
Economía
Juan Jimeno: «Reducir la jornada laboral no mejorará la productividad de España»
En el año 2024 el Gobierno creó, a instancias de la Unión Europea, el Consejo de la Productividad, un organismo que se encargará de hacer análisis y recomendaciones para mejorar el diseño de las políticas económicas del país. Y puso al frente a Juan Francisco Jimeno, doctor en Economía por el MIT

Cumple medio año al frente del Consejo. ¿Qué balance hace?
El Consejo de la Productividad empezó a operar en noviembre de 2024 y, desde entonces, hemos celebrado unas seis o siete reuniones mensuales. En cada una abordamos temas distintos: desde aspectos estadísticos hasta cuestiones de regulación, evolución de la productividad tras la pandemia, etc. Cada reunión genera nuevas preguntas y orienta las conclusiones. El objetivo es que de todo este trabajo surja un informe anual con propuestas concretas.
¿Le sorprendió el encargo de presidirlo?
Mucho. El Consejo de Productividad es una recomendación del Consejo de la UE de 2016, y hasta 2024 no se habló de su creación en España. Muchos economistas lo pedíamos, porque la productividad es clave para el futuro. Con Carlos Cuerpo el tema volvió a coger fuerza y el Consejo se aprobó en Consejo de Ministros de julio. Dudé en aceptarlo: era una institución nueva, con limitaciones. Pero después de tantos años defendiéndola no podía decir que no. El Consejo está compuesto por un presidente, un vicepresidente y 15 vocales, en su mayoría académicos con perfiles variados.
¿Cómo está España en términos de productividad?
En productividad del trabajo, estamos en torno al 80 % de la media de la UE, bastante por debajo de Alemania, Francia o Estados Unidos. Lo preocupante es que la brecha empezó a abrirse a comienzos de este siglo y no se ha cerrado. Es cierto que, en los últimos años, hemos tenido un comportamiento algo mejor que Alemania, Francia o Italia, pero la mejora es aún muy limitada.
¿Cómo se mide esa productividad?
Se usan dos indicadores principales: productividad por hora trabajada y productividad total de los factores (PTF), que combina trabajo y capital. Ambas crecieron muy poco en las últimas décadas; de hecho, la PTF llegó a caer. Ahora crece alrededor del 1 % anual. Eso significa que la brecha ya no se amplía, pero apenas se está reduciendo. Seguimos por debajo del promedio europeo.
¿Por qué la productividad en España es baja?
Hay dos causas principales. Una es la composición sectorial de nuestra economía, con mucho peso en sectores de bajo valor añadido, como la construcción. Otra es el tipo de capital que utilizamos: capital humano, tecnológico, intangible (imagen de marca, innovación, digitalización). En todo eso hemos invertido poco y mal.
¿Qué palancas podrían revertir esta situación?
Educación e inversión, pero no es solo una cuestión de cantidad. En educación, por ejemplo, no estamos tan mal en nivel medio, pero sí en la orientación. Necesitamos más formación en disciplinas vinculadas a las nuevas tecnologías, y más inversión en capital tecnológico e intangible. Sorprende que hoy haya menos graduados en carreras STEM que a principios de siglo.
¿Las universidades deberían actualizar su oferta académica?
Sí. En las universidades públicas, los cambios están siendo lentos. Hay disciplinas con numerus clausus inexplicables, como Ingeniería. Y la formación en nuevas tecnologías debería abarcar a todos los estudiantes, no solo a quienes cursan carreras técnicas. Además, los currículos en general están poco adaptados al nuevo escenario.
¿Reducir la jornada laboral puede mejorar la productividad?
No necesariamente. Hay razones legítimas para reducirla, pero pensar que eso aumentará la productividad es una ilusión. En muchos casos, como en las pymes, puede incluso perjudicar su competitividad al elevar los costes laborales. Lo que permite reducir la jornada sin perder bienestar es precisamente una productividad alta y sostenida. No al revés.
¿Hay demasiada injerencia política en las empresas?
En el caso de la jornada laboral, lo mejor sería dejarlo a la negociación colectiva. Imponerlo por ley fuerza el proceso y da más margen a los sindicatos, pero lo ideal sería que empresas y trabajadores decidieran en función de sus necesidades reales.
¿Están llegando los fondos europeos donde más se necesitan?
Hasta ahora, la implementación ha sido lenta en comparación con otros países. Además, su impacto sobre la productividad ha sido limitado. Aún es pronto para una evaluación definitiva, pero por ahora no hay motivos para celebrarlo.
¿Cómo pueden afectar los aranceles internacionales a la economía española?
Algunos sectores como el agroalimentario pueden notar el impacto. Pero también se abren oportunidades para diversificar mercados y fortalecer el comercio intraeuropeo. Eso sí, hay que avanzar de verdad en el mercado único europeo.
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