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La utilidad de la estrategia de diversificación en una startup

Diversificar los riesgos, crecer, compensar los ciclos o aprovechar sinergias, algunos motivos para comenzar la estrategia de diversificación

Taller de emprendedores
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Son muchas las personas que, con el desarrollo de su startup, optan por una estrategia de diversificación. Esta consiste en abrir nuevas áreas de negocio que complementen a la actividad principal contribuyendo así al aprovechamiento del conocimiento, a sortear mejor las crisis y ayuda a ampliar el público objetivo permitiendo así dirigirse a más mercados.

Una de las razones por las que se tiende a llevar a cabo la estrategia es para diversificar los riesgos. Suele ocurrir cuando el entorno en el que se mueve la empresa es muy complejo e inestable. En el caso de que una de las partes del negocio fracase, siempre se dispondrá de la otra actividad para compensar las pérdidas. En este sentido se puede, tanto crear una nueva empresa que complemente la actividad principal, o invertir en otra empresa ajena al sector.

Diversificar también es acertado cuando la actividad a la que nos dedicamos es cíclica o temporal. Compensar las pérdidas o los escasos beneficios recibidos en épocas de decadencia con la otra actividad, será rentable ya sea de forma constante o supliendo los ciclos bajos de la actividad anterior. Por ejemplo, si tenemos un puesto de helados que funciona de mayo a septiembre, lo mejor será compensarlo con otra actividad que dé beneficios a lo largo de todo el año o en los meses de escasas ganancias.

Otra de las opciones que se puede dar es que la startup acabe con muchas actividades, de tal manera que lleven a cabo 3 o 4 negocios al mismo tiempo, complementarios entre sí. En esta situación, los empresarios se deberían plantear si deben permanecer como empresa o actuar como grupo. En este último caso, es necesario que cada área de negocio a la que se dedique sea rentable individualmente.

La principal razón por la que se lleva a cabo la diversificación son las sinergias operativas. ¿Esto qué quiere decir? Si por ejemplo una empresa tiene conocimientos tecnológicos y hace aplicaciones para ordenadores, ¿por qué no hacerlo para móviles? En este tipo de diversificación existen diferentes tipologías.

La principal es la concéntrica, en la que las actividades están relacionadas. Se basa en los conocimientos de la empresa y en base a ello se busca un nuevo negocio que tenga un proceso productivo similar.

Otro tipo es el horizontal, por la que la actividad es completamente diferente a lo que se está llevando a cabo en ese momento, pero los clientes van a ser los mismos. Para ello hay que hacer un estudio de las necesidades que tiene el colectivo al que se pretende satisfacer.

En tercer lugar podemos hablar de una diversificación conglomerada. En este caso, los clientes y la actividad son distintos de la actividad principal. Esta diversificación es la que más riesgos entraña ya que se encuentra en un contexto completamente distinto al que ya se conocía. Solo se debe llevar a cabo cuando se trate de negocios muy emergentes o con grandes expectativas de futuro.

Por último podemos hablar de la diversificación geográfica. En este punto existe controversia en saber si simplemente se trata de una internacionalización, en la que se apuesta por que su negocio se encuentre localizado en varios lugares del mundo, o es más bien una diversificación del riesgo como consecuencia, por ejemplo, de los problemas que pueda surgir en un país.

Como es habitual y lógico, no todo son ventajas. Hay que tener en cuenta que una mala gestión de la estrategia puede hacer perder de vista el foco principal de la empresa. Por otro lado, la imagen de la marca puede verse dañada si se hace un mal uso de la nueva actividad. Y, finalmente, hay que ser conscientes de que se trata de una estrategia compleja ya que, al crear una nueva actividad, las estrategias, los modelos financieros y la gestión, se vuelven más complicados.