Economía
«La clave de la inversión es la paciencia»
Francisco García Paramés, autor de «Invirtiendo a largo plazo» (Deusto)
Compra lo que nadie quiere y vende lo que todo el mundo intenta comprar. Siempre a contracorriente, Paramés huye del rebaño en busca de lo «bueno, bonito y barato». Tras dos años en cuarentena que ha aprovechado para escribir «Invirtiendo a largo plazo», vuelve al mercado. A su gestora, que se llamará Cobas AM y en breve estará operativa, se podrá acceder con unos 6.000 euros.
– Cambiará una posición estable y rentable por el deseo inevitable de independencia absoluta.
– Mi máxima en la vida es entender las cosas en profundidad. Siempre he tomado las decisiones con total independencia. Mis estrategias no cambiarán. Intentaré encontrar lo bueno, bonito y barato.
– ¿Cómo?
– No es fácil. Se necesitan ciertos trucos.
– Pero ¿cuáles son las reglas de oro de la inversión?
– Ir a contracorriente y ser muy paciente. No debe de resultar fácil. Uno nace con paciencia, o no. A partir de ahí, se puede desarrollar mediante el conocimiento, aplicando la experiencia de los que saben. Yo recomiendo no mirar las pantallas ni los mercados, abstraerse del ruido... La clave de la inversión es la paciencia.
– ¿Y ante eventuales «sustos»?
– Hay que sobreponerse con personalidad. Los sustos son alegrías, porque suponen oportunidades. Tras una caída del 15% se puede comprar más barato. Cuanta más volatilidad haya, más rentabilidad a largo plazo. Si el mercado fuera plano, tendríamos que dedicarnos a otra cosa.
– ¿Se acabó el mantra de que en la bolsa, a futuro, siempre se gana?
– Si se invierte de forma pasiva, en general se gana. Yo aconsejo invertir en acciones, en activos reales, que es la forma más eficiente para mantener el poder adquisitivo. Las promesas de pago en renta fija sólo son promesas denominadas en una moneda. Y los estados tienden a depreciarlas.
– ¿Qué características debe tener una empresa para llamar su atención?
– Las acciones de mucha calidad son de compañías que operan en sectores donde existen barreras de entrada muy altas. La mayor amenaza es que te lo copien, y sólo los buenos negocios son difíciles de copiar. Luego, cuantos más años tenga la empresa, mejor. A Google, por ejemplo, hay que dejarle tiempo para madurar.
– ¿Ofrecen oportunidades los bancos españoles?
– Ahora está mal visto que te guste la banca, porque tendemos a actuar como rebaño. He estado 16 años sin invertir en un banco español, ya que me daba repulsión el sistema financiero. Hoy en día es una de las áreas que me interesa, donde se puede obtener una cierta rentabilidad a dos o tres años. Es un sector odiado y olvidado, pero lo que nadie quiere es lo que me atrae.
– ¿Cómo comprar lo que nadie quiere y vender lo que todo el mundo intenta comprar?
– A veces, entre los tomates pochos hay cuatro o cinco que están bien. Esos son los que hay que coger al precio del pocho. Distinguir entre lo que está mal visto y lo que no debería estarlo es un trabajo más de psicólogo que de analista.
– ¿Qué papel juega la intuición?
– Aunque en ocasiones seamos emocionales, hay que controlar las emociones a la hora de invertir. Pero siempre hay intuiciones. Para mí, todo lo que cae mucho es atractivo. Sin embargo, ir a todo lo que ha caído es una decisión racional.
– Que contrasta con la irracionalidad de los mercados.
– Los mercados tienden a la perfección. Siempre estamos en un proceso hacia la eficiencia. Pero la economía, que nunca llegará a un equilibrio perfecto, es impredecible porque depende de actuaciones políticas inescrutables que se deben a intereses personales o partidistas.
– ¿El olfato del inversor es innato?
– Sólo en parte. Las intuiciones son el uso que hacemos de las emociones para sacar a la luz toda la racionalidad acumulada. Cuando una acción cae un 40% de golpe suele haber una exageración. Ese análisis racional lo tengo metido en la cabeza.
– ¿Hasta qué punto es deficitaria nuestra cultura financiera?
– El españolito medio tiene el grueso de la inversión en el sector inmobiliario, que no es ni mucho menos el peor sitio, ya que son activos reales que mantienen su valor ante posibles depreciaciones –el mayor peligro para un ahorrador–. En la parte financiera sí existe una falta de cultura.
– He conseguido ahorrar 10.000 euros. ¿Qué me recomienda?
– Mételos en un fondo bien invertido. Si no, en bolsa directamente. En un ETF (fondo cotizado) referenciado al índice Morgan Stanley Global. Y olvídate. La bolsa global a 15 años será una decisión estupenda. Y si no, invierte en un gestor activo. Nosotros intentamos hacerlo mejor que ese 6% que hará la bolsa.
– Si los dejo en sus manos, ¿qué rentabilidad podría prometerme?
– Jamás he prometido ninguna rentabilidad.
– El bloqueo político en España, ¿mantiene a los inversores en vilo?
–Sería bueno que hubiera un Gobierno estable, pero no parece que ninguna de las alternativas vaya a hacer alguna locura. España es un país donde se pueden cambiar ciertas cosas, pero no demasiadas. Estoy tranquilo por lanzar mi proyecto aquí.
– ¿Qué es para usted el dinero?
– Algo que está ahí para darme más independencia de la que tengo por naturaleza. No tengo barcos, ni nada de eso.
EL PERFIL
En pleno corazón financiero de Madrid, aparece trajeado y sosegado, sin ningún síntoma de la taquicardia mítica de Wall Street. Un hombre inteligente al que le brilla la mente, que realiza análisis exhaustivos para descubrir compañías infravaloradas erróneamente en las que invertir a largo plazo. El «Warren Buffett español» no es nada ostentoso, pese a haber sido considerado como el mejor gestor de fondos en nuestro país. Licenciado en Económicas por la Complutense, cursó un MBA en el IESE. Asegura que los mercados no tienen secretos y que, más allá del catastrofismo que impera en la actualidad, «éste es el mejor momento de la humanidad».
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