Economía
La economía mundial se estanca
Si el FMI estima que el PIB global avanzó un 3,1% durante el pasado año, el crecimiento en 2016 se mantendrá en niveles similares, del 3,2%.
La atonía de los emergentes, la ralentización de China, la crisis de Brasil, el desplome del petróleo... son muchas las incertidumbres que pesan sobre la economía mundial. Pero, ¿cuáles han sido los hitos más relevantes desde febrero de 2014? Hace dos años los mercados recibieron grandes dosis de medidas de relajación cuantitativa que han inflado una burbuja de deuda que heredarán las futuras generaciones. La estrategia consistió en mantener unos tipos de interés suficientemente bajos como para hacer frente a la carga del endeudamiento. Es decir, fingir contar con un plan creíble para ganar tiempo, pero sin abordar los problemas estructurales. De hecho, el FMI estima que el PIB mundial creció un 3,1% en 2015 –un 1,9% las economías avanzadas y un 4% las emergentes–. Y este año, a priori, el crecimiento se mantendrá en niveles similares, del 3,2%.
Mientras los consumidores estadounidenses abrían sus carteras, la economía europea continuó estancada en 2014. Además, amenazas como la subida del petróleo ponían contra las cuerdas la recuperación. Steen Jakobsen, economista jefe de Saxo Bank, recuerda que Europa se mostraba vulnerable; los déficits presupuestarios aumentaban y se alcanzaban acuerdos políticos negociados a puertas cerradas para ampliar los calendarios y las correcciones del déficit fiscal.
Estados Unidos, por su parte, necesitaba un crecimiento del 2,8% en el segundo trimestre de 2014 para mantener a 0 el avance en 2014, y Asia seguía pensando que podía gestionar un aterrizaje suave, «misión casi imposible». Si bien las medidas de relajación cuantitativa en Europa empezaban a dar sus frutos, la caída del euro y el descenso de las materias primas impulsaban la recuperación del Viejo Continente, aunque el hundimiento del barril a la postre hizo tambalear la economía mundial. Este año, sostiene Jakobsen, EE UU intenta volver a la normalidad con la subida paulatina de tipos, al tiempo que la economía europea continúa dopada como consecuencia de las medidas de estímulo implementadas desde el BCE por Mario Draghi.
Emergentes
Hasta principios de 2014, la estrategia de «alargar y disimular» puso en marcha un círculo vicioso, en el que la deuda denominada en dólares estadounidenses y emitida por los emergentes fue convertida en las divisas locales. No obstante, la subida del «billete verde» incrementó la carga del endeudamiento, pues se necesitaban más dólares para devolverla, e hizo bajar el precio de las materias primas, bienes de exportación esenciales de muchos emergentes, lo que se tradujo en una menor demanda y un menor crecimiento.
Así, los mercados emergentes han quedado muy tocados. Y resultan sumamente importantes para el avance y las exportaciones del mundo desarrollado, ya que son responsables de más del 50% del crecimiento mundial. En China, entre otras amenazas, preocupaba el coste de afrontar la deuda total. Además, tanto los bancos como las compañías y ciudadanos chinos partieron de la premisa equivocada de que podían confiar en un rescate público. El año pasado supuso un punto de inflexión para este escenario. Las dudas sobre el lento crecimiento del gigante asiático se empezaban a poner sobre la mesa, y comenzó a entenderse que su economía debía hacer una transición de su modelo de crecimiento hacia un sistema de estilo más occidental, liderado y conducido por la demanda.
En el verano de 2015, recuerda el economista jefe de Saxo Bank, el Banco Popular de China devaluaba el yuan y liberalizaba el mecanismo del tipo de cambio, porque siempre se ha dedicado a la liberalización de esta política con el objetivo de ampliar el uso de su divisa en las transacciones financieras globales con los socios comerciales. Pero tanto los índices bursátiles chinos como estadounidenses registraron caídas significativas. Las bolsas europeas, por su parte, se encontraban prácticamente planas, tras haber subido previamente más de un 20%.
