Finanzas

La banca española adelgaza

Los expertos no descartan la reducción de las oficinas bancarias a la mitad durante la próxima década

La banca española adelgaza
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Tanto el número de empleados en el sector como la red de oficinas se recortarán en al menos otras 30.000 personas y 10.000 sucursales durante los próximos diez años.

No ha sido por la llegada del verano, para lucir palmito bajo el sol estival. La «operación bikini» de la banca es una cuestión de supervivencia, debido al estrechamiento constante de sus márgenes de rentabilidad. Pese a que los seis grandes bancos españoles ganaran durante el año pasado un 7,3% más que en 2014, ya no son tan rentables como antaño. Y aunque los aumentos de capital y la reducción de la morosidad hayan alejado el diagnóstico de la extrema gravedad, el proceso de ajuste de oficinas y plantillas dista mucho de haber finalizado.

Lejos de que desde el estallido de la crisis el sector haya reducido en más de 70.000 personas las plantillas de las entidades y haya cerrado unas 15.000 oficinas, la estricta dieta que ha seguido la banca no ha sido suficiente para ganar rentabilidad. Además, debido al número actual de sucursales, al tamaño del mercado y a las nuevas fusiones que, sin duda, se realizarán en el futuro, «tanto el número de empleados como la red se recortarán en, al menos, otras 30.000 personas y 10.000 oficinas durante los próximos 10 años». Y es que Juan Fernando Robles, profesor de Banca y Finanzas del Centro de Estudios Financieros (CEF), asegura que, hoy en día, el sector bancario sólo puede reducir costes para ser más rentable, pues al margen de que el mercado no pueda sostener tantos bancos, la situación de la economía tampoco producirá los suficientes cambios como para incrementar drásticamente los ingresos.

Caída del 30%

Las oficinas y plantillas de los bancos españoles se han reducido en torno a un 30% desde los máximos de 2008, hasta bajar a niveles de los años 80. Sin embargo, la revolución digital que afronta el sector demuestra que el ajuste no se puede dar por concluido. De algunos informes se desprende que, de las 37.903 oficinas y 231.389 empleados del sector que había en 2012, hasta 2019 el número de puntos de venta financieros caerá un 26,13% y el empleo en banca, un 22,21%. Pau A. Monserrat, economista de iAhorro.com, no descarta la reducción a la mitad en los próximos 10 años de las oficinas bancarias, hasta algo más de 15.000 en 2026, lo que implicaría unos 2.400 habitantes por oficina –frente a los 1.200 en la actualidad–. Eso sí, matiza que las sucursales serán muy distintas a las tradicionales, sin servicio de caja y con bastantes más empleados en cada una (una media de diez bancarios por oficina, probablemente), especializados en determinados servicios y productos de valor añadido, que los clientes no quieran o no sepan contratar a distancia.

El proceso de consolidación y reestructuración tan intenso que sufre el sector financiero español como consecuencia de la crisis iniciada en 2008 está teniendo continuidad en la actualidad debido a la doble estrategia de búsqueda de eficiencia y transformación digital que siguen las entidades. Es decir, «la tendencia al cierre de oficinas proseguirá en los próximos años». Francisco Uría, socio responsable del sector financiero de KPMG en España, lo achaca a la conexión con dos tendencias estratégicas: el aumento de eficiencia/reducción de costes para la mejora de la rentabilidad y el reto de la digitalización y la multicanalidad, que hace que buena parte de las transacciones con clientes ya se esté produciendo en formato no presencial.

Los bancos españoles tenderán a ajustar sus plantillas en el futuro más inminente en un doble sentido. Por un lado, Uría piensa que desde el punto de vista cuantitativo es probable que se produzcan disminuciones adicionales en el marco de la búsqueda de la mejora de eficiencia y la rentabilidad. Y, por el otro, desde un punto de vista cualitativo, añade que «los bancos deben captar perfiles profesionales más adecuados para dar respuesta al reto de la doble transformación del modelo de negocio y digital».

Mientras Fitch considera que a la banca española aún le queda un largo camino por delante en cuanto a reducción de costes y cierre de oficinas, Monserrat opina que el sector tiene un personal comercial poco y mal formado para lo que exige y exigirá el mercado. Además, «los sueldos medios que se pagan en banca están bastante por encima de los salarios de mercado para trabajadores que desarrollan actividades homologables fuera de una entidad financiera». El director editorial de iAhorro.com augura que en las oficinas que queden sólo acudirán los clientes cuando necesiten asesoramiento personalizado, lo que requerirá trabajadores formados y con estímulos distintos a los actuales. «La banca sólo tiene futuro incentivando el servicio de calidad al cliente y su satisfacción», apostilla.

No únicamente las reducciones de plantillas, sino también sus transformaciones, serán fundamentales para la supervivencia de las entidades. Monserrat cree que tendrán que experimentar una transformación mental radical. Y es que el trabajador de banca como un empleo casi de funcionario está mutando a una especie de autónomo tecnológico especializado en finanzas. «Reducir sucursales es una reacción que no garantiza en absoluto la supervivencia de la banca. Hay una revolución financiera que arrollará a las entidades que no sepan adaptarse al maremoto tecnológico que se les viene encima», agrega.

Uría, por su parte, señala que el número de oficinas bancarias responde a un modelo de negocio determinado, que irá cambiando paulatinamente, y también a un formato de relación con el cliente en el que el factor presencial era fundamental. Pero, «ambas cuestiones están cambiando con gran rapidez, por lo que, previsiblemente, el número de oficinas tenderá a disminuir, si bien de forma progresiva».

El sector bancario en España tiene una red de sucursales excesiva. Robles resalta que todas las entidades deberán realizar planes de reducción de red de aplicación paulatina para ir absorbiendo los costes correspondientes, «puesto que las reducciones al principio pueden tener impacto negativo en la cuenta de resultados, aunque sean beneficiosas a largo plazo». El profesor del CEF vaticina que el sector financiero en una década se quedará entre 160.000 y 170.000 empleados, lo que supone una disminución próxima al 15% del número actual. Las oficinas pueden menguar en al menos un 30%, tanto por el exceso de capacidad como por nuevas fusiones. «Es posible que dentro de 10 años la banca sólo tenga 20.000 oficinas en toda España, produciéndose las reducciones más amplias en las grandes ciudades».

Más concentraciones

En un momento en el que los costes regulatorios y los derivados de la transformación digital han aumentado mucho cuando el negocio está afectado por el contexto actual de tipos de interés reducidos, Uría resalta que la consolidación aparece como uno de los modos de recuperar eficiencia, pese a que no sea necesariamente la solución para todos los problemas del conjunto de las entidades. En todo caso, resultaría deseable que fuera un proceso europeo y no exclusiva ni prioritariamente español. «Lo ideal sería que aparecieran bancos auténticamente europeos capaces de competir globalmente», destaca.

Algunos expertos consultados piensan que en tres o cuatro años en España podrían quedar 10 bancos y que en 2016 se pueden reducir una o dos entidades. Monserrat, por su parte, afirma que habrá una concentración de los bancos europeos para intentar ser más rentables y solventes, y que se producirá la entrada de «nuevos» bancos, cuya rentabilidad no requerirá concentraciones, ya que sus costes operativos son mucho menores (operadores bancarios online). «Para el cliente, tener pocos bancos que compitan no es bueno. El aire fresco, en todo caso, vendrá de los nuevos operadores tecnológicos o Fintech», sentencia.