Opinión

Falsa estabilidad de precios: suben en España más que la media de la UE

El Gobierno no puede volver a sacar pecho ni presumir por el IPC, aunque le da oxígeno monetario porque al ser un “impuesto oculto” reduce, en teoría, la deuda

Economía.- El 32% de los españoles recortaría su gasto en alimentación y un 87% en restauración por la inflación
Compradora en un supermercadoEuropa Press

Paul Volcker (1927-2019), que fue el presidente de la Reserva Federal –el banco central de los Estados Unidos– en la época de la gran inflación de principios de los años ochenta del siglo pasado, explicaba que «una inflación del 2% cada año significa que después de una década los precios serán un 25% más altos y se habrán duplicado en una generación. Eso no es estabilidad de precios y, sin embargo, lo llaman estabilidad de precios». «Simplemente –añadía– no entiendo que los bancos centrales quieran un poco de inflación».

Es posible que no esté del todo claro lo que puedan querer los bancos centrales, pero es obvio que algunos gobiernos –incluido el de Sánchez, a punto de ser renovado– coquetean con la inflación porque, al ser un impuesto oculto, reduce en teoría la deuda y les da oxígeno monetario durante una temporada. La inflación en España está en el 3,5% interanual, según los datos publicados por el INE ayer, y la subyacente en el 5,2%.

Por primera vez en casi año y medio, los precios suben más en España que en la media de la Unión Europea, con lo que el Gobierno, hasta pasado mañana en funciones, no puede volver a sacar pecho ni a presumir. En cualquier caso, una inflación del 3,5% está muy lejos de cualquier estabilidad de precios que, a pesar de lo que digan algunos expertos –partidistas, tanto de izquierdas como de derechas, porque cuecen habas en todas partes–, siempre perjudica a los menos favorecidos de la sociedad, que también son los que tienen más dificultades, aunque solo sean salariales, para defenderse de un proceso de encarecimiento general de los precios.

Rafael Termes, presidente de la patronal bancaria en los años ochenta del siglo XX, repetía hasta la extenuación que la «inflación es un mal absoluto». Tenía razón y la experiencia reciente confirma sus palabras. Los tiempos más recientes de deflación o de estabilidad de precios, digan lo que digan los teóricos de la creación de dinero desde la nada, no han sido especialmente dañinos ni con las economías, ni con los particulares y las empresas. Los problemas han empezado, de verdad, cuando han eclosionado los precios y todavía no han dejado de hacerlo. Una inflación del 2%, y estamos muy por encima, no es estabilidad, como decía Volcker.