Materias primas
Jakobsen explica que el levantamiento encabezado por ISIS en Irak provocó el aumento del precio del crudo Brent después de un primer semestre de 2014 en el que el barril se movía en un estrecho rango entre los 105 y 110 dólares. Los altos precios energéticos serían el factor clave para determinar el débil o nulo crecimiento de la economía global. El barril de Brent se movía en torno a los 130 dólares durante la primera parte de 2013, mientras que el crecimiento mundial se resentía.
La variable que pudo avivar la economía estadounidense en el primer trimestre de 2014 fue, paradójicamente, el consumo energético, sometido a presión por el aumento de los precios y el nulo crecimiento de los salarios. Tras un arranque de año prometedor, «las materias primas fueron el centro de una tormenta casi perfecta de aversión al riesgo durante el último trimestre de 2014. Los precios reaccionaban negativamente a la combinación de una mayor oferta y un dólar más fuerte en una época en la que el crecimiento de la demanda se reducía, especialmente en Europa y en China». A principios de 2014, el BCE puso en marcha una política monetaria tremendamente laxa para ofrecer liquidez a los bancos de la UE, y aprobó diferentes medidas para fomentar la llegada del crédito a la economía, incluidos los tipos de depósitos negativos. Draghi ha seguido la estela de la Fed, y asegura que continuará usando toda la munición disponible para ayudar a la recuperación de la economía europea.
Al otro lado del Atlántico, en la primera mitad de 2014 la Fed se mostraba muy partidaria de los tipos bajos. Pero los datos positivos de la economía estadounidense demostraban que las medidas de la Reserva Federal ya habían dado sus frutos, y que quizá era hora de volver a la normalidad. El cambio no llegó hasta finales de 2015. Después de más de una década daba el paso y subía su tasa de interés de referencia un cuarto de punto.
En el mercado de divisas el foco de atención desde mediados de 2014 ha sido la perspectiva de normalización monetaria de la Fed, en un entorno de bancos centrales partidarios de las rebajas de los tipos en la mayoría de las economías desarrolladas. Por otra parte, a medida que los mercados emergentes se han ido debilitando sus divisas han hecho lo propio, lo que significa que los tipos de interés han tenido que mantenerse elevados.
Si en 2014 predominaba la fortaleza del euro frente al dólar, la situación se ha ido dando la vuelta gracias a las medidas del BCE, que han depreciado la divisa comunitaria.
Europa avanza a velocidades distintas
Tras haber sufrido dos recesiones en cinco años, la eurozona se recupera progresivamente, con un crecimiento medio del 1,2% desde hace dos años. No obstante, avanza a distintas velocidades. Así, mientras que España crece por encima del 3%, Francia continúa estancada y Finlandia sigue degradándose. La eurozona retomó el crecimiento en el segundo trimestre de 2013, tras un año y medio de recesión. Y la tasa de desempleo empezó a bajar considerablemente a principios de 2014. Si bien ahora se sitúa alrededor del 12%, en diciembre llegó a bajar hasta el 10,4%. «Esta mejora debería continuar y seguir apoyando el consumo, factor que se mantiene como principal motor del crecimiento actual». Julien-Pierre Nouen, economista jefe de Lazard Frères Gestion, recuerda que el final de las políticas de austeridad también supuso un impulso al crecimiento. El débil rebote de la inversión en la eurozona se debe al nivel de incertidumbre que impera después de la crisis de los periféricos. La caída de la inflación en el otoño de 2014 impulsó la puesta en marcha de una política acomodaticia cuantitativa, por la que el BCE compra 80.000 millones de euros de activos cada mes.
Los planes de rescate de los diferentes países, excepto el griego, se llevaron a cabo con éxito en los dos últimos años. Más allá de la elección de Syriza en enero de 2015, que llevó a Grecia al borde del precipicio en julio –en una confrontación con los acreedores del país–, el auge de Podemos en España refleja la complejidad que arrecia sobre el contexto político. Durante los dos últimos años, la eurozona ha continuado curando sus heridas. Nouen resalta que la mejora de la coyuntura económica debería proseguir «para alejar las amenazas del populismo».
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