Macroeconomía
La corona sueca se la juega en unas inciertas elecciones
La moneda ha caído un 8% este año ante el auge de los populistas eurófobos y el temor a la incertidumbre política en el país nórdico
Con un robusto crecimiento del PIB del 3% y el desempleo más bajo de la última década (6%), el mayor nubarrón que afronta la economía sueca es la inestabilidad política. Hoy el país de gigantes como Ikea o Volvo y «start-ups» tecnológicas como Spotify o Skype celebra las elecciones más inciertas del último siglo. El otrora todopoderoso Partido Socialdemócrata (SAP) ve mermada su hegemonía a manos de la ultraderecha xenófoba y eurófoba de los Demócratas Suecos (DS), que le ha arrebatado una parte importante de sus votantes entre los pensionistas y las clases trabajadoras. Los sondeos prevén que ni izquierda ni derecha tendrán mayoría, lo que augura arduas negociaciones para formar gobierno.
Por primera vez y como ya ocurre en el resto de Europa, la campaña electoral ha girado alrededor de la inmigración y la lucha contra el crimen, desplazando a un segundo plano las políticas sociales, tradicional punto fuerte del SAP. De ahí que en un intento de recuperar a sus votantes perdidos, el primer ministro, el socialdemócrata Stefan Löfven, haya planteado estos comicios como un referéndum sobre el Estado del Bienestar sueco.
La primera víctima de este clima de incertidumbre política ha sido la corona sueca (SEK), que cotiza a su nivel más bajo frente al euro desde la crisis financiera. En lo que va de año, la divisa ha caído un 8%, pero desde 2014 su depreciación frente a la moneda común europea suma un 10%. Concretamente, en 2012 una corona equivalía a 0,12 euros, frente a los 0,093 actuales. En términos más gráficos, mil coronas se cambiaban hace seis años por 93,445 euros, mientras que hoy por la misma cantidad se obtienen 120 euros. En opinión de Tino Sanandaji, economista del Instituto de Economía Industrial (IFN) de Estocolmo, «las elecciones suecas han creado inestabilidad política en un momento en el que la economía parece estar debilitándose. Por lo tanto, muchos apuestan contra la corona». Sin embargo, el experto atribuye más la depreciación de la divisa nórdica a la política monetaria del Banco Central (Riksbank). «La razón principal es la política monetaria laxa por la que el Banco Central sueco tiene tasas de interés negativas. Muchos esperan que los tipos continúen siendo bajos a medida que otros bancos centrales avancen hacia una política más estricta», explica en declaraciones a LA RAZÓN.
Tipos más altos
Precisamente, en su reunión de este jueves el Riksbank anunció que «entre diciembre y febrero» subirá el precio del dinero, que desde 2016 permanece en el -0,5%. Los analistas económicos prevén que los tipos se estabilicen en el 0% a lo largo del próximo año y alcancen ya cifras positivas, un 0,5%, en 2020.
Más preocupados por los efectos de la llegada de 400.000 refugiados al país desde 2012 o el aumento de la criminalidad en los suburbios de las grandes ciudades, los suecos se muestran optimistas sobre la economía, cuya situación califica positivamente un 87%. Los socialdemócratas, que gobiernan en minoría con los ecologistas desde 2014, prometen aumentar los impuestos a las rentas más altas e invertir 30.000 millones de coronas (3.000 millones de euros) en educación y sanidad hasta 2022. Una cifra, en cualquier caso, insuficiente para las estimaciones del Instituto de Investigación Económica, que estima las necesidades de los municipios en 70.000 millones. Y es que el aumento de la población (un millón de habitantes más hasta 2005) pone a prueba la viabilidad de los servicios públicos suecos. Según las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), Suecia tendrá que invertir el 1% de su PIB en integrar a los refugiados, el triple que Alemania. El propio Gobierno rojiverde ha presupuestado el coste en 50.000 millones de coronas (5.000 millones de euros). En cambio, la oposición conservadora ofrece bajar los impuestos. Sanandaji, pese a los eslóganes de campaña, no ve grandes diferencias entre ambos partidos y «algunos incluso sugieren que formen una coalición». «La tensión no se debe a esto, sino a que el sistema político está fragmentado con muchos partidos pequeños, el ascenso de los Demócratas Suecos antiinmigración y el fortalecimiento del antiguo Partido Comunista», explica.
A pesar de que Suecia se adentre en un terreno político desconocido los próximos meses, el investigador de IFN cree que no hay que exagerar las consecuencias para la séptima economía más competitiva del mundo. «Siempre existe el riesgo de que [la inestabilidad] perjudique, ya que ningún Gobierno puede llevar adelante una reforma o actuar de manera decisiva en una crisis», admite. «Sin embargo, se debe tener en cuenta que el Estado sueco es en gran medida autónomo y operará por sí solo, incluso sin un Gobierno fuerte o cualquier Gobierno», señala Sanandaji.
Una deuda privada récord
Con una burbuja inmobiliaria a punta de explotar, el economista Sanandaji señala la deuda privada como el mayor problema de la economía sueca. «Supera los 10.000 millones de coronas [1.000 millones de euros], lo que convierte al sector privado sueco en el sexto más endeudado del mundo en porcentaje del PIB». «La alta deuda privada es una fuente de inestabilidad independientemente de los precios de la vivienda», advierte. Esto hace que los hogares sean vulnerables a un nivel de riesgo mayor incluso si los precios de la vivienda no caen, como tasas de interés más altas o una recesión».
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