ido despidiendo a gente, aunque en grupos pequeños para evitar la negociación de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE). «Allí siempre se oye "van a echar a gente", "van a echar a gente", pero nunca te lo esperas», asevera.
Ganaba 1.724 euros mensuales –incluído un plus de nocturnidad– y ahora se ve en la calle con una indemnización de veinte días por año trabajado y doce mensualidades, aunque espera conseguir algo más con el abogado. La empresa justifica el despido con el descenso de bandejas de comida que sirven cada día, fruto de la rescisión de los contratos con varias compañías aéreas. Sin embargo, Julio sostiene que las cifras no son malas y que, aunque se hayan terminado varios acuerdos, hay otros sobre la mesa.
En su opinión, la empresa está despidiendo a las personas mayores como él o sus compañeros Enrique, Manolo y José para contratar a gente joven. Para ilustrar esta situación, incide en que en la web de la compañía se ofertan varios puestos de trabajo y en que ésta ha realizado una importante inversión en una cocina nueva. Eso sí, según él, han aprovechado la adquisición para decir que los empleados veteranos no tienen la formación necesaria para utilizarla. «Dicen que los antiguos no nos adaptamos a las nuevas tecnologías», subraya con sorna.
El semblante le cambia al hablar de lo que le toca ahora. «Quiero hacerme el valiente, pero más bien pensando que se me avecina mucho», revela, antes de reconocer que tiene miedo a quedarse sin pensión. «Puedo coger dos años de paro porque nunca he estado en paro, pero a ver el resto...», añade. Su mujer, Mariluz, que ha seguido las explicaciones de su marido con interés, recuerda que Julio «estaba toda la vida pensando en la jubilación, en que le quedara para vivir». «Parecía que se le iba a caer el mundo si no iba a trabajar y ahora lo veo...», afirma apesadumbrada. El matrimonio, que se conoció precisamente trabajando, ya ha terminado de pagar la hipoteca de su casa. Mariluz conserva su empleo y sus hijas ya son mayores. Ella prevé malos tiempos. Él, en cambio, confía en que «se saldrá adelante».
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