Huelga de taxis
El taxi pone en jaque a Madrid y Barcelona
La huelga indefinida amenaza con colapsar la capital en plena feria del turismo. La Comunidad de Madrid se reúne hoy con el sector para buscar una solución. En Cataluña recrudecerán las protestas.
La huelga indefinida amenaza con colapsar la capital en plena feria del turismo. La Comunidad de Madrid se reúne hoy con el sector para buscar una solución. En Cataluña recrudecerán las protestas.
Madrid y Barcelona, las dos grandes ciudades españolas, se enfrentan hoy a un mayúsculo problema de movilidad. Ambas ciudades se quedarán sin taxis por sendas huelgas indefinidas, lo que no sólo privará a los ciudadanos de este servicio público sino que a buen seguro acarreará problemas de movilidad por las protestas. La Ciudad Condal lleva sin taxis desde el viernes. Un paro que se extenderá hoy a la capital en similares condiciones. Aunque separadas en el tiempo en su arranque, ambas movilizaciones demandan lo mismo: que los gobiernos regionales de Madrid y Cataluña regulen ya el sector de los vehículos de alquiler con conductor (VTC) que utilizan empresas como Uber o Cabify.
El decreto-ley convalidado en octubre por el Congreso habilita a las comunidades autónomas que así lo deseen a regular ya el sector. Pero ni lo hecho por los ejecutivos de Ángel Garrido y Quim Torra satisface al taxi. Ante la imposibilidad de los gobiernos regionales de limitar el número de licencias VTC hasta dentro de cuatro años, el taxi demanda otras medidas que, a su modo de ver, limitarían en la práctica el número de estos vehículos que ahora operan y que superan ampliamente la ratio legal de un VTC por cada 30 taxis que establece la ley –en Madrid, por ejemplo, es de 1/2,5–. Imponerles horarios o calendarios de trabajo están entre sus reivindicaciones. También reclaman una medida de más amplio alcance que, en la práctica, evitaría que los VTC fueran competencia directa del taxi: establecer un tiempo mínimo previo para encargar un Uber o un Cabify. En Cataluña, el taxi ha exigido que sea de 12 horas. La Generalitat, aduciendo cuestiones jurídicas, ofrece 15 minutos, aunque está dispuesta a que cada localidad amplíe el periodo en función de sus necesidades. El taxi ha rechazado la oferta –exige horas, y no minutos– y el viernes convocó de inmediato una huelga indefinida que ya se ha extendido a municipios como Tarrasa, Sabadell o Mataró. Ambas partes se verán las caras otra vez mañana para buscar un acuerdo. Para hoy, el taxi ya ha anunciado nuevas protestas por toda la ciudad y amenaza con «elevar el tono». «Venimos advirtiendo a la administración de que la tensión irá en aumento, y que muy posiblemente empezaremos a ver situaciones, escenarios y acciones que se escapan a nuestro control», aseguraron en una nota las asociaciones. Las protestas coincidirán en el tiempo con la reunión que la Generalitat va a mantener con la patronal de los VTC, Unauto, que avisa de que recurrirá en los tribunales cualquier establecimiento de un tiempo previo de precontratación.
Mientras, en Madrid, sólo una reunión podría cambiar el destino de la huelga. Se celebra hoy a las 9:30, unas tres horas después de que comience la protesta, y congregará a Garrido y a las principales asociaciones. Sobre la mesa, una «reforma exprés» de la Ley de Transportes Urbanos. ¿Hay tiempo para un acuerdo? «Eso deseamos», afirma Jesús Fernández, vicepresidente de la Federación Profesional del Taxi. «No sabemos qué se nos va a ofrecer. Nos reunimos con la Comunidad el pasado martes y se nos dijo que no tenían ninguna intención de regular. Nosotros no pedimos nada que no venga ya en la ley, como el retorno a la base tras un servicio o el tiempo de precontratación», añade.
Sobre esto último, los taxistas piden «una latencia mínima de entre 12 y 24 horas». Por ello, si la oferta planteara un periodo de precontratación para las VTC por debajo de ese tiempo, «es algo que valoraremos las asociaciones de forma conjunta». De ahí que desde Madrid «comprendamos la situación de los compañeros de Barcelona, cuando les han ofrecido 15 minutos». Lo que el sector tiene claro «es que no existen fisuras» en su postura, mientras que la Comunidad «tiene la potestad de definir» los criterios para que una VTC no acabe «siendo como el taxi, sin raya roja y sin taxímetro, pero canibalizándolo». El Ayuntamiento de Manuela Carmena no está exento de responsabilidades Como afirman desde otra de las asociaciones, la Gremial Autotaxi, la alcaldesa debe «cumplir» y posicionarse al lado de los taxistas.
Tras ofrecerles una nueva regulación, Garrido pedirá hoy al sector que desconvoque la huelga. Ayer reconoció que la situación del taxi es «francamente injusta», motivo por el que quiere «empezar a legislar». También deseó que no se registre «ningún incidente». Y es que el colectivo de los VTC tampoco se ha quedado cruzado de brazos. Desde ayer circulan en caravana por las principales calles de Madrid para reivindicar sus derechos.
Garrido añadió que esta situación «no beneficia a nadie». Y es que el calendario elegido no ha sido fruto del azar: desde este miércoles y hasta día 27 se celebra en Ifema Fitur, la tercera feria turística más importante del mundo con 251.000 participantes. Así, el sector hostelero, que ha colgado esta semana el cartel de «lleno total», no esconde su preocupación y malestar ya no sólo por la imagen, sino por la situación de colapso. Las estaciones de Chamartín y de Atocha, así como el aeropuerto, estarán desiertas de taxistas, salvo aquellos que explicarán a los viajeros las causas de la protesta y que les informarán de cómo contactar con los servicios mínimos: 100 vehículos gratuitos para usuarios con movilidad reducida o que tengan que desplazarse por tratamientos oncológicos o de diálisis. El caos podría agravarse: en Metro continúan los paros parciales, motivo que ha llevado a los responsables de Ifema a contactar con las autoridades para aumentar las frecuencias de las líneas del suburbano que conectan con la feria, así como del servicio de autobuses.
«Madrid va a ser el escaparate del turismo mundial, por lo que la huelga supone un despropósito. Es una mala decisión porque es tirar piedras contra nuestro propio tejado. España vive del turismo y esto deteriora nuestra imagen. Corremos el riesgo de que lleguen menos turistas en el futuro. Y eso es un mal negocio para todos, incluidos los taxistas», advierte Germán Porras, secretario general de la Mesa del Turismo.
